jueves, 29 de febrero de 2024

Capítulo 1. VI. La ilusión de las necesidades

 VI. La ilusión de las necesidades.


1. Tú que quieres la paz sólo la puedes encontrar perdonando completamente. 2Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que de alguna manera lo necesita. 3Si bien en la creación de Dios no hay carencia, en lo que tú has fabricado es muy evidente. 4De hecho, ésa es la diferencia fundamental entre lo uno y lo otro. 5La idea de carencia implica que crees que estarías mejor en un estado que de alguna manera fuese diferente de aquel en el que ahora te encuentras. 6Antes de la "separación", que es lo que sig­nifica la "caída", no se carecía de nada. 7No había necesidades de ninguna clase. 8Las necesidades surgen debido únicamente a que tú te privas a ti mismo. 9Actúas de acuerdo con el orden particu­lar de necesidades que tú mismo estableces. 10Esto, a su vez, depende de la percepción que tienes de lo que eres.


La primera afirmación recogida en este punto del Texto nos sitúa en el escenario en el que sentimos la necesidad de "encontrar" la paz. La lógica nos lleva a determinar que para encontrar algo es preciso que previamente se haya producido una pérdida, y ello, en un sentido más profundo, nos revela que para ser consciente de que hemos perdido algo es preciso que seamos consciente de que somos poseedores de ello. Conclusión, si añoramos la paz, si buscamos ese estado, lo que realmente estamos expresando es nuestra voluntad de retornar al "estado" de nuestro "origen" en el que Somos Uno con nuestro Creador. 

La cuestión que puede suscitar nuestra mente es: ¿por qué creemos que hemos perdido esa paz? ¿por qué nos creemos separados de nuestro Creador? La respuesta se recoge en el Texto con el que hemos iniciado este escrito: "Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que de alguna manera lo necesita". En efecto, el Hijo de Dios, creado a Imagen y Semejanza del Padre, dotado de Su misma Esencia, tiene la potestad de hacer uso de la Voluntad, de la Mente, y la visión de su fabricación le lleva a la creencia de que la carencia es un estado natural de la existencia. Esa idea de carencia despierta el potencial del "deseo" y es ese impulso motor el que dirige todas las iniciativas en busca de encontrar el "estado" de compleción con su Creador.

La falsa creencia de estar separado de su Padre, de haber sido expulsado del Paraíso dispuesto por El para Su Hijo, da lugar a la culpa, y como consecuencia de ello, a la falta y carencia de "paz". Nos describe el Curso que el encuentro con esa paz tan solo es posible si aplicamos el perdón. Perdonar se convierte en la llave que nos abre la puerta que nos conduce al retorno a nuestro verdadero Hogar.

Cualquier experiencia en la vida que nos lleve a un estado de sufrimiento y dolor debe inducirnos a buscar el deseo que nos ha llevado a querer que las cosas sean diferentes a cómo se nos presentan. Detrás de ese deseo se oculta la creencia en la separación y en la carencia. Ponerle fin a esa situación tan solo es posible cuando decidimos perdonar ese impulso y aplicarlo en nuestras relaciones.


2. La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensa­ción de estar separado de Dios. 2Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad, percibiéndote así a ti mismo como alguien necesi­tado. 3La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. 4A medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se vuelven una. 5Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción unificada porque ello elimina todo conflicto.

En este punto de la Enseñanza se revela, aunque de una manera difusa, la actual constitución de la naturaleza humana. Muchos autores versados en el saber Esotérico nos hablan de que el hombre es parte material, parte emocional/mental y parte espiritual, o lo que es lo mismo, es un Triple Cuerpo: Espíritu, Mente y Materia.

Es a esto a lo que se refiere el Texto cuando nos anuncia que nos habíamos fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. Esos "cuerpos" no están integrados en una idea de Unidad. La falta de integración entre los Cuerpos Superiores lleva al cuerpo físico a expresar esa carencia con lo que se conoce como enfermedad. Cuando existe coherencia entre los diferentes cuerpos, el estado que expresa el cuerpo físico da lugar a la salud.

El cambio de creencia en la separación con nuestro Padre, nos llevará de un estado de carencia a un estado de abundancia y plenitud.

