viernes, 5 de abril de 2024

Capítulo 6. I. El mensaje de la crucifixión

 I. El mensaje de la crucifixión


1. Para los efectos del aprendizaje, examinemos de nuevo la cruci­fixión.
2No hice hincapié en ella anteriormente debido a las temi­bles connotaciones que quizá tengas asociadas con ella. 3Lo único que se ha subrayado hasta ahora es que no fue una forma de castigo. 4No obstante, no se puede explicar nada utilizando exclu­sivamente términos negativos. 5Existe una interpretación cons­tructiva de la crucifixión que está totalmente desprovista de miedo y que, por lo tanto, si se entiende debidamente, es total­mente benévola en cuanto a lo que enseña.

Este apartado lo dedica el Curso a expresar las aclaraciones aportadas por Jesús sobre el malinterpretado mensaje del acto de la crucifixión. Iremos analizando cada una de las aportaciones que, sin duda, nos ayudarán a ver ese "ejemplo extremo" con otra visión mucho más constructiva.

2.La crucifixión no es más que un ejemplo extremo. 2Su valor, al igual que el valor de cualquier otro recurso de enseñanza, reside únicamente en la clase de aprendizaje que facilitar 3Se puede entender -y se ha entendido- incorrectamente. 4Ello se debe úni­camente al hecho de que los temerosos tienden a percibir con miedo. 5Ya te dije que siempre puedes recurrir a mí para compar­tir mi decisión, y de ese modo hacerla más firme. 6Te dije también que la crucifixión fue la última jornada inútil que la Filiación tuvo que emprender, y que para todo aquel que la entienda representa la manera de liberarse del miedo. 7Aunque antes sólo hice hinca­pié en la resurrección, no aclaré entonces el propósito de la cruci­fixión y la manera en que ésta, de hecho, condujo a la resurrec­ción. 8Ese propósito, no obstante, tiene una aportación muy concreta que hacer a tu propia vida, y si lo examinas sin miedo, te ayudará a comprender tu propio papel como maestro.

En primer lugar, Jesús nos indica que toda interpretación basada en el miedo, nos llevará a conclusiones carentes de verdadero significado. Ya hemos visto como el miedo es una ilusión, por lo que el fruto de sus reflexiones nos llevará a juicios basados en el error y, por lo tanto, sin valor alguno.

3. Es probable que hayas estado reaccionando durante muchos años como si te estuviesen crucificando. 2Ésta es una marcada tendencia de los que creen estar separados, que siempre se nie­gan a examinar lo que se han hecho a sí mismos. 3La proyección implica ira, la ira alienta la agresión y la agresión fomenta el miedo. 4El verdadero significado de la crucifixión radica en la aparente intensidad de la agresión cometida por algunos de los Hijos de Dios contra otro. 5Esto, por supuesto, es imposible, y se tiene que entender cabalmente que es imposible. 6De lo contrario, yo no puedo servir de modelo para el aprendizaje.

En la introducción de este nuevo capítulo, hemos visto como la percepción de ser atacado es un error en el que se sustenta el sistema de pensamiento del ego. El Hijo de Dios no puede ser atacado, pues de lo contrario estaríamos diciendo que Dios puede ser atacado. Ese error fundamental del ego, es la causa original del miedo, de la separación. El ego alberga la creencia de que ha atacado a Dios.

Si entendemos que el Hijo de Dios no puede ser atacado, pues su esencia es Divina y Espiritual, el acto de la crucifixión no debe ser interpretada como la acción del hombre contra su hermano en un acto demente de ira y odio. Si entendemos que esto es posible, estaríamos justificando cualquier agresión entre los hombres como lícita.

Dios es Amor y el Amor no puede albergar acciones de dolor.

