jueves, 4 de diciembre de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 338

LECCIÓN 338

Sólo mis propios pensamientos pueden afectarme.

1. Con este pensamiento basta para dejar que la salvación arribe a todo el mundo. 2Pues es el pensamiento mediante el cual todo el mundo por fin se libera del miedo. 3Ahora cada uno ha aprendido que nadie puede atemorizarlo, y que nada puede amenazar su seguridad. 4No tiene enemigos, y está a salvo de todas las cosas externas. 5Sus pensamientos pueden asustarlo, pero, puesto que son sus propios pensamientos, él tiene el poder de cambiarlos sustituyendo cada pensamiento de miedo por un pensamiento feliz de amor. 6Se crucificó a sí mismo. 7Sin embargo, Dios planeó que Su Hijo bienamado fuese redimido.

2. Padre mío, sólo Tu plan es infalible. 2Todos los demás fracasarán. 3tendré pensamientos que me asustarán hasta que aprenda que Tú ya me has dado el único Pensamiento que me conduce a la salvación. Sólo mis propios pensamientos fracasarán, y no me llevarán ninguna parte. 5Mas el Pensamiento que Tú me diste promete conducirme a mi hogar, porque en él reside la promesa que Tú le hiciste a Tu Hijo.


¿Qué me enseña esta lección? 

Hemos sido creados a Imagen y Semejanza de nuestro Creador, lo que significa que somos portadores, a nivel potencial, de Sus mismos atributos.

Dios nos ha creado expandiendo Su Mente, por lo que podemos decir que somos fruto de Su Pensamiento.

En verdad, el Hijo de Dios ha seguido ese mismo patrón creador, en la medida en que todo cuanto ha fabricado en este mundo tridimensional encuentra su origen en el pensamiento.

El arquitecto empieza a diseñar su futura construcción a partir de una idea, que va tomando fuerza con el aporte de la emoción y los deseos. Decimos: "Me gusta la idea, me encanta el proyecto". De la combinación de la idea original y el deseo nace la proyección en el plano, configurando el diseño. En esta etapa, el proyecto se convierte en el anticipo teórico de lo que será la construcción.

Llegados a este punto, podríamos decir que el creador expande su pensamiento al dar forma a la imagen de lo ideado. Hasta entonces, la obra sigue siendo parte de él. Pienso en esto porque me recuerda a lo que vivió el Hijo de Dios antes de separarse o sentir que se separaba de su Creador. La obra, el hijo, aún habita en su pensamiento, el cual desarrolla la capacidad de proyectarse en una imagen (no tangible), en un diseño.

El arquitecto decide alcanzar el siguiente paso: dar forma material a su idea. Podría haberse conformado con la experiencia aportada por el diseño, pero la construcción le permitirá conocer si lo que imaginó, si lo diseñado, es correcto o tiene fallos. Es decir, decide experimentar para confirmar que sus pensamientos eran correctos.

Esa última decisión ha sido interpretada por el Hijo de Dios como pecado y con ello podríamos entender que tal decisión le llevó a no conformarse con la enseñanza teórica, sino que apostó por corroborar que la enseñanza era correcta. Es evidente que no era necesaria tal demostración, pero esa fue la aportación del Hijo de Dios: hacer tangible y al mismo tiempo temporal la evidencia de la verdad.

Con todo ello, trato de testimoniar a favor de la afirmación: Todo lo creado a nivel material responde a un pensamiento.

Es nuestra elección que una cuestión nos afecte o no. Es nuestra elección, siempre, ver las cosas de una manera u otra. Yo elijo ver la que me aporte felicidad y alegría.


Ejemplo-Guía: "¿Somos conscientes de que fabricamos nuestra realidad con nuestros pensamientos?

Lo planteo como una pregunta, pues la respuesta nos revelará nuestro nivel de conciencia en lo referente a la implicación en los acontecimientos que nos ocurren, en lo que llamamos vida.