3. La idea de un orden de necesidades, que proviene del error original de que uno puede estar separado de Dios, requiere corrección en su propio nivel antes de que pueda corregirse el error de percibir niveles. 2No te puedes comportar con eficacia mientras operes en diferentes niveles. 3Sin embargo, mientras lo hagas, la corrección debe proceder verticalmente, desde abajo hacia arriba. 4Esto es así porque crees que vives en el espacio, donde conceptos como "arriba" y "abajo" tienen sentido. 5En última instancia, ni el espacio ni el tiempo tienen ningún sentido. 6Ambos son meramente creencias.

El error original que se convierte en la causa a la que ha dado lugar la creencia en la separación y a la identificación con diferentes "cuerpos" o niveles, debe ser corregida en su propio nivel, esto es, en el mental. Sin embargo, nos advierte el Curso, que mientras esto ocurre, es decir, mientras se adquiere el suficiente control sobre la mente, la corrección debe proceder verticalmente, desde abajo hacia arriba. 

¿Qué significa esto? El abajo, se está refiriendo al cuerpo más inferior, el físico, mientras que el de arriba, es el cuerpo mental. Esta es la razón por la que el escenario material se ha convertido en el laboratorio donde debemos destilar la "verdad" y este hallazgo lo facilita la experiencia, la vía de la conciencia.

Aprovecha el Curso para advertirnos, que si bien en el mundo de percepción en el que hemos depositado nuestra creencia, la recomendación anterior es válida, en verdad, es así porque creemos que vivimos en el espacio temporal y ello, es una ilusión.

4. El verdadero propósito de este mundo es usarlo para corregir tu incredulidad. 2Nunca podrás controlar por ti mismo los efectos del miedo porque el miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer en lo que has inventado. 3En actitud, pues, aunque no en contenido, eres como tu Creador, Quien tiene perfecta fe en Sus creaciones porque Él las creó. 4Creer en algo produce la aceptación de su existencia. 5Por eso puedes creer lo que nadie más piensa que es verdad. 6Para ti es verdad porque tú lo fabricaste.

Ya decíamos en el apartado anterior que el cuerpo físico en su manifestación en el mundo material, nos permitirá tomar conciencia de la verdad. Este punto, nos recuerda que el verdadero propósito de dicho mundo es usarlo para corregir nuestra incredulidad.

La única manera que tiene el arquitecto de conocer si lo diseñado en los planos es correcto es llevando ese diseño al nivel físico, es decir, construyéndolo. De la experiencia sacará conclusiones que le ayudarán a perfeccionar futuros edificios. De la misma manera, nuestras acciones deben reportarnos ese fruto y permitirnos recordar lo que creemos haber olvidado: Somos Hijos de Dios.


5. Todos los aspectos del miedo son falsos porque no existen en el nivel creativo y, por lo tanto, no existen en absoluto. 2En la medida en que estés dispuesto a someter tus creencias a esta prueba, en esa misma medida quedarán corregidas tus percepciones. 3En el proceso de separar lo falso de lo verdadero, el milagro procede de acuerdo con lo siguiente:

4El amor perfecto expulsa el miedo.
5Si hay miedo, es que no hay amor perfecto.
6Mas:
7Sólo el amor perfecto existe.
8Si hay miedo, éste produce un estado que no existe.


9Cree esto y serás libre. 10Sólo Dios puede establecer esta solución, y esta fe es Su don.

Si el miedo existiese en el nivel creativo, en el nivel de las Causas, tendríamos que reconocer que su autoría formaría parte de la Condición de nuestro Creador. Pero ya sabemos que ello no es así, que la creencia en el miedo, es un falso pensamiento fabricado por el Hijo de Dios y que condiciona y tiñe de oscuridad el paisaje en el que cree existir.

Tomar consciencia de nuestra divinidad exige un cambio de pensamiento. No podemos seguir identificados con los ropajes de los cuerpos inferiores sin ser víctimas de sus propias leyes. El odio suscita odio; el sufrimiento suscita dolor; el miedo, suscita carencia. Reconocer nuestra autoría del falso diseño de la creencia en la separación, nos llevará igualmente a negar los efectos del miedo y su proyección.

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