I. Las creencias irreconciliables (5ª parte).
9. ¡Observa cómo desaparece el conflicto que existe entre las ilusiones cuando se lleva ante la verdad! 2Pues sólo parece real si lo ves como una guerra entre verdades conflictivas, en la que la vencedora es la más cierta, la más real y la que derrota a la ilusión que era menos real, que al ser vencida se convierte en una ilusión. 3Así pues, el conflicto es la elección entre dos ilusiones, una a la que se coronará como real, y la otra que será derrotada y despreciada. 4En esta situación el Padre jamás podrá ser recordado. 5Sin embargo, no hay ilusión que pueda invadir Su hogar y alejarlo de lo que Él ama eternamente. 6Y lo que Él ama no puede sino estar eternamente sereno y en paz porque es Su hogar.
Será aplicando la razón, la acción de la mente recta, que comprenderemos de una vez por todas que la identificación con el sistema de pensamiento del ego nos ha mantenido ciegos a la verdadera realidad que somos y prisioneros de creencias que tan solo generan realidades ilusorias.
Recordar que somos tal y como Dios nos ha creado supone el despertar de nuestra más elevada consciencia. Dejaremos de identificarnos con nuestra falsa identidad corporal y utilizaremos el cuerpo para percibir correctamente y manifestar la esencia con la que hemos sido creados, el amor.
El mando de nuestra nave será tomado por la mente y este cambio supondrá el fin de las ilusiones. Comprenderemos lo que significa ser real y verdadero y, dotados de la visión crística, nos uniremos a todas las mentes que hayan sentido la llamada de la unidad y de la paz para construir un mundo nuevo con plena consciencia de nuestro poder creador. Construiremos el cielo en la tierra.
10. Tú, Su Hijo bien amado, no eres una ilusión, puesto que eres tan real y tan santo como Él. 2La quietud de tu certeza acerca de Él y de ti mismo es el hogar de Ambos, donde moráis como uno solo y no como entes separados. 3Abre la puerta de Su santísimo hogar y deja que el perdón elimine todo vestigio de la creencia en el pecado, la cual priva a Dios de Su hogar y a Su Hijo con Él. 4No eres un extraño en la casa de Dios. 5Dale la bienvenida a tu hermano al hogar donde Dios Mismo lo ubicó en serenidad y en paz, y donde mora con él. 6Las ilusiones no tienen cabida allí donde mora el amor, pues éste te protege de todo lo que no es verdad. 7Moras en una paz tan ilimitada como la de Aquel que la creó, y a aquellos que quieren recordarlo a Él se les da todo. 8El Espíritu Santo vela Su hogar, seguro de que la paz de éste jamás se puede perturbar.
Tendremos, sin duda alguna, que reactivar nuestro corazón amando incondicionalmente si queremos recordar el estado de comunión que nos mantiene unidos eternamente con Dios.
En otra parte de estos comentarios sobre el Texto de UCDM he utilizado la gestación de una criatura, lo que es el poder creador de vida del ser humano, como analogía para facilitarnos la comprensión del Proceso Creador de Dios.
En la aplicación de esa analogía veíamos cómo la etapa de crecimiento del feto durante los meses de embarazo de la madre, en la cual la criatura gozaba de la protección y alimentación por parte de su progenitora, nos evocaba la idea de la etapa paradisiaca de la que disfrutaba la humanidad previa a la transgresión del mandato divino de no comer del fruto del árbol del bien y del mal.
Como consecuencia de dicha transgresión, tuvo lugar la expulsión del Edén, lo que propició la creencia en la separación y en el pecado original. Esta creencia ilusoria debe ser corregida, y si aplicamos el mensaje de este apartado, el recuerdo debe despertar nuestra memoria ancestral paradisiaca y corregir nuestra percepción falsa de identidad, al tomar conciencia de que somos seres de luz formando parte Una de Dios y de Su Filiación.
Existen estudios en el terreno de la psicología que recomiendan ejercicios retrospectivos que nos pongan en contacto con el estado de gestación dentro del vientre materno. La teoría defiende que la práctica de estos ejercicios ayuda al desbloqueo de traumas muy profundos que afectan nuestra conciencia y nuestra identidad.
Todo parece indicar que el recuerdo de nuestra verdadera identidad y la corrección de los errores que nos han llevado a creer en la separación con Dios facilitarán el final de las ilusiones y el triunfo de la verdad.