4. En última instancia, sólo el cuerpo puede ser agredido. 2No cabe duda de que un cuerpo puede agredir a otro, y puede incluso destruirlo. 3Sin embargo, si la destrucción en sí es imposi­ble, cualquier cosa que pueda ser destruida no es real. 4Su des­trucción, por lo tanto, no justifica tu ira. 5En la medida en que creas que la justifica, estarás aceptando premisas falsas y enseñán­doselas a otros. 6El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no puedes ser perseguido. 7Si reaccionas con ira, tienes que estar equiparándote con lo destructible, y, por lo tanto, viéndote a ti mismo de forma demente.

Cuando interpretamos la crucifixión con la visión del Amor, su mensaje es liberador, en el sentido de que nos revela de que el Ser Espiritual no puede ser agredido, ni perseguido, tan solo el cuerpo puede llevarnos a la falsa percepción de ello, pero el cuerpo es temporal y por lo tanto carece de la consistencia de lo verdadero y eterno.

Cualquier respuesta que nos lleve a albergar ese sentimiento de ser víctima y al mismo tiempo, de justificar acciones basadas en la agresión, estarán indicándonos de que estamos sirviendo al miedo y a la errónea creencia en la separación.

5. He dejado perfectamente claro que soy como tú y que tú eres como yo, pero nuestra igualdad fundamental sólo puede demos­trarse mediante una decisión conjunta. 2Eres libre, si así lo eliges, de percibirte a ti mismo como si te estuvieran persiguiendo. 3Mas cuando eliges reaccionar de esa manera, deberías recordar que yo fui perseguido de acuerdo con el pensar del mundo, y que no compartí esa interpretación. 4puesto que no la compartí, no la reforcé. 5Ofrecí, consecuentemente, una interpretación diferente del ataque, que deseo compartir contigo. 6Si la crees, me ayuda­rás a enseñarla.

Cuan diferente se interpreta la crucifixión bajo la óptica aportada por Jesús en este punto. Tan sólo cuando las voluntades confluyen en un mismo pensamiento creativo se consigue dar vida a lo eterno, a lo verdadero.

Si nos proclamamos seguidores del Jesús y sus Enseñanzas, no podemos dar testimonio de la falsa creencia en la justificación del uso de la ira, de la agresión, para protegernos de las persecuciones, del ataque de los demás. En ningún momento de Sus Hechos, Jesús expresó una animosidad vengativa por las acciones recibidas en el cuerpo. Con ese ejemplo, nos enseñó el significado del cuerpo y su percepción verdadera.

6. Como ya dije anteriormente: "Lo que enseñes es lo que apren­derás".
2Si reaccionas como si te estuvieran persiguiendo, estarás enseñando persecución. 3No es ésta la lección que el Hijo de Dios debe enseñar si es que ha de alcanzar su propia salvación. 4Enseña más bien tu perfecta inmunidad, que es la verdad acerca de ti, y date cuenta de que no puede ser atacada. 5No trates de protegerla, pues, de lo contrario, creerás que es susceptible de ser atacada. 6No se te pide ser crucificado, lo cual fue parte de lo que yo aporté como maestro. 7Se te pide únicamente que sigas mi ejemplo cuando te asalten tentaciones mucho menos extremas de percibir falsamente, y que no las aceptes como falsas justificacio­nes para desatar tu ira. 8No puede haber justificación para lo injustificable. 9No creas que la hay, ni enseñes que la hay. 10Recuerda siempre que enseñas lo que crees. 11Cree lo mismo que yo, y llegaremos a ser maestros de igual calibre.

El fundamento de la No Violencia, sin duda, debe su inspiración en el contenido del párrafo que precede a estas líneas. Todos los hermanos que en sus Hechos han vivificado la no violencia como respuesta a las acciones beligerantes de los demás, han debido de beber de esas "aguas vivificadoras" que nos asemejan a Jesús.

