miércoles, 21 de agosto de 2024

Capítulo 14: I. Las condiciones del aprendizaje (1ª parte).

 Capítulo 14

LAS ENSEÑANZAS EN FAVOR DE LA VERDAD

 

Introducción

1. Sí, en verdad eres bendito. 2Mas en este mundo no te das cuenta de ello. 3No obstante, tienes los medios para aprender que lo eres y verlo claramente. 4El Espíritu Santo usa la lógica con tanta facilidad y eficacia como lo hace el ego, salvo que Sus conclusiones no son dementes. 5Éstas toman una dirección diametralmente opuesta y apuntan tan claramente hacia el Cielo como el ego apunta hacia las tinieblas y la muerte. 6Hemos examinado gran parte de la lógica del ego y hemos visto sus conclusiones lógicas. 7Y habiéndolas visto, nos hemos dado cuenta de que tales conclu­siones no se pueden ver excepto en ilusiones, pues sólo ahí parece verse claramente su aparente claridad. 8Démosles la espalda ahora y sigamos la simple lógica que el Espíritu Santo utiliza para enseñar las sencillas conclusiones que hablan en favor de la ver­dad y sólo de la verdad.

En la Introducción de este nuevo Capítulo, Jesús, nos anuncia que el único guía que enseña en favor de la verdad es el Espíritu Santo, y, es en Él, en quien debemos depositar toda nuestra fe y fidelidad.

 

I. Las condiciones del aprendizaje (1ª parte).

1. Si eres bendito y no lo sabes, necesitas aprender que cierta­mente lo eres. 2El conocimiento no es algo que se pueda enseñar, pero sus condiciones se tienen que adquirir, pues eso fue lo que desechaste. 3Puedes aprender a bendecir; pero no puedes dar lo que no tienes. 4Por lo tanto, si ofreces una bendición, primero te tiene que haber llegado a ti. 5tienes también que haberla aceptado como tuya, pues, de lo contrario, ¿cómo podrías darla? 6Por eso es por lo que los milagros dan testimonio de que eres bendito. 7Si perdonas completamente es porque has abandonado la culpa­bilidad, al haber aceptado la Expiación y haberte dado cuenta de que eres inocente. 8¿Cómo ibas a percatarte de lo que se ha hecho por ti, sin tú saberlo, a menos que hicieses lo que no podrías sino hacer si se hubiese hecho por ti?

Para bendecir, hay que ser bendito, pues, nadie pueda dar lo que no tiene. Pero, ¿tenemos claro el significado de los términos bendecir y bendito?

El Diccionario de la RAE, define el término bendito con los siguiente significados: En religión (santo, bienaventurado, venerable). Persona dichosa, feliz, sencilla y de pocas luces.

Para el término "bendecir" recoge los siguientes significados: alabar, elogiar, ensalzar, enaltecer, engrandecer, magnificar. Colmar de bienes a alguien o hacer que prospere. Invocar en favor de alguien o de algo la bendición divina. Consagrar al culto divino algo, mediante determinada ceremonia. Dicho de un obispo o de un presbítero: Hacer la señal de la cruz sobre alguien o sobre algo.

Todos estos significados, apuntan a la consecución de un estado de consciencia que se ha liberado de la culpabilidad. Dicho estado es la inocencia, o lo que es lo mismo, la ausencia de la creencia en el pecado.

La inocencia es un estado mental que se comparte en el Hogar de Dios y que al extenderla en nuestros pensamientos amorosos, nos hacen ser personas felices, dichosas y portadores de gracia. 

2. En un mundo nacido de la negación y carente de dirección se necesitan pruebas indirectas de la verdad. 2Percibirás la necesidad de esto si te das cuenta de que la negación es la decisión de no querer saber. 3La lógica del mundo, por lo tanto, no puede sino conducir a la nada, pues su meta es la nada. 4Si decides ser tan sólo un sueño y no tener ni dar nada más que eso, te verás obligado a dirigir tus pensamientos hacia el olvido total. 5Pero si lo eres todo y eso es lo que tienes y lo que das, y aun así lo niegas, es porque tu sistema de pensamiento se ha desconectado total­mente de la verdad y se ha separado de ella. 6Éste es un mundo demente y no debes subestimar la magnitud de su demencia. 7No hay ninguna área de tu percepción que no se haya visto afectada, y tu sueño es sagrado para ti. 8Por eso es por lo que Dios puso al Espíritu Santo en ti, allí donde tú pusiste el sueño.

La creencia del ego de que su identidad es el cuerpo con el que percibe, le lleva a una total negación de la verdad. Es más, si el ego, reconociese que no es un cuerpo, no existiría, pues su falsa realidad está sustentada en la información que le aportan sus sentidos y sus percepciones.

El ego sabe que su mundo es caótico, pero esa conclusión no le lleva a cambiar su creencia sobre la identidad con la que se identifica. Su mundo será caótico, pero no se siente autor de ese caos. 

Podemos continuar viviendo y creyendo en el mundo percibido, o lo que es lo mismo, podemos decidir seguir soñando y creer que aquello que forma parte de nuestro sueño es la única realidad. Como bien se recoge en este punto, "no hay ninguna área de tu percepción que no se haya visto afectada, y tu sueño es sagrado para ti".

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