Ejemplo-Guía: "¿Qué "palabra" compartimos con el mundo?
El uso de la palabra procede de la necesidad de identificar y reconocer las cosas. A través de la palabra estamos dando nombre y estamos otorgando entendimiento a lo que proyectamos desde nuestra mente. Nadie le dijo al hombre, esto que ves aquí se llamará piedra y, esto otro, se llamará agua.
Nos cuentan los textos sagrados, que hubo un tiempo en el que los hombres hablaban una misma lengua, pero esto fue así hasta el episodio de la construcción de la "torre de Babel":
De acuerdo con la Biblia
(principal fuente de los relatos), Dios, para evitar el éxito de la
edificación, hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes idiomas
(dando lugar al origen de los diferentes idiomas), y se dispersaran por toda la
Tierra.
Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres en su emigración hacia oriente hallaron una llanura en la región de Sena-ar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego». Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: «Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no estemos más dispersos sobre la faz de la Tierra».
Mas Yahveh descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando y dijo: «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros». Así, Yahveh los dispersó de allí sobre toda la faz de la Tierra y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamó Babel, (balbuceo) porque allí confundió Yahveh la lengua de todos los habitantes de la Tierra y los dispersó por toda la superficie (Génesis 11:1-9).
Toda esta simbología recogida en los textos sagrados, nos enseña el hecho de cómo los deseos del ego de "imitar" a Dios, le lleva a perder la condición de Unidad y da lugar a la división.
La palabra se convierte en el canal a través del cual expresamos nuestro pensamiento. Si ese canal lo utilizamos para expresar la Palabra de Dios, es decir, somos Uno, Puros y Santos, tal y como Él nos ha creado, estaremos propiciando la unificación de los múltiples idiomas que personifican nuestro actual estado de separación.
Si utilizamos la palabra para dar identidad a nuestra propia división interna, cada vez seremos más raciales y crearemos líneas fronterizas para salvaguardar y proteger nuestros miedos y nuestros temores. Sobre este tema podríamos escribir largo y tendido, pero creo que no merece la pena hacerlo real, cuando tenemos la oportunidad de sembrar la verdadera Palabra de Dios: viendo la Unidad.
Reflexión: "Dar la Palabra de Dios, es compartir la Verdad de lo que realmente somos"
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