7. Tu resurrección es tu redespertar. 2Yo soy el modelo del renaci­miento, pero el renacimiento en sí no es más que el despuntar en la mente de lo que ya se encuentra en ella. 3Dios Mismo lo puso allí, y, por lo tanto, es cierto para siempre. 4Yo creí en ello, y, por consiguiente, lo acepté como la verdad. 5Ayúdame a enseñárselo a nuestros hermanos en nombre del Reino de Dios, pero cree pri­mero que es verdad, pues, de lo contrario, enseñarás mal. 6Mis hermanos se quedaron dormidos durante la supuesta "agonía del huerto", pero yo no pude haberme indignado con ellos porque sabía que no podía ser abandonado.

La resurrección es nuestro redespertar; es el acto de recordar lo que verdaderamente somos y que forma parte de la Mente que compartimos con nuestro Creador. Tener la certeza de que eso es así, nos permitirá compartirlo con el resto de la Filiación.

8. Lamento cuando mis hermanos no comparten mi decisión de oír solamente una Voz, pues eso los debilita como maestros y como alumnos. 2Con todo, sé que no pueden realmente traicio­narse a sí mismos ni traicionarme a mí, y que sobre ellos es donde todavía tengo que edificar mi iglesia. 3No hay ninguna otra alter­nativa al respecto porque únicamente tú puedes ser la roca de la iglesia de Dios. 4Állí donde hay un altar hay una iglesia, y la pre­sencia del altar es lo que hace que la iglesia sea santa. 5La iglesia que no inspira amor, tiene un altar oculto que no está sirviendo al propósito para el que Dios lo destinó. 6Tengo que edificar Su igle­sia sobre ti porque quienes me aceptan como modelo son literal­mente mis discípulos. 7Los discípulos son seguidores, y  si el modelo que siguen ha elegido evitarles dolor en relación con todo, serían ciertamente insensatos si no lo siguiesen.

La gran mayoría de nosotros nos encontramos identificados con el mensaje malinterpretado de la crucifixión y la resurrección, igualmente, es interpretada como un acto mágico a la altura de la divinidad. Estas creencias nos están indicando que estamos sirviendo al ego y a su sistema de pensamiento sustentado en la creencia de que somos un cuerpo.

El significado de iglesia y de altar al que hace referencia este punto, no debe entenderse en su aspecto físico, sino que debemos interpretarlo como ese santuario donde debe manifestarse el Poder del Amor, y el altar, como el centro donde debe expresarse nuestra Consciencia y desde la cual ofrecemos nuestras ofrendas al resto de la humanidad con la que formamos la unidad de la Filiación.

9. Elegí, por tu bien y por el mío, demostrar que el ataque más atroz, a juicio del ego, es irrelevante. 2Tal como el mundo juzga estas cosas, mas no como Dios sabe que son, fui traicionado, aban­donado, golpeado, atormentado y, finalmente, asesinado. 3Está claro que ello se debió únicamente a las proyecciones de otros sobre mí, ya que yo no le había hecho daño a nadie y había curado a muchos.

El juicio del ego debe estar fundamentado en su sistema de pensamiento, razón por la cual, su verdad está basada en la percepción del cuerpo y de los efectos a los que da lugar. El verdadero Ser no puede ser traicionado, abandonado, golpeado, atormentado y, finalmente, asesinado, pues su existencia no es física y temporal, sino espiritual y eterna. 

10. Seguimos gozando de perfecta igualdad como alumnos, aun­que no es necesario que tengamos las mismas experiencias. 2El Espíritu Santo se regocija cuando puedes aprender de las mías y valerte de ellas para volver a despertar. 3Ése es su único propó­sito y ésa es la única manera en que yo puedo ser percibido como el camino, la verdad y la vida. 4Oír una sola voz nunca implica sacrificio. 4Por el contrario, si eres capaz de oír al Espíritu Santo en otros, puedes aprender de sus experiencias y beneficiarte de ellas sin tener que experimentarlas directamente tú mismo. 6Eso se debe a que el Espíritu Santo es uno, y todo aquel que le escucha es conducido inevitablemente a demostrar Su camino para todos.

Hermosa revelación la que nos aporta este apartado. La enseñanza del Espíritu Santo es una para todos, pues representa la Unidad Divina que nos hace Uno con el Padre y con Su Creación. 

