Alcanzado el Cuarto Día de la Creación -en el cual nos encontramos actualmente-, un nuevo Centro Sefirótico llamado Hesed entró en funcionamiento. Podríamos decir, que Hesed es el resultado de los trabajos realizados previamente por los anteriores Séfiras, es decir, aparece como el fruto que encierra en sí mismo las potencialidades de la semilla que lo ha creado. De hecho, Hesed, encierra todos los poderes sagrados que la divinidad ha depositado en el hombre. Existe una relación muy estrecha entre Hesed y la Oleada de Vida Humana, ya que, podemos entender al hombre como el fruto de la obra creadora de Elohim, al igual que Hesed es el fruto Sefirótico emanado de los trabajos espirituales del Creador.
Diremos que Hesed es la
tierra paradisiaca que Dios puso al servicio del hombre para que éste pudiese
llevar a cabo su obra humana. Los cabalistas se refieren a Hesed como las influencias
espirituales que propiciaron que la tierra humana se convirtiera en un Paraíso
Terrenal. La humanidad de entonces no tenía conciencia individualizada, es más,
estaban en permanente conexión con la divinidad. El estado de individualidad se
lo debemos a la participación de los Luciferes, ángeles caídos, en nuestro
desarrollo espiritual. Pero este tema sería motivo de dedicarle todo un
capítulo y nos alejaría mucho de nuestro propósito de tratar la evolución del
hombre con el mundo de la astrología.
Debemos indicar, que en
Hesed se encontraba inscrito el sello propio de Binah, es decir, el trabajo de
renuncia debía ser integrado en la dinámica de Hesed, a pesar de que este
centro fuese el fruto, la gracia de la divinidad.
Esta dinámica cósmica se
puso de manifiesto en el proceso del hombre adámico, cuando fue tentado por la
serpiente-Lucifer. El no comer del árbol del bien y del mal, era la exigencia
de Binah. El no respetar dicho consejo conllevó que la humanidad dejó el centro
de Gracia-Paraíso del que gozaba en Hesed, para pasar a habitar un nuevo
Centro, llamado Gueburah, y donde como veremos a continuación, debería "ganarse
el pan con el sudor de su frente", es decir, debería alcanzar la
conciencia, ya no de un modo directo, sino con el trabajo de la experiencia
propia. Este hecho motivo el comienzo de la individualización.
Es el planeta Júpiter quien
representa en el ámbito material a este Séfira.
Gueburah, es el quinto
Séfira, y su atributo es Justicia. Su papel adquiere protagonismo cuando en
nuestro afán creador nos excedemos en la etapa de los goces, no sabiendo como
establecer los límites adecuados. Cuando esto ocurre, nuestra conciencia se
oscurece y son los deseos los que guían nuestros actos, llevándonos al
encuentro con la experiencia que ha de indicarnos si nuestras acciones se han
extralimitado generando una especie de cáncer en nuestras vidas. Se dice de
Gueburah que es el "cirujano cósmico" que extirpa el "mal"
con el propósito de restituir la salud en nuestro organismo espiritual.
Ahora quizás comprendamos
mucho mejor el significado que adquiere el planeta Marte, representante
material de este centro. El ardor y el coraje característico de este planeta lo
recibe del centro Gueburah, y gracias a él, el hombre consigue dirigir sus
pasos hacia la conquista de aquellas metas que han de guiarlo hasta la
perfección a la que aspira.
Si tuviésemos que dibujar y
situar en un esquema a los Centros que estamos describiendo, tendremos que
hacerlo de la siguiente manera:
En esta representación se
establecen los principales pilares con los que la cábala, a través del Árbol
Cabalístico, nos revela los misterios de la Creación y la Organización Divina.
En la tríada superior y
mostrándonos el Rostro Superior de la Divinidad, nos encontramos a
Kether-Hochmah y Binah. Si nos fijamos bien, la figura geométrica que se
describe es el triángulo. Se trata de la relación más armoniosa de cuantas se
puedan dar para llevar a cabo un proceso creador. De este triángulo primordial,
se deducen al mismo tiempo tres columnas. La del Centro encabezada por Kether,
nos sugiere la idea del Equilibrio hacia el que debemos aspirar todos. Hochmah
encabeza la Columna de la Derecha, la que a partir de ahí nos indicará los
trabajos que debemos realizar para alcanzar la Sabiduría y el Amor. Por último,
Binah encabeza la Columna de la Izquierda, lo que nos revela que los trabajos
que se han de desarrollar por esta senda nos llevarán al contacto con la Ley y
el Rigor.
De este modo se fija la
estructura y los trabajos primordiales para los que se ha de trabajar. Hesed,
como cuarto Séfira, da lugar a un nuevo Plano de conciencia, ya veíamos la
relación existente entre lo Divino: Kether-Hochmah-Binah, y lo humano:
Hesed-Gueburah-Tiphereth.
Situándose Hesed en la
Columna de la Derecha, nos indica para quién trabaja, es decir, lo hace para la
conquista de la Sabiduría, del Amor, pero lo hace a un nivel más inferior, es
decir, desde un nuevo vehículo, no ya el espiritual, sino el humano, mucho más
emocional. Son los sentimientos y deseos humanos los que deben aspirar hacia lo
divino, de ahí, la aspiración que caracteriza a Júpiter.


El atributo de Tiphereth es
Armonía, y debemos entender que su actuación siguiendo la dinámica que habíamos
dejado en Gueburah, es la de alcanzar la conciencia, es decir la luz, que
habíamos perdido tras violar la ley de Binah en nuestro paraíso personal (Hesed).
Tiphereth (lo entenderemos
mejor cuando terminemos esta aproximación a todos los Séfiras) se muestra en el
centro del Árbol Cabalístico. Hacia él, llegan senderos de comunicación con el
resto de los Séfiras. No podría ser de otro modo, ya que la Conciencia es lo
que permite al hombre ser como su Creador.
Cuando abandonamos
Tiphereth, nos trasladamos a Netzah, cuyo atributo es Belleza. Observamos que
su ubicación es en la Columna de la Derecha, por lo tanto se dispone a trabajar
para Hochmah y Hesed, pero lo hace en un nuevo plano de conciencia.
Hemos dividido el
Árbol en tres Columnas: Equilibrio-Unidad; Amor-Sabiduría y por último,
Inteligencia Activa-Ley. También podemos hacerlo por planos de conciencia.
Siendo Kether-Hochmah-Binah los representante del Plano Emanativo, cuya
conciencia es espiritual; Hesed-Gueburah-Tiphereth los representantes del Plano
de Creación-Deseo, cuya conciencia es emocional; Netzah-Hod-Yesod, los
representantes del Plano de Formación, cuya conciencia es mental, y por último,
y aunque aún no lo hemos visto, Malkuth, representante del Plano Material y
cuya conciencia es empírica
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