A veces creemos que lo que nos sucede es producto del azar o la casualidad. Jamás aceptaríamos que, especialmente cuando la experiencia es negativa, la causa pueda estar en nosotros mismos. Nos repetimos: las cosas pasan porque así tiene que ser. Esta es la visión que nos ofrece el sistema de pensamiento del ego, sustentado en la percepción y en la separación entre causas y efectos.

¿Quién nos obliga a creer una cosa u otra? Me he hecho esta pregunta tantas veces. Es una idea que me resulta profundamente atractiva, quizá porque siempre he sentido que el ser humano es el único creador del mundo que percibe.


Si pudiéramos mantener la conciencia despierta de forma constante, siguiendo los efectos que provocan nuestros pensamientos desde que surgen hasta que se transforman en experiencia, como lo haría un diseñador o un arquitecto, quizá no nos quedaría más opción que aceptar que todos nuestros pensamientos, emociones y sentimientos poseen un enorme poder creador que se manifiesta en distintos niveles. 
Se podría decir que, así como un edificio es la imagen cristalizada de la idea concebida por un arquitecto, nuestras percepciones y experiencias son manifestaciones proyectadas por nuestra mente. En este sentido, las enseñanzas de UCDM señalan que lo que vemos es lo que deseamos, y deseamos aquello en lo que creemos.

¿De qué nos sirve saber que participamos plenamente en cada experiencia que vivimos? ¿Cómo actuaremos al ser conscientes de que solo nuestros propios pensamientos pueden afectarnos?

¿Nos libraríamos del miedo? ¿Nos libraríamos de la culpa? ¿Dejaríamos de atacar para protegernos? ¿Dejaríamos de sufrir? ¿Dejaríamos de condenar?

Seguro que muchos os identificaréis con la siguiente experiencia:

"M es el marido de F, y lleva una vida feliz con su pareja, pero desde hace un tiempo acá, viene observando un comportamiento extraño en ella. En su imaginación, M no puede evitar que le surja la duda. Lo primero que piensa es que su compañera le está ocultando algo y que todo ese extraño comportamiento se debe a que lo está engañando.
A M le resulta incómodo tener esos pensamientos, pero no puede evitarlo. Con cada gesto de F, sus dudas se acrecientan. No se atreve a decirle nada por no dar muestra de ser un desaprensivo. En ese momento recuerda que siempre ha defendido que nunca ha sentido celos, pero aquella situación era la evidencia de que estaba ocultando su debilidad emocional. Se siente mal y prefiere evitar esa conversación aclaratoria. Decidió finalmente guardar silencio y seguir recreándose en los pensamientos que cada vez le producían más dolor.
Al día siguiente, F sorprende a M con una fiesta sorpresa. Durante los últimos días, todos sus extraños gestos respondían a acciones con el único propósito de preparar aquella muestra afectiva. Cuando M toma consciencia de que todo cuanto había vivido en los últimos días respondía a una fabricación, a una invención de su mente, decidió tomar buena nota para no volver a vivir un error semejante".

Todos nos enfrentamos, a diario, a los efectos de nuestros pensamientos. En estos momentos, tú y yo lo estamos haciendo. Si te paras un momento y te centras en lo que piensas, te darás cuenta de ello.

Nuestra mente siempre está activa y gran parte de su potencial sigue siendo un misterio. Estamos aprendiendo a usarla, y por mi experiencia sé que la paciencia es clave en ese proceso. Algo que me ayuda en los momentos más intensos es entregar al Espíritu Santo la situación que percibo, para que me permita verla con la Visión Crística. Así, dejo de lado la habitual perspectiva del ego, que se resiste con todas sus fuerzas a perder el control. Es la elección de hacer una pausa y guardar silencio.


¿Cómo enseñamos a un niño a caminar? Dejándolo dar sus primeros pasos. Pronto será capaz de mantenerse erguido y caminar con confianza.

Reflexión: El enemigo es creado por nuestros pensamientos.

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