11. Nadie te está persiguiendo, del mismo modo en que nadie me persiguió a mí. 2No se te pide que repitas mis experiencias, pues el Espíritu Santo, a Quien compartimos, hace que eso sea innecesa­rio. 3Para valerte de mis experiencias de manera constructiva, no obstante, tienes aún que seguir mi ejemplo con respecto a cómo percibirlas. 4Mis hermanos, que son también tus hermanos, están constantemente justificando lo injustificable. 5La única lección que tengo que enseñar, puesto que la aprendí, es que ninguna percep­ción que esté en desacuerdo con el juicio del Espíritu Santo está jamás justificada. 6Mi función consistió en mostrar que esto es ver­dad en un caso extremo, simplemente para que pudiese servir como un instrumento de enseñanza ejemplar para aquellos que, en situaciones no tan extremas, sienten la tentación de abandonarse a la ira y al ataque. 7Mi voluntad, junto con la de Dios, es que ninguno de Sus Hijos sufra.

Resumiría este punto con la siguiente frase: El Amor es la percepción correcta.

12. La crucifixión no puede ser compartida porque es el símbolo de la proyección, pero la resurrección es el símbolo del compar­tir, ya que para que la Filiación pueda conocer su plenitud, es necesario que cada uno de los Hijos de Dios experimente un re­despertar. 2Sólo esto es conocimiento.

La crucifixión debe ser considerada como el efecto originado por el miedo, del cual se derivan sentimientos como la ira, el egoísmo, el dolor y el sufrimiento. En realidad, la crucifixión,  es el acto consecuente de la falsa creencia en la separación. Es la acción proyectada del miedo.

En cambio, la resurrección, es el efecto de dirigir nuestra voluntad hacia el Espíritu Santo, lo que nos lleva a sintonizar con la elevada frecuencia de la Luz y del Amor. Ese redespertar de la consciencia se caracterizará por la Visión de la Unidad, o lo que es lo mismo, a compartir con el resto de nuestros hermanos la Plenitud del Reino.

13. El mensaje de la crucifixión es inequívoco: 

2Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres. 

¡Amén!

14.  Si interpretas la crucifixión de cualquier otra forma, la estarás usando como un arma de ataque en vez de como la llamada a la paz para la que se concibió. 2Con frecuencia, los Apóstoles la interpretaron erróneamente, por la misma razón que otros lo hacen. 3Su propio amor imperfecto les hizo ser vulnerables a la proyección, y, como resultado de su propio miedo, hablaron de la "ira de Dios" como el arma de represalia de Éste. 4No pudieron hablar de la crucifixión enteramente sin ira porque sus propios sentimientos de culpabilidad habían hecho que se sintiesen indig­nados.

Ahonda, más si cabe, Jesús, en las consecuencias de malinterpretar el mensaje de la crucifixión, y para ello, pone como ejemplo la respuesta de sus apóstoles, los cuales, en base a sus erróneas creencias, eligieron proyectar su miedo y pronunciarse a favor de la ira y el rencor.  

15. Éstos son algunos de los ejemplos de pensamiento tergiver­sado del Nuevo Testamento, si bien su evangelio es, en realidad, únicamente el mensaje del amor. 2Si los Apóstoles no se hubieran sentido culpables, nunca me habrían podido atribuir expresiones tales como: "No he venido a sembrar paz, sino espadas". 3Esto está en clara oposición a todas mis enseñanzas. 4De haberme entendido realmente, no podrían haber descrito tampoco mi reacción a Judas como lo hicieron. 5Yo no pude haber dicho: "¿Traicionas al Hijo del Hombre con un beso?" a no ser que hubiese creído en la traición. 6El mensaje de la crucifixión fue precisamente que yo no creía en la traición. 7El "castigo" que se dijo infligí a Judas fue un error similar. 8Judas era mi hermano y un Hijo de Dios, tan miembro de la Filiación como yo. 9¿Cómo iba a condenarlo cuando estaba listo para probar que condenar es imposible?

