VII. El punto de encuentro (5ª parte).
6. La prueba a la que puedes someter todas las cosas en esta tierra es simplemente esta: ¿"Para qué es"? 2La contestación a esta pregunta es lo que le confiere el significado que ello tiene para ti. 3De por sí, no tiene ninguno, sin embargo, tú le puedes otorgar realidad, según el propósito al que sirvas. 4En esto no eres más que un medio, al igual que ello. 5Dios es a la vez Medio y Fin. 6En el Cielo, los medios y el fin son uno y lo mismo, y son uno con Él. 9Éste es el estado de verdadera creación, el cual no se encuentra en el tiempo, sino en la eternidad. 8Es algo indescriptible para cualquiera aquí. 9No hay modo de aprender lo que ese estado significa. 10No se comprenderá hasta que vayas más allá de lo Dado y vuelvas a construir un santo hogar para tus creaciones.
Antes de conocer las enseñanzas del Curso de Milagros, siempre utilizaba la expresión ¿”por qué”? para cuestionarme la razón de aquello que desconocía. A raíz de empezar a conocer el contenido de las enseñanzas del Curso, entendí que el ¿Por qué?, siempre vendría acompañado de una explicación que me generaría culpabilidad y carente de sentido profundo.
La pregunta esencial: “¿Para qué es?”: El texto invita a que, ante cualquier cosa, situación o relación en la vida, te preguntes: ¿Para qué es esto? ¿Cuál es su propósito? No se trata de preguntar “¿qué es?” (su forma), sino “¿para qué sirve?” (su finalidad). El propósito que le das a algo es lo que le otorga significado para ti.
El significado depende del propósito: Por sí mismas, las cosas no tienen significado. Si usas algo (una relación, un objeto, una situación) para un propósito egoísta, limitado o temporal, eso es lo que experimentarás. Si lo usas para un propósito verdadero (amor, unión, perdón, paz), entonces eso se convierte en su significado real y adquiere valor duradero.
Jesús nos dice en este pasaje que, en este mundo, tanto tú como las cosas son “medios” para un propósito. No eres el fin último, sino un canal a través del cual se puede manifestar un propósito mayor. El propósito que elijas (egoísta o amoroso) determina el valor y el efecto de lo que haces.
Otra de las ideas principales que se recogen en este punto es que Dios es Medio y Fin. En el Cielo (la realidad espiritual), no hay separación entre medios y fines: todo es uno, todo sirve al mismo propósito, que es el Amor y la Unidad.
Aquí en la tierra, percibimos medios y fines como separados, pero en la realidad última, todo está unido en Dios.
La verdadera creación es eterna: El estado de verdadera creación, donde medios y fines son uno, no se puede comprender plenamente aquí, porque está fuera del tiempo y del espacio. Solo se experimenta cuando trasciendes la percepción limitada y te unes al propósito divino.
Un ejemplo práctico nos ayudará a comprender mejor este punto.
Situación: Tienes una discusión con alguien en el trabajo.
Si te preguntas “¿para qué es esta discusión?”, puedes elegir entre dos propósitos:
Propósito egoísta: Quiero demostrar que tengo razón y ganar.
Propósito verdadero: Quiero entender al otro, aprender y encontrar una solución en paz.
Resultado:
- Si eliges el propósito egoísta, la discusión te traerá estrés y separación.
- Si eliges el propósito verdadero, la discusión se convierte en una oportunidad de crecimiento, unión y aprendizaje.
Resumen
- El significado de todo depende del propósito que le das.
- Pregúntate siempre: ¿Para qué es esto?
- Elige propósitos alineados con el amor, la unidad y la verdad.
- Así, todo lo que hagas tendrá valor real y duradero.
Citas del Texto principal de Un Curso de Milagros que refuerzan y amplían el mensaje del punto 6, sobre el propósito, los medios y el significado de las cosas:
El propósito es lo que da significado.
“El propósito es lo que le da significado a todo lo que ves. El propósito que tú le asignas es el que determina su valor para ti.” (T-24.VII.6:1-2)
Elige el propósito verdadero.
“Sólo el propósito que le asignes a algo le da significado para ti.” (L-pI.25.1:1)
El mundo es un medio para el aprendizaje.
“El mundo no tiene significado en sí mismo. El propósito que le asignes es el que determinará lo que ves en él.” (L-pI.55.6:2-3)
La percepción depende del propósito.
“La percepción no parece ser un medio. Y es esto lo que hace que sea tan difícil entender hasta qué punto depende del propósito que tú le asignas. Parece que es la percepción la que te enseña lo que ves. Sin embargo, lo único que hace es dar testimonio de lo que tú enseñaste. Es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad.” (T-24.VII.8:6-10)
Elige el amor como propósito.
“Cada momento... nos ofrece una elección entre el miedo y el amor.” (T-15.I.9:1)
El perdón y el propósito.
“El perdón es la clave para la paz. El perdón, en UCDM, no es simplemente perdonar a otros, sino perdonar la culpa que nos impide experimentar la unidad con Dios.” (T-1.I.13:1-2)

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