sábado, 20 de enero de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 20

LECCIÓN 20
  
Estoy decidido a ver.

1. Hemos tenido hasta ahora una actitud bastante relajada con respecto a nuestras sesiones de práctica. 2Apenas hemos tratado de dirigir el momento en que debes llevarlas a cabo; el esfuerzo requerido por tu parte ha sido mínimo, y ni siquiera se te ha pedido que cooperes o que te intereses activamente en ellas. 3Este enfoque ha sido intencional, y ha sido planeado muy cuidadosamente. 4No hemos perdido de vista lo importante que es invertir completamente tu manera de pensar. 5La salvación del mundo depende de ello. 6Mas no podrás ver si te sientes coaccionado, o si te abandonas al resentimiento y a la oposición.

2. Ésta es la primera vez que intentamos establecer cierta estructura. 2No interpretes esto erróneamente como un intento de querer ejercer presión o fuerza. 3Deseas la salvación. 4Deseas ser feliz. 5Deseas la paz. 6No lo has logrado todavía porque tu mente no tiene ninguna disciplina, y no puedes distinguir entre la dicha y el pesar, el placer y el dolor, o el amor y el miedo. 7Ahora estás aprendiendo a diferenciar unos de otros. 8Y grande en verdad será tu recompensa cuando lo logres.

3. Tu decisión de querer ver es todo lo que requiere la visión. 2Lo que quieres se te concede. 3No cometas el error de creer que el pequeño esfuerzo que se te pide es una indicación de que nuestro objetivo es de poco valor. 4¿Cómo iba a ser la salvación del mundo un propósito trivial? 5¿Y cómo podría salvarse el mundo si no te salvas tú? 6Dios tiene un solo Hijo, y él es la resurrección y la vida. 7Su voluntad se hace porque se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra. 8Con tu decisión de querer ver, se te da la visión.

4. Los ejercicios de hoy consisten en que te recuerdes a ti mismo a lo largo del día que quieres ver. 2La idea de hoy implica tácitamente también el reconocimiento de que ahora no ves. 3Por lo tanto, cada vez que repites la idea, estás afirmando que estás decidido a cambiar tu estado actual por uno mejor, por uno que realmente deseas.

5. Repite la idea de hoy lentamente y a conciencia por lo menos dos veces por hora, