lunes, 1 de enero de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios: Lección 1

PRIMERA PARTE 

LECCIÓN 1 

Nada de lo que veo en esta habitación (en esta calle, desde esta ventana, en este lugar), significa nada.
Mira ahora lentamente a tu alrededor, y aplica esta idea de manera muy concreta a todo lo que veas:

2Esa mesa no significa nada. 
3Esa silla no significa nada. 
4Esta mano no significa nada. 
5Este pie no significa nada. 
6Esta pluma no significa nada. 

Luego mira más allá de lo que se encuentra inmediatamente alrededor tuyo, y aplica la idea dentro de un campo más amplio: 

2Esa puerta no significa nada. 
3Ese cuerpo no significa nada. 
4Esa lámpara no significa nada. 
5Ese letrero no significa nada. 
6Esa sombra no significa nada. 

Observa que estas expresiones no siguen ningún orden deter­minado, ni hacen distinción entre la clase de cosas a las que se aplican. 2Ése es el propósito del ejercicio. 3La afirmación debe apli­carse sencillamente a cualquier cosa que veas. 4Al practicar con la idea del día, hazlo con total imparcialidad. 5No trates de aplicarla a todo lo que se encuentre dentro de tu campo visual, pues estos ejercicios no deben convertirse en un ritual. 6Asegúrate solamente de no excluir nada en particular. 7Desde el punto de vista de la aplicación de la idea, una cosa es igual que cualquier otra. 

Las tres primeras lecciones no deben hacerse más de dos veces al día, preferiblemente una vez por la mañana y otra por la noche. 2No deben pasar de un minuto más o menos, a no ser que eso cause una sensación de premura. 3Una cómoda sensación de reposo es esencial. 


¿Qué me enseña esta lección? 

Me hace reflexionar sobre una facultad muy importante, la capacidad de ver. Normalmente, relacionamos esta acción con una función propia y característica de los ojos. Es gracias a ellos y a la aportación de la luz, que adquirimos la condición de percibir. Cuando experimentamos a través de estos órganos de percepción, por lo general, atribuimos lo percibido como una realidad, incuestionable, del mundo material. 

Sin embargo, seguro que todos hemos tenido experiencias adquiridas a través de la vista que no siempre nos ha llevado a conocer con certeza aquello que hemos creído ver con total nitidez. De ahí el refrán: “la vista engaña”, y no me estoy refiriendo, tan sólo a las ilusiones ópticas. 

Lo experimentado a través de la vista, parece dar seguridad a la personalidad egoica. Es más, el ego llega a negar aquello que no ve y, cuando esto ocurre, estamos adoptando el papel estelar de Santo Tomás, que tuvo que meter el dedo en la llaga de las heridas de Cristo para creer. 

Pero, la acción de ver no tan sólo queda circunscrita a la facultad de percepción de los ojos. Ver es también cuando percibimos algo con cualquiera de los sentidos o con la inteligencia (Diccionario de la RAE). De hecho un invidente, cuando se expresa de este modo: “veo que eres una persona íntegra”, en verdad, está transmitiendo un conocimiento, una profunda visión, de aquello que percibe internamente, mental o emocionalmente. 

Podríamos aventurarnos a cuestionar, ¿Cuáles de las dos visiones es más real o verdadera?

Teniendo en cuenta, la lección que estamos analizando, yo diría que aquella que proviene de la mente, pues es la Mente, el vehículo más elevado con el que contamos, pues nuestro "Cuerpo Mental", es el más cercano al Mundo de Dios. 

Es obvio que tenemos que purificar nuestros pensamientos, para que la Luz del Padre se manifieste en ellos, llevándonos a la percepción más pura, al verdadero Conocimiento. Estamos en el camino para lograr alcanzar esta meta o mejor dicho, para reencontrarnos con nuestro Principio, con nuestra verdadera Esencia. 

En este sentido, este ejercicio me enseña, invita a mi mente, a no interpretar, juzgar, a no aportar un valor, un significado a lo que percibo como real, pues no lo es, ya que todo lo material está sujeto al cambio, y lo verdaderamente real, es eterno.

Por otro lado, al no aportarle significado a lo que percibe mis ojos, se me ofrece la oportunidad de decidir la acción sin influencia emocional o perceptiva. Las cosas son como son y no como yo creo que son. Aprendo a no juzgar y, con ello, evito condicionar mi estado anímico.


Ejemplo guía: "El comportamiento de nuestro hijo nos desespera"

Cuando esto ocurre, es una experiencia muy común en la mayoría de las familias, nuestra respuesta se encuentra condicionada por el modo en cómo vemos las cosas. Estamos siendo testigos de un comportamiento y nuestra mente lo juzga, determinando de este modo una reacción que, al ser compartida, expresada, nos conducirá a experimentar una vivencia de conflicto padre-hijo. Esa es nuestra respuesta habitual. 

Ahora bien, si aplicamos a esta experiencia, las enseñanzas de esta primera Lección, ¿Cómo actuaríamos? ¿Juzgaríamos lo que vemos si verdaderamente no es real? ¿Para qué estamos experimentando esa visión? ¿Para qué nuestra mente proyecta fuera esa vivencia? 

Reflexión: ¿Estás seguro de que lo que crees ver con tus ojos es la realidad o lo que crees ver es el significado que le da tu mente?

No hay comentarios:

Publicar un comentario