martes, 7 de noviembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 311

¿Qué es el juicio Final?

1. El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hijo de Dios este regalo: poder oír a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado. 2Y éste es el juicio con el que a la percepción le llega su fin. 3Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida. 4Y con este panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, al haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión.

2. El juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna. 2Pues ve a éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. 3Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada. 4Ahí nació y ahí ha de terminar. 5Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó desaparecen con él. 6Los cuerpos no tienen ahora nin­guna utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hijo de Dios es ilimitado.

3. Tú que creías que el juicio Final de Dios condenaría al mundo al infierno junto contigo, acepta esta santa verdad: el juicio de Dios es el regalo de la Corrección que le concedió a todos tus errores. Dicha Corrección te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. 2Tener miedo de la gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad.

4. El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo y exhortarlo a regre­sar a la paz eterna que comparte con él. 2No tengas miedo del amor, 3pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágri­mas, y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. 4No tengas miedo de eso. 5La salvación te pide que le des la bienvenida. 6Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él se liberará.

5. Este es el juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. 2Despierta, pues, y regresa a Mí. 3Yo soy tu Padre y tú eres Mi Hijo"



LECCIÓN 311

Juzgo todas las cosas como quiero que sean.

1. Los juicios se inventaron para usarse como un arma contra la verdad. 2Separan aquello contra lo que se utilizan, y hacen que se vea como si fuese algo aparte y separado. 3Luego hacen de ello lo que tú quieres que sea. 4Juzgan lo que no pueden comprender, ya que no pueden ver la totalidad, y, por lo tanto, juzgan falsamente. 5No nos valgamos de ellos hoy, antes bien, ofrezcámoselos de regalo a Aquel que puede utilizarlos de manera diferente. 6Él nos salvará de la agonía de todos los juicios que hemos emitido con­tra nosotros mismos y re-establecerá nuestra paz mental al ofre­cernos el juicio de Dios con respecto a Su Hijo.

2. Padre, estamos esperando hoy con mentes receptivas a oír Tu juicio con respecto al Hijo que Tú amas. 2No lo conocemos, y así, no lo pode­mos juzgar. 3Por lo tanto, dejamos que Tu Amor decida qué es lo que no puede sino ser aquel a quien Tú creaste como Tu Hijo.


¿Qué me enseña esta lección? 

Cuando somos capaces de ver la verdad, estamos en condiciones de crear. En cambio, cuando nos identificamos con el error, a pesar de creer que es la verdad, lo que hacemos es proyectar.

Las proyecciones, nos lleva a fabricar un mundo acorde a lo que creemos que somos. Cuando aquello que somos, no lo aceptamos, elegimos no ser consciente de ello, pues de hacerlo nos haría daño. Es entonces, cuando la proyección se convierte en juicio condenatorio y criticamos fuera el comportamiento que no aceptamos de nosotros mismos.

El juicio es la confirmación de la separación. Una mente recta, que es capaz de percibir correctamente, ama la unidad y se aleja de la separación. 

Una mente recta, no juzga, pues su visión de la unidad le lleva a establecer un vínculo de hermandad con los demás. Conoce que cualquier juicio que emita sobre los demás se lo está dirigiendo a sí mismo.

Ejemplo-Guía: "Sobre el Juicio Final"

A lo largo de estos estudios, ya hemos tenido ocasión de acercarnos al tema del "juicio". Lo hicimos en la Lección 243, en el que dedicamos el ejemplo al análisis de "juzgar o no juzgar" y lo hicimos, igualmente, en la Lección 301, en el que enfocamos el tema "la dinámica del juicio". En esta ocasión, lo haremos con el propósito de profundizar en el concepto "Juicio Final".

Para ello, recurriremos al Texto del Curso, concretamente al Capítulo 2, pues en el apartado VIII, se nos explica el significado del juicio final.

El juicio Final es una de las ideas más atemorizantes de tu sis­tema de pensamiento. Eso se debe a que no entiendes lo que es. Juzgar no es un atributo de Dios. El Juicio Final se originó a raíz de la separación como uno de los muchos recursos de aprendizaje que se incluyeron en el plan general. Del mismo modo en que la separación abarcó un período de millones de años, así el juicio Final se extenderá por un período igualmente largo, o tal vez aún más largo. Su duración, no obstante, puede acortarse enorme­mente mediante los milagros, el recurso que acorta el tiempo, pero que no lo abole. Si un número suficiente de nosotros llega a alcanzar una mentalidad verdaderamente milagrosa, este proceso de acortar el tiempo puede llegar a ser virtualmente inconmensu­rable. Es esencial, no obstante, que te liberes a ti mismo del miedo cuanto antes, pues tienes que escapar del conflicto si es que has de llevar paz a otras mentes.

Por lo general, se considera al juicio Final como un proceso que Dios emprendió. Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos. El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. Se podría decir que el juicio Final es un proceso de correcta evaluación. Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente. Pero hasta que no se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar.

El primer paso hacia la libertad comprende separar lo falso de lo verdadero. Éste es un proceso de separación en el sentido cons­tructivo de la palabra, y refleja el verdadero significado del Apo­calipsis. Al final cada cual contemplará sus propias creaciones y elegirá conservar sólo lo bueno, tal como Dios Mismo contempló lo que había creado y vio que era bueno. A partir de ahí, la mente podrá comenzar a contemplar sus propias creaciones con amor por razón del mérito que tienen. Al mismo tiempo, la mente repudiará inevitablemente sus creaciones falsas que, en ausencia de la creencia que las originó, dejarán de existir.

El término "Juicio Final" asusta no sólo porque ha sido proyec­tado sobre Dios, sino también por la asociación de la palabra "final" con la muerte. Éste es un ejemplo sobresaliente de la per­cepción invertida. Si se examina objetivamente el significado del juicio Final, queda muy claro que en realidad es el umbral de la vida. Nadie que viva atemorizado puede estar realmente vivo. No te puedes someter a ti mismo a tu propio juicio final porque tú no te creaste a ti mismo. Puedes, no obstante, aplicarlo signifi­cativamente, y en cualquier momento, a todo lo que has fabri­cado, y retener en la memoria sólo lo creativo y lo bueno. Eso es lo que tu mentalidad recta no puede sino dictar. El único propó­sito del tiempo es "darte tiempo" para alcanzar ese juicio, el cual no es otra cosa que el juicio perfecto con respecto a tus propias creaciones perfectas. Cuando todo lo que retengas en la memo­ria sea digno de amor, no habrá ninguna razón para que sigas teniendo miedo. Ése es tu papel en la Expiación. (T.2.VIII.2:9)

El juicio Final, representa el final de los juicios:
Después del juicio Final no habrá ningún otro. Dicho juicio es simbólico porque más allá de la percepción no hay juicios.
Las enseñanzas trasladadas por la tradición católica, nos ha presentado un significado del juicio Final que favorece la aparición del miedo, pues se interpreta como el final de los tiempos donde seremos juzgados por nuestros actos.

Sin embargo, la visión que nos aporta el Curso es bien distinta y sobre este particular nos dice:
El ego vive literalmente de tiempo prestado, y sus días están contados. No tengas miedo del Juicio Final, sino que, por el contrario, dale la bienvenida sin más demora, pues el tiempo de que el ego dispone lo "toma prestado" de tu eternidad. Éste es el Segundo Advenimiento, el cual se concibió para ti de la misma manera en que el Primero fue creado. El Segundo Advenimiento es simplemente el retorno de la cordura. ¿Cómo iba a ser esto temible?
Reflexión: "Más allá de la percepción no hay juicios"

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