El jardín del Edén VI.
Traducción
Convencional: “Hizo,
pues, Yavé Dios caer sobre el hombre un profundo sopor, y, dormido, tomó una de
sus costillas, cerrando en su lugar con carne, y de la costilla que del hombre
tomara, formó Yavé Dios a la mujer, y se la presentó al hombre. El hombre
exclamó: “Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta se
llamará varona, porque del varón ha sido tomada”.
Pasemos a la traducción de Fabre d´Olivet: “Entonces Jehová, el Ser de Seres dejó caer un sueño profundo
y simpático sobre este Hombre Universal, que se durmió de pronto y rompiendo la
unidad de sus envoltorios exteriores, tomo uno de ellos y revistió de forma y
de belleza corporal, su debilidad original.
Seguidamente
restableció ese envoltorio que había extraído de la substancia misma de Adam,
para hacerla servir de base a la de Aisha, su compañera intelectual; y la llevó
hacia él.
Y Adam, declarando
su pensamiento, dijo: esta es verdaderamente substancia de mi substancia y
forma de mi forma; y la llamó a Aisha, facultad volitiva eficiente, a causa del
principio volitivo intelectual Aish, del cual había sido extraída en substancia”.
En la terminología
esotérica, el concepto sueño adquiere un significado importante, que va más
allá de la idea concebida y asociada a él, de periodo de descanso corporal.
Siempre se ha dicho que el sueño tiene un efecto reparador. También se le
otorga al sueño una cualidad “iluminadora”, queriendo decir con ello, que
“consultando con la almohada” los problemas que nos acucian, al despertar
tenemos la respuesta.
Pero existen otros
significados más trascendentes del sueño. Se utiliza el término sueño para
referirnos al periodo que va de una encarnación a otra y, a nivel cósmico, a la
“noche” que separa dos Rondas o que separa dos Días de Trabajo.
Como ya hemos advertido
en otra parte de este estudio, el nivel de conciencia de Adam lo situaba en la Esfera de Kether, es decir,
de Unidad, de ahí que fuese hermafrodita. En ese nivel, gozaba de la pureza de
ese estado de conciencia, y por lo tanto, no tenía necesidad de que su cuerpo
físico pasase por la experiencia de la muerte.
Cuando el autor nos
transmite que el Creador dejó caer un “sueño
profundo y simpático sobre este Hombre Universal, que se durmió de pronto y
rompiendo la unidad de sus envoltorios exteriores, tomo uno de ellos y revistió
de forma y de belleza corporal, su debilidad original”, lo que está
revelándonos es el nacimiento del ser dual, el nacimiento del ego. Ese sueño afectó a la conciencia de
Unidad. Podemos decir, que la Humanidad
Adamita recapituló los Trabajos del 2º Día, dando lugar a la
división de la Conciencia Una
para entrar en un profundo letargo que le llevaría a la Conciencia egóica y
Dual.
Ya vimos en el capítulo
anterior, como este proceso es fruto de un acto de “obediencia”, pues las
pautas que estamos estudiando responden a la ruta trazada por Elohim en su
Proceso Creador. Pasar de una Conciencia Espiritual a una Conciencia Material,
forma parte del camino que ha de llevarnos a realizar la experiencia del 4º
Día. Es evidente, que no es nuestro Objetivo Final; aún nos aguardan los
Trabajos del 5º y 6º Día, y al abordar los Trabajos del 4º Día, tendremos que
acometer los Trabajos de Anticipación de esos Días, por lo que cabe esperar
–actualmente nos encontramos en la 4ª Ronda del 4º Día- que dichos Trabajos
anticipatorio nos llevará a purificar los Vehículos Emocional y Mental. La Era de Acuario, se
caracterizará por el desarrollo de la conciencia, la cual estará orientada a la
conquista de la Unidad.
“Seguidamente
restableció ese envoltorio que había extraído de la substancia misma de Adam,
para hacerla servir de base a la de Aisha, su compañera intelectual; y la llevó
hacia él”.
Las Letras Sagradas que
componen el nombre de Aisha, son el Aleph, el Schin y el He. La clave de este
nombre, que se traduce como la
Facultad de Comprender, está en el valor del Schin. Este
estado es profundamente significativo, pues se interpreta como el canal que une
la divinidad al hombre, es decir, es el escenario donde se experimenta el
encuentro entre la naturaleza espiritual y la material. Fijémonos que se sitúa
entre el Aleph y el He. El Aleph es la Fuente Primordial de Vida, en
la cual toda Voluntad tiene su origen. Por otra parte, el He, el Principio
Fecundador por excelencia. Cuando se une el Aleph y el He, no puede surgir otra
cosa que la Abundancia ,
la Creación. La
aportación del Schin implícita en esta dinámica creadora, nos está revelando,
que el fruto de esa Creación es la propia Comprensión de la Obra que se está gestando, es
decir, la Facultad
de Comprender.
La aportación del Schin
adquiere un protagonismo especial a la hora de comprender la diferencia entre
el nombre sagrado de Jehová y de Jesús. Veámoslo:
Jehová: Yod-He-Vav-He = La Ley Reguladora.
Jesús: Yod-He-Schin-Vav-He
= La Ley del
Amor.