El mensaje de Jesús debe ser entendido como la Enseñanza del Amor que ha de permitirnos "resucitar", esto es, redespertar del sueño del ego. Cualquier enseñanza que se haya escrito o difundido, que no hable de ese Amor, es una enseñanza tergiversada que sin duda hará más largo el camino hacia ese redespertar de la consciencia.

16.  Cuando leas las enseñanzas de los Apóstoles, recuerda que les dije
que había muchas cosas que ellos no entenderían hasta más tarde porque en aquel entonces aún no estaban completamente listos para seguirme. 2No quiero que dejes que se infiltre ningún vestigio de miedo en el sistema de pensamiento hacia el que te estoy guiando. 3No ando en busca de mártires sino de maestros. 4Nadie es castigado por sus pecados, y los Hijos de Dios no son pecadores. 5Cualquier concepto de castigo significa que estás proyectando la responsabilidad de la culpa sobre otro, y ello refuerza la idea de que está justificado culpar. 6El resultado es una lección acerca de cómo culpar, pues todo comportamiento enseña las creencias que lo motivan. 7La crucifixión fue el resul­tado de dos sistemas de pensamiento claramente opuestos entre sí: el símbolo perfecto del "conflicto" entre el ego y el Hijo de Dios. 8Este conflicto parece ser igualmente real ahora, y lo que enseña tiene que aprenderse ahora tal como se tuvo que aprender entonces.

Poco podemos aportar a lo expresado por Jesús en este punto. Se trata de continuar creyendo en el sistema de pensamiento del ego o de elegir al Espíritu Santo como nuestro guía. Elegir el sufrimiento o la Plenitud; la guerra o la paz; el miedo o el Amor.

17. Yo no necesito gratitud, pero tú necesitas desarrollar tu mer­mada capacidad de estar agradecido, o no podrás apreciar a Dios. 2Él no necesita que lo aprecies, pero tú sí. 3No se puede amar lo que no se aprecia, pues el miedo hace que sea imposible apreciar nada. 4Cuando tienes miedo de lo que eres no lo apre­cias, y, por lo tanto, lo rechazas. 5Como resultado de ello, enseñas rechazo.

Sin duda alguna, el agradecimiento es una expresión de Amor. La gratitud es el reconocimiento de la Unidad en la mente de los Hijos de Dios.

18. El poder de los Hijos de Dios está presente todo el tiempo porque fueron creados para ser creadores. 2La influencia que ejercen unos sobre otros es ilimitada, y tiene que usarse para su salvación conjunta. 3Cada uno de ellos tiene que aprender a ense­ñar que ninguna forma de rechazo tiene sentido. 4La separación es la noción del rechazo. 5Mientras sigas enseñando esto lo segui­rás creyendo. 6No es así como Dios piensa, y tú tienes que pensar como Él si es que has de volver a conocerlo.

Cada vez que expresamos rechazo, estamos revelando nuestra lealtad al sistema de pensamiento del ego, el cual se sustenta en la creencia en la separación. Rechazamos porque nos sentimos separados del resto de nuestros hermanos.

Tan sólo el redespertar de la consciencia nos llevará a vibrar en la frecuencia del Amor.

19. Recuerda que el Espíritu Santo es el vínculo de comunicación entre Dios el Padre y Sus Hijos separados. Si escuchases Su Voz sabrías que tú no puedes herir ni ser herido, y que son muchos los que necesitan tu bendición para poder oír esto por sí mismos. 3Cuando sólo percibas esa necesidad en ellos, y no respondas a ninguna otra, habrás aprendido de mí y estarás tan deseoso de compartir lo que has aprendido como lo estoy yo.

Poner en manos del Espíritu Santo nuestra mente, nos permitirá oír su Voz, la cual nos llevará a una nueva visión, donde la creencia en la separación, dará lugar a la verdadera percepción de la Unidad.

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