martes, 16 de abril de 2019

Génesis: "El Despertar del Ser" - 16ª parte -

La Caída I.

Traducción Convencional: “Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yavé Dios, dijo a la mujer: ¿Conque os ha mandado Dios que no comáis de los árboles todos del paraíso?”.

Pasemos a la traducción de Fabre d´Olivet: Mientras tanto, Nahash, el ardor cupido, envidioso, interesado, egoísta, serpenteando en el corazón del hombre, era la pasión que arrastraba la vida elemental, el principio interior de la Naturaleza, obra de Jehová. Y esta pasión insidiosa dijo a Aisha, la facultad volitiva de Adam: ¿por qué os ha recomendado, Él-los-Dioses, que no os alimentéis de toda la substancia de la esfera orgánica?”.

Una vez más, es de manos de la traducción realizada por Fabre d´Olivet, que conseguimos comprender un pasaje, que se nos presenta cuanto menos pintoresco, donde hace aparición uno de los personajes más repulsivos de la creación: la serpiente.

La versión convencional, nos indica que se trata de la más astuta de cuantas bestias habitaba en el campo, y atribuye su creación a Jehová. Pero esta correspondencia no es correcta, pues esa “serpiente” no es, ni mucho menos, un animal. Se trata de Nahash (Noum-He-Schin), el ardor cupido, envidioso, interesado, egoísta, que serpentea en el corazón del hombre, como serpentean los Luciferianos hospedados en nuestra columna vertebral, desde la que ejercen el control de nuestro sistema muscular y nervioso.

Ya nos hemos referido a estas Entidades pertenecientes a la Oleada de Vida Angélica y decíamos que en un momento decisivo de su evolución, se negaron a realizar el Trabajo de integración de los Elementos Fuego y Agua. Esto les llevó a quedar “rezagados” con respecto a su Oleada de Vida y se vieron postergados al Abismo.

La Oleada de Vida Angélica pertenece al Acto Creador de otro Elohim, por lo que no podemos asignar su filiación al Dios de nuestro Sistema Solar. Por lo tanto, no podemos afirmar que esa “serpiente” fuera creada por Jehová.

Al llegar al 4º Día de la Creación, en el que nos encontramos, los Luciferes se vieron despegados de la Oleada de Vida Angélica. No podían funcionar en un Cuerpo Vital, como lo hacen los Ángeles, pero eran demasiado avanzados para funcionar en un cuerpo físico como nosotros.
Necesitando, sin embargo, un órgano físico para su trabajo evolutorio, se alojaron en la columna vertebral del hombre, dirigiéndonos, en nuestro desarrollo espiritual, a través de ella. Su cabeza toca nuestro cerebro y su cola limita con nuestro órgano sexual.

Cuando traducimos el nombre de Nahash (Noum-He-Schin),  y desciframos las letras que componen su nombre, observamos que el Noum, el Principio de la máxima individualidad, deja su impronta en las características de esta Entidad, lo que nos está desvelando, que son expertos en el conocimiento del mundo material. Será gracias al estrecho lazo que establecimos con los Luciferes que el Hombre despertó a su propia conciencia individual, dando lugar a la naturaleza del ego.

El Noum se convierte en el estímulo que inoculó el ardor cupido de Nahash para que Aisha, la Facultad de Comprender, sintiese el deseo por “conocer” las apetencias de ese nuevo fruto, el que le ofrecía el placer del goce material.

El He, viene a indicarnos que ese ardor que nos impulsa a gozar de los placeres del mundo material, seduciría nuestra naturaleza “Agua”, es decir, nuestra naturaleza emocional, nuestros deseos, induciéndonos a “gestar” esa pasión en nuestro interior.

El Schin, nos promete un final feliz, esto es, existirá comunicación con nuestra divinidad, pero es evidente, que mientras el Schin de Jesús, nos lleva al camino de la Salvación a través del Amor, el Schin de Nahash, nos llevará a la Salvación, pasando previamente, por el mundo de perdición.

Si aplicamos las correspondencias numéricas a cada una de estas letras, obtendremos su representación cabalística, si la ubicamos en el Árbol Cabalístico. El Noum numéricamente es 14 = 5; el He es 5 y el Schin es 21 = 3. Tendríamos pues, Gueburah por dos veces y Binah. Es decir, Nahash está representando la Columna de la Izquierda o lo que es lo mismo, la Senda del Rigor, donde la conciencia se adquiere por la vía del dolor.
La suma de todas sus letras nos lleva a una cifra muy significativa desde el punto de vista espiritual, 40. Ese periodo representa un tiempo de cuarentena, que sin duda es necesario para reconquistar la condición espiritual de la que se gozaba en el “paraíso”. 40 = 4, y el cuatro es Hesed, el Centro donde que expresa la Tierra de Miel y Leche dispuesta para ser habitada por el Hijo de Dios, esto es, el Edén, donde el Hombre cuenta con los Poderes Divinos dispuestos para su evolución.

Antes de continuar con el siguiente punto, me gustaría compartir las enseñanzas transmitidas por Max Heindel, con relación a este pasaje:

Anteriormente a la Caída, la conciencia no estaba enfocada en el Mundo Físico. El hombre estaba inconsciente de la propagación, del nacimiento y de la muerte. Los Ángeles que tenían a su cargo y trabajaban el cuerpo vital (el medio de propagación) regulaban la función procreadora y juntaban los sexos en ciertas estaciones del año. Entonces  el  período  de  la  gestación  no  ocasionaba molestia alguna y el parto se hacía sin dolor, estando sumergidos los padres en un sueño profundo. El nacimiento y la muerte no implicaban soluciones de continuidad en la conciencia.

Su conciencia estaba dirigida directamente hacia adentro. Percibía las cosas físicas de una manera espiritual, como cuando las percibimos en sueños, en cuyo momento todo lo que vemos está dentro de nosotros mismos.

Cuando "sus ojos fueron abiertos" y su conciencia fue dirigida hacia afuera, a los hechos del Mundo Físico, se alteraron esas condiciones. La propagación fue dirigida no por los Ángeles, sino por el hombre, quien ignoraba  la  operación  de  las  fuerzas  solares  y  lunares.  Y también abusó de la función sexual, empleándola para gratificar sus sentidos, siendo el resultado de todo esto que el dolor acompañó el proceso de la gestación y nacimiento. Entonces su conciencia se locali en  el  Mundo  Físico,  si  bien todas  las  cosas  no  se  le aparecieron con nitidez hasta la última parte de la Época Atlante. lo entonces comenzó a conocer la muerte debido a la solución de continuidad que se producía en su conciencia cuando pasaba a los mundos superiores después de morir y cuando retrocedía al Mundo Físico para renacer.

La apertura de sus "ojos" se efect de la siguiente manera: Recordaremos que cuando se separaban los sexos, el macho se convirtió en una expresión de la Voluntad, que es una parte de la doble fuerza anímica (del alma); expresando la hembra, por su parte, la Imaginación.

Esas dos fuerzas, Voluntad e Imaginación, son ambas necesarias para la propagación de los cuerpos. Desde la separación de los sexos, una de esas dos fuerzas permanece, sin embargo, con cada individuo, y únicamente la parte que se da es utilizable para la generación. De ahí la necesidad para el ser unisexual que expresaba una sola clase de fuerza anímica, de unirse a otro que expresara la fuerza anímica complementaria. Además,  la parte de fuerza anímica no utilizada en la propagación es utilizable para el crecimiento interno. Mientras el hombre empleara totalmente la doble fuerza sexual para la generación, no poda realizar nada en el sentido de crecimiento anímico propio. Pero desde entonces la parte no empleada mediante los órganos sexuales ha sido apropiada por el espíritu para construir el cerebro y la laringe para su expresión.

Así seguía construyendo el hombre durante la última parte de la Época Lemúrica y los primeros dos tercios de la Época Atlante, hasta que, por medio del ya mencionado empleo de la mitad de su fuerza sexual, se convirtió en un ser pensante, razonador, completamente consciente.

En el hombre, el cerebro es el eslabón entre el espíritu y el mundo externo. Los Ángeles pertenecen a una evolución diferente y no han estado nunca aprisionados en un cuerpo tan denso y pesado como el nuestro. Aprendieron a obtener conocimiento sin necesidad de cerebro físico. Su vehículo inferior es el cuerpo vital.

El espíritu, por medio de una parte de la fuerza sexual dirigida hacia adentro, construye el cerebro para ir atesorando el conocimiento del Mundo Físico, y la misma fuerza se sigue empleando para alimentar y seguir construyendo el cerebro hoy en día. La fuerza estará mal empleada mientras el hombre la conserve, pues debería salir para procrear, pero el hombre la retiene con propósitos egoístas. No sucede así con los Ángeles. Estos no han experimentado división alguna de sus poderes anímicos, y, por lo tanto, pueden exteriorizar su doble fuerza anímica sin reservarse nada egoístamente.

La fuerza que se exterioriza con el propósito de crear otro ser es Amor. Los Ángeles exteriorizan todo su amor sin egoísmo o deseo de compensación, fluyendo así la Sabidua en ellos.

El hombre exterioriza únicamente parte de su amor: El resto lo guarda egoístamente y lo emplea para construir sus órganos internos de expresión, para mejorarse a sí mismo; de suerte que su amor es egoísta y sensual. Con una parte de su poder anímico creador, ama interesadamente a otro ser porque desea la cooperación en la procreación. Con la otra parte de su poder anímico creador, piensa (también por razones egoístas), porque desea conocimientos.

Los Ángeles aman sin deseo, pero el hombre tuvo que pasar por el egoísmo. Debe desear y trabajar interesadamente para adquirir sabiduría, a fin de que pueda alcanzar en un escalón más elevado, el desprendimiento de todo interés.

Los Ángeles lo ayudaron a propagarse aún después de la subversión de parte de la fuerza anímica. Lo ayudaron también a construir el cerebro sico, pero no tenían conocimiento alguno que pudiera ser transmitido por su intermedio, porque no sabían mo usar tal instrumento y no podía hablar directamente a un ser con cerebro. Todo lo que ellos podían hacer era dirigir la expresión sica del amor del hombre y guiarlo a través de las emociones de una manera amante e inocente, salvando así al hombre del dolor y sufrimiento incidental que el ejercicio de las funciones sexuales podía producirle haciéndolo sin sabidua.

Si este régimen hubiera subsistido, el hombre hubiera seguido siendo un autómata guiado por Dios, y nunca se haba convertido en una personalidad, un individuo. El que se haya convertido en individuo ha sido debido a una clase de entidades mucho más malignas, llamadas los Espíritus Luciferes.

Estos espíritus eran una clase de rezagados de la oleada de vida de los Ángeles. En el Período Lunar se encontraban mucho más allá de la gran masa de aquellos que actualmente son nuestra más avanzada humanidad. No han progresado tanto como los Ángeles, que eran la humanidad adelantada de la Luna; pero, sin embargo, estaban mucho más avanzados que nuestra humanidad actual, y, por lo tanto, era imposible  para  ellos  tomar  un  cuerpo  denso  como  el  que  hemos tomado nosotros; no obstante, no podían tener conocimiento sin un órgano interno, un cerebro físico. Estaban, por decirlo así, a mitad de camino entre el hombre, que tiene cerebro, y los Ángeles, que no necesitan nada. En una palabra, eran semidioses.

Se encontraban, pues, en una situación muy seria. El único camino que podían encontrar para expresarse a sí mismos y adquirir conocimientos era usar el cerebro físico del hombre, pues podían hacerse comprender por un ser físico, dotado de cerebro, lo que no podían hacer los Ángeles.

Como ya dijimos, en la última parte de la Época Lemúrica el hombre no  podía  ver  el  Mundo  Físico  tal como  lo  vemos  actualmente nosotros. Para él el Mundo del Deseo era mucho más real. Tenía la conciencia de sueño con ensueños del Período Lunar: Una conciencia pictórica interna; pero estaba inconsciente del mundo exterior. Los Luciferes no encontraban dificultad alguna en manifestarse a esa conciencia interna y llamar su atención hacia su forma exterior, la que antes no había percibido. Le enseñaron mo podía dejar de seguir siendo  simplemente el  esclavo  de  los poderes  exteriores,  y como podría convertirse en su propio dueño y señor y parecerse a los dioses "conociendo el mal y el bien". También le hicieron comprender que no debía tener aprensión de que su cuerpo muriera, ya que en sí mismo poseía la capacidad de formar nuevos cuerpos sin necesidad de que los Ángeles mediaran. Todas estas cosas se las dijeron con el propósito de que dirigiera su conciencia hacia el exterior para la adquisición del conocimiento.

Esto lo hicieron los Luciferes con el objeto de aprovecharse y adquirir conocimientos conforme el hombre los fuera obteniendo. Y le proporcionaron dolor y sufrimiento, cuando antes no tenía ninguno de los dos; pero también le dieron la inestimable bendición de la emancipación de las influencias y la dirección externa, comenzando entonces  el  hombre  el  camino  de  la  evolución  de  sus  poderes espirituales, una evolución que algún día le permitirá construir por sí mismo con tanta sabiduría como los Ángeles y los otros Seres que lo guiaron antes de que ejercitara su voluntad.

Antes de que el hombre fuera iluminado por los Espíritus Luciferes, aquél no había conocido ni la enfermedad, ni el dolor, ni la muerte. Todas estas cosas fueron el resultado del empleo ignorante de la facultad procreadora y su abuso para la gratificación de los sentidos.

Si el hombre hubiera continuado siendo un autómata guiado por Dios, no habría conocido ni la enfermedad, ni el dolor, ni la muerte, hasta hoy; pero tampoco haba obtenido la conciencia cerebral y la independencia resultante de la iluminación por los Espíritus Luciferes, los "dadores de luz", quienes le abrieron el entendimiento y le enseñaron a emplear su entonces confusa visión para obtener conocimientos del Mundo Físico, que estaba destinado a conquistar.

Desde ese entonces había dos fuerzas obrando en el hombre. Una fuerza es la de los Ángeles, quienes formaban nuevos seres en la matriz por medio del Amor, que se dirigía hacia abajo para la procreación; son, por lo tanto, los perpetuadores de la raza.

La otra fuerza es la de los Espíritus Luciferes, quienes son los instigadores de todas las actividades mentales, por medio de la otra parte de la fuerza sexual, que se dirige hacia arriba para el trabajo cerebral”.

Es evidente, que este pasaje sagrado no ha sido bien interpretado a lo largo de la historia. Muestra de ello, lo podemos observar aún en nuestros días, cuando distinguimos un trato desigual a la hora de tratar al hombre y a la mujer.
El hecho de que el Adam Universal y su compañera Aisha, la Facultad de Comprender, siguieran los Patrones trazados por su Creador y protagonizasen la división de los sexos, y que la naturaleza femenina, fuese la “tentada” por ese ardor cupido al que hemos hecho referencia, ha dado pie a la censura, a la maldición de la representante de esa feminidad, la mujer.


La ceguera que nos lleva a actuar de este modo, es un claro indicio de que permanecemos víctimas de nuestra ignorancia, y necesitamos, “culpar” a un aspecto de nuestra Unidad escindida, para "protegernos" de nuestros miedos. Seguimos viéndonos como almas separadas unas de otras…, seguimos percibiendo a Dios fuera de nosotros…, seguimos sintiéndonos víctimas de nuestro destino, cuando somos los únicos responsable de nuestras acciones.

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