miércoles, 30 de agosto de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 242

LECCIÓN 242

Este día se lo dedico a Dios. Es el regalo que le hago.

1. Hoy no dirigiré mi vida por mi cuenta. 2No entiendo el mundo, por lo tanto, tratar de dirigir mi vida por mi cuenta es una locura. 3Mas hay Alguien que sabe qué es lo que más me conviene. 4Y Él se alegra de tomar por mí únicamente aquellas decisiones que me conducen a Dios. 5Pongo este día en Sus manos, pues no quiero demorar mi regreso al hogar, y es Él el que conoce el camino que me conduce a Dios.

2. Y así, ponemos este día en Tus Manos. 2Venimos con mentes comple­tamente receptivas. 3No pedimos nada que creamos desear. 4Concédenos tan sólo lo que Tú deseas que recibamos. 5Tú conoces nuestros deseos y necesidades. 6Y nos concederás todo lo que sea necesario para ayudarnos a encontrar el camino que nos lleva hasta Ti.


¿Qué me enseña esta lección?

Hoy dispongo, que mi única voluntad, sea hacer la Voluntad del Padre.

Hoy dispongo, que mi único deseo, sea lo que Dios desea para mí.

Hoy dispongo, que mi única creencia, sea Ser Uno con el Pensamiento de mi Padre.

Hoy dispongo, que todos mis actos, den testimonios del Amor.

Soy consciente, que mientras me encuentre transitando por el plano material, no entenderé las leyes que dan lugar a un mundo demente e ilusorio. Es por ello, que le dedico todos mis Pensamientos, deseos y actos a mi Padre, con el único propósito de que sea Él quién guíe mis pasos hacia el verdadero Hogar.

Con gratitud te entrego mi vida, Padre. 

Ejemplo-Guía: "Caminando en coherencia"

La coherencia, podemos definirla como la relación lógica entre dos cosas o entre las partes o elementos de algo de modo que no se produce contradicción ni oposición entre ellas. Decimos que una persona actúa en coherencia, cuando actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa.

Caminar en coherencia, siguiendo la lógica expuesta, nos invita a pensar, sentir y actuar en una misma dirección. Cuando esto no es posible, cuando pensamos, sentimos y actuamos de forma distinta, decimos que actuamos incoherentemente y uno de los efectos de este estado de desarmonía interior, da lugar, en el "sueño" que creemos estar experimentando y hacemos real, a la enfermedad.

El estado de la incoherencia, tiene su origen en el pensamiento original que llevó al Hijo de Dios a ver las cosas de manera diferente a Su Creador. Esa errónea visión dió lugar a la creencia en la separación y al adormecimiento de la consciencia Una, la cual quedó nublada por la percepción de una nueva dimensión.

Por lo tanto, la incoherencia, es la visión errónea de lo que somos. El olvido de que somos seres espirituales, dio lugar a la identificación con un envoltorio denso que tomó la forma del cuerpo físico. 

Cada vez que recordamos lo que realmente somos, recuperamos la visión Una, o lo que es lo mismo, la coherencia o estado de unidad con todo lo creado. En la coherencia, no existe conflicto de niveles. Podemos decir, que la coherencia es la manifestación de la mente recta, mientras que la incoherencia, es la expresión de la mente errada.

La Lección de hoy, nos invita a recuperar el estado de la coherencia y para ello, nos sugiere que dejemos de dirigir nuestra vida y le entreguemos el timón, de la misma, al Espíritu Santo, a la Voz que habla por Dios, para que el uso que hagamos del cuerpo y de este mundo, sea la extensión de la Voluntad de Dios.

Si nuestra mente se pone al servicio de la Luz y amamos esa Luz, la compartiremos en todas nuestras manifestaciones.

Reflexión: Un día sin deseos.

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