Sería muy extenso
adentrarnos en el estudio de estas apreciaciones, pero, sí podemos advertir que
cuando los trabajos de Jehová estén culminados, es decir, cuando seamos capaces
de actuar de acuerdo a las Leyes Cósmicas, estaremos preparados para recuperar
la “inocencia perdida de la
Unidad ”, cuando abordemos los Trabajos de Jesús. No existe
Fuerza más liberadora y milagrosa que la que actúa en nombre de Jesús. La Conciencia de Jesús nos
hace merecedores de la venida de la naturaleza Crística, es decir, de
establecer la plena conciencia de que Dios y la Humanidad son Uno.
No podemos poner punto y
final a este apartado, sin referirnos a la Facultad de Comprender implícita en la naturaleza
femenina. Las enseñanzas nos transmiten que la “mujer” actúa de “espejo” para
que veamos reflejado en él, el uso que hemos hecho de nuestra Voluntad. Es este
sentido que debemos dar a la facultad del aspecto femenino. Es la mujer la que
cuenta con la capacidad de gestar vida. De igual modo, es el Arquetipo
femenino, donde esa facultad gestadora engendra lo que la Voluntad ha puesto en
circulación. Si esa cualidad no existiese, no tendríamos la oportunidad de
“comprender” el para qué de las cosas.
Cuando la “tierra” nos da
coles, es porque hemos sembrado coles. Si nos da patatas es porque hemos sembrado
patatas. Si nuestra “tierra”, nos da coles, pero queremos patatas…, no podemos
quejarnos y juzgar a las coles. Nuestra facultad de comprensión no está
funcionando debidamente y ello creará un ambiente de enemistad entre nuestra
naturaleza femenina, que adquiriendo la forma de anécdotas, nos llevará a vivir
situaciones que no conseguimos asimilar y tratamos de expulsarla de nuestras
vidas. Viviremos el conflicto de la separación, de la desarmonía, de la
enfermedad, etc. Viviremos la incoherencia.
Si quieres patatas,
siembra patatas. Ese estado de coherencia, nos permitirá establecer una
magnifica relación con nuestra naturaleza femenina, y por ende, una
extraordinaria lucidez, fruto de la
Facultad de Comprender.
Traducción Convencional: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se adherirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse de ello”.
Traducción Convencional: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se adherirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, sin avergonzarse de ello”.
Pasemos a
la traducción de Fabre d´Olivet: “He aquí porque el
hombre intelectual, Aish, debe abandonar su padre y su madre para reunirse con
su compañera intelectual, Aisha, su facultad volitiva, afín de hacer con ella
un sólo ser bajo una misma forma.
Pero estaban uno y otro enteramente descubiertos, sin ningún
velo corporal que disfrazara sus concepciones mentales, el universal Adam y su
facultad volitiva Aisha; y no se causaban entre ellos vergüenza alguna”.
Era inevitable. Ese abandono
al que hace referencia el traductor, estaba establecido en el Plan Cósmico,
pues como hemos visto, la recapitulación del 2º Día, nos lleva a experimentar
la división.
¿Acaso, no son nuestros Padres, el estado anterior a esa división,
es decir, el estado llamado Unidad?
Una vez que decidimos continuar caminando
siguiendo la ruta establecida, nuestras emociones, representada por la
naturaleza femenina, se identificarán
con ese mundo dual, dando lugar a la necesidad evolutiva de encarnar una y otra
vez, pues ya no hemos sido capaces de elevar hacia la Luz el potencial de
nuestros deseos.
Realmente, lo que ocurre en este pasaje, es lo mismo que
protagonizó Elohim en el 2º Día de la Creación, en el que no consiguió que todo
ese Caudal Emocional, representado por el Agua Zodiacal se integrar
armoniosamente con el Fuego Primordial.
Fuego es Espíritu; Agua es
Deseo. Cuando el Deseo no es Elevado, es decir, no trabaja para llevar a cabo
el Designio Espiritual, dará lugar a una segunda “creación”, o lo que es lo
mismo, decide llegar a la Verdad por un camino más largo y lleno de rigores,
pues las Energías cuando no sirven al Amor promueven las fuerzas de repulsión,
de destrucción.
“Pero estaban uno y otro enteramente descubiertos, sin ningún
velo corporal que disfrazara sus concepciones mentales, el universal Adam y su
facultad volitiva Aisha; y no se causaban entre ellos vergüenza alguna”.
En esa etapa del camino, aún
no había motivo para avergonzarse de su desnudez. Es evidente que no nos
estamos refiriendo a la desnudez del cuerpo físico. En ese momento de la
evolución, nuestra mente estaba libre de perjuicios morales. Se trata de la
desnudez de sus vehículos, es decir, del Cuerpo Mental, el Cuerpo de Deseos y
el Cuerpo Físico.
A pesar de que esa Humanidad
acababa de caer en un profundo sueño, del cual ha surgido con una conciencia
dual, aún, no existía velo corporal alguno que disfrazara sus concepciones
mentales. Era una Mente Universal sin velos.
Podemos decir, que el Yo
Espiritual se hacía oír y ejercía control sobre los vehículos. Sin embargo, los
siguientes pasajes recogidos en el siguiente capítulo del texto sagrado nos
revelará que ese “estado” se vería
alterado, y nuestros protagonistas, representarían una de las escenas más
incomprendidas de la historia de la humanidad: La Caída.
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