
Ejemplo-Guía: "¿Qué uso hacemos de la mente?
La Física Cuántica, desde un punto de vista innovador, mantiene teorías científicas que vienen a confirmar lo que los místicos y el conocimiento espiritual recoge en sus enseñanzas. Todo, en el universo, está impregnado por una esencia que se convierte en la Causa que da lugar a todo lo creado.
La Física Cuántica, desde un punto de vista innovador, mantiene teorías científicas que vienen a confirmar lo que los místicos y el conocimiento espiritual recoge en sus enseñanzas. Todo, en el universo, está impregnado por una esencia que se convierte en la Causa que da lugar a todo lo creado.
Dios no creó el Universo de la Nada, sino que esa "Nada" tiene un
fundamento, es la "materia" no tangible con la que el Creador ha
diseñado Su Obra. Muchos físicos cuánticos se refieren a esta esencia, como
"El Campo" y las corrientes espirituales, lo definen como la
"Región del Pensamiento Abstracto" o "Mundo Divino". No
importa el término que utilicemos para nombrarla, lo que en verdad importa es
que ese "Campo", esa "Región", es el escenario de las “Infinitas
Posibilidades”. En él encontramos, a nivel potencial, toda la Información a
título de fuente, en su manifestación original. Tan solo cuando proyectamos
nuestra mente sobre él, esa energía alcanza una dimensión más concreta. Cuando
esto ocurre, la mente fabrica el mundo material, el mundo de la percepción, el
mundo de la ilusión.
Nuestra mente se encuentra plenamente identificada con el plano denso. Esa
identificación nos lleva a creer, erróneamente, que somos el cuerpo que
percibimos. Pero como bien nos enseña la lección de hoy, la mente está a
nuestro servicio, lo que significa que podemos dirigirla, gobernarla y
utilizarla para lo que nuestra voluntad desee.
La mente nos muestra ese campo de infinitas posibilidades y nosotros decidimos si lo haremos realidad o no. Parece fácil, pero es obvio que requiere práctica, y, sobre todo, tener la certeza de que somos nosotros los que tenemos la capacidad de elegir. La mente no es la que elige, pero cuando nos habituamos a tomar las mismas decisiones y cuando nos movemos a través de creencias, es lógico que responda en forma automática. Es por ello, que debemos observar nuestros pensamientos y, sin juzgarlos, decidir si le seguimos prestando atención o, por el contrario, elegimos ver las cosas de otra manera.
Podemos comenzar a practicar con pensamientos cotidianos. Por ejemplo, mi mente
se encuentra preocupada por una situación que me produce miedo. Observa el pensamiento.
No tiene ningún poder sobre ti. Forma parte del campo de las infinitas
posibilidades, lo que significa que puedes elegir otro pensamiento que lo
sustituya y que te aporte serenidad. En la medida en que vamos practicando, nos
habituaremos a la práctica de la elección consciente.
Cuando elegimos poner nuestra mente al servicio del Espíritu Santo, su dirección nos llevará a la Expiación, esto es, a la corrección de la mente errada.
Reflexión: ¿A quién sirve nuestra mente?
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