ALADIAH (Dios Propicio)
Nombre Sagrado: Aleph-Lamed-Daleth-Yod-He.
Lelahel pertenece al Coro de
los Querubines, Ángeles al servicio del Séfira Hochmah-Amor.
Por su vinculación
sefirótica con la Esfera de Hochmah donde expresa las cualidades de Binah-Saturno, extrae la
condición que le permite ser portador de la Gracia Divina.
Su vinculación numérica -10-,
lo relaciona con el Séfira Kether, de donde extrae la Esencia llamada Unidad.
Las aportaciones del Ángel Aladiah,
son las siguientes:
- Curación de enfermedades.
Regeneración moral.
- Inspiración para
llevar una empresa a un resultado feliz.
- El perdón de las
malas acciones cometidas (errores).
- Buenas
relaciones sociales, contacto con gente influyente.
- Protege contra
la negligencia y el descuido en la salud y los negocios.

Por un lado Hochmah, que
representa el Rostro Amoroso del Padre. En Hochmah, la cualidad de la Unidad
adopta los ropajes del Amor Incondicional. Esta es la razón por la que el Amor
tiene el don de unificar. En Hochmah, la Luz de Kether-Padre va por dentro, se
interioriza y, cuando nuestra naturaleza es capaz de vibrar al unísono con este
Centro, nos sentiremos preñado por esa Luz, propiciando la Sabiduría. Hochmah
actúa en nuestras vidas, integrando el Fuego y el Agua, esto es, la Luz y las
Tinieblas, de modo, que las emociones acepten ser la depositaria de la
Luz-Unidad.
Por otro lado, Binah-Saturno,
que representa el Centro de la Inteligencia Activa, donde emana toda Ley y Reglamento.
Binah es el rostro legislativo de la divinidad. A través de Jehová, nos enseña
a comportarnos de acuerdo a las Leyes Cósmicas.
Ya sabemos, que la Humanidad,
al hacer uso de su Libre Albedrío, alteró el Programa Divino, lo que le llevó a
fabricar una realidad paralela a la establecida por el Creador. Ese proceso
llevó a la personalidad mundana –ego- a identificarse con el rigor como vía de
aprendizaje y de toma de conciencia. Desde este punto de vista, Binah, aparece
como la Ley de Causa y Efecto, la Ley del Karma.
Por último, Kether. Aladiah
es el Ángel número 10 y, 10 = 1. Podemos decir, que en esta ocasión, Aladiah es
la “puerta” que nos conduce al retorno con la Unidad. El número 10 está
vinculado con los 10 Centros que forman el Árbol Cabalístico. En este sentido,
estaría relacionado con Malkuth, el Séfira que representa al Mundo Material. El
axioma hermético “Cómo arriba es abajo y viceversa”, está representado por esta
vinculación Kether-Malkuth, entre Dios y su Creación. Con el 10, podemos
decir que Dios se hace tangible a través de la manifestación de la Madre
Tierra. Los sabios siempre han dicho que la grandeza de la Obra de Dios la
podemos encontrar en un grano de arena.
¿A qué llamamos Gracia
Divina?
Esta condición se prodiga
poco en la naturaleza humana. La naturaleza del hombre se encuentra
identificada con el mundo que le rodea y le atribuye la máxima realidad a todo
cuanto puede percibir, tocar, medir… Esa identificación le ha llevado a adoptar
la creencia de que es, el cuerpo que percibe, negando cualquier vinculación con
su verdadero origen espiritual.
El ego o personalidad
material, se siente un ser separado de su creador y del resto de la Filiación;
se siente culpable por el resultado de sus elecciones y da un significado
redentor a la experiencia del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad, del
castigo.
La Gracia Divina, en cambio,
es la visión de que no existe culpa alguna. Es una condición más elevada que el
perdón, pues al no ver el pecado, no tiene necesidad de perdonar.
Desde este punto de vista,
Aladiah, nos limpia, nos purifica, nos cura, nos eleva, propiciando nuestro
retorno a la conciencia de Unidad. Diremos, que cuando Aladiah se manifiesta en
nuestras vidas, experimentaremos un verdadero milagro; nos curaremos de una
manera sorprendente, inesperada. Es evidente, que para que este hecho se
produzca, Aladiah debe encontrar en nuestro interior la morada donde depositar
su Gracia Divina, es decir, debe encontrar en nosotros, una voluntad activa por
retornar al estado de la Unidad.
Nos refiere Kabaleb a este
respecto: “La Gracia de Dios va más allá de la misericordia porque perdona y
absuelve sin necesidad de arrepentimiento ni de cambio en nuestra actitud. Es
como si Dios, nuestra divinidad interna, después de haber bajado al infierno
del mundo material a través de los nueve escalones anteriores, dijera:
"tal y como están las cosas, entiendo que mi yo material destroce y aniquile,
vamos a hacer como si nada hubiera ocurrido y que todo prosiga sin el paso del
pasado”.
Aladiah, nos ofrece una
nueva oportunidad para que se produzca el reencuentro con la Luz. No tiene en
cuenta nuestros errores, pues no cree en el error. Tan sólo, nos arropa, nos
abraza y en ese cálido encuentro, nos susurra dulcemente: “Levántate; eres un
Ser Puro y Perfecto. Actúa según tu condición. Eres Hijo de la Luz”
¡Qué la Luz sea contigo!
Si deseas comunicarte con Aladiah,
te dejo un enlace donde comparto la Plegaria y Exhorto elaborada, de una manera
inspirada, por Kabaleb.
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