
Ejemplo-Guía: "La curación de la ceguera"
El título de esta lección, me ha inspirado a
reflexionar sobre el símbolo de la "ceguera".
La capacidad de ver el mundo que contemplamos con los ojos del cuerpo, nos
lleva a identificarnos con un mundo irreal e ilusorio y, sin embargo, se
convierte en uno de los principales sentidos físicos que da origen a la
creencia errónea de que somos un cuerpo.
Si aquello que vemos es lo irreal, ¿qué es lo real?
Podríamos decir, que lo real es aquello que no vemos. Pero no lo vemos, por la razón lógica de que no existe, sino porque en el sistema de creencia del ego, aquello que no percibimos con nuestros sentidos físicos, no existe.
Pero debemos completar esta reflexión. No podemos dejarla en ese nivel de
análisis. Tenemos que añadir, que lo que no ven nuestros ojos físicos, no es
porque no exista, sino porque hemos elegido, con nuestra mente, no verlo. ¿Por
qué esa elección?
Tal vez nos cueste creer esa deducción. Tal vez nos estemos diciendo, que
estamos deseosos de ver el mundo espiritual, pero nuestros ojos físicos no nos
lo muestran. Y es cierto, que eso ocurre. La razón de que ello sea así, está
implícita en el contenido del argumento dado, es decir, no lo vemos pues
nuestros ojos físicos no nos permiten ver aquello que hemos negado con nuestra
mente. Si no creemos en la Unidad del Espíritu; si tenemos miedo a Dios y al
Amor, los ojos de nuestra mente estarán cerrados para esa realidad.
La "ceguera" es un símil que viene a revelarnos sobre el estado de
nuestra consciencia. Si estamos identificados con el mundo de la percepción,
nuestros ojos tan sólo creerán en aquello que sean capaces de ver. Ese estado,
es similar a la situación del ciego, pues nos hace incapaces de ver la realidad
del mundo espiritual.
No debemos confundir, la verdadera Visión espiritual con la videncia espontánea
de los planos más sutiles al denso, de donde los videntes extraen visiones que
nos presentan como verdades trascendentes.
El Mundo de Dios, es un Campo de Luz que es captada por la mente, la cual, proyecta esa luz dando lugar a diferentes niveles. Este Curso nos enseña, que esos niveles son frutos de la interpretación de la mente, identificando solamente como real al Mundo Unitario de Dios.
Formando parte del sueño que estamos soñando, nuestra mente se irá liberando de las densas capas que le impiden visualizar el Mundo Divino, sin interferencia de niveles intermedios. Pero en ese proceso de liberación, muchos se quedan a medio camino, cuando vislumbran el reflejo del Mundo de Dios en estadios donde aún la Unidad adquiere rostros separados. La pista que ha de servirnos para saber reconocer que ese estado no es el Mundo de Dios, nos la aporta el hecho de que el miedo sigue formando parte de las emociones que se perciben cuando entramos en contacto con dichos niveles de conciencia. Un ejemplo de lo que queremos decir, lo podemos experimentar en la manifestación terrenal del sueño. Cuando dormimos, es el plano astral donde se desarrolla nuestra conciencia. Ese nivel de conciencia está influenciado por nuestros miedos y aunque nos muestra un mundo más sutil, no es el Mundo Verdadero donde tenemos nuestro Hogar.
Cuanto más identificado nos encontremos con el mundo de las formas, con el
sistema de pensamiento del ego, nuestro nivel de ceguera será mayor. La liberación
de ese estado que nos impide ver la realidad se convierte en una invitación a
realizar la función que Dios nos tiene encomendado: Perdonar.
El perdón es el antídoto contra el miedo y se convierte en el camino de la Salvación y de la Paz.
Reflexión: Cuando vemos al otro, ¿vemos pecado o salvación, miedo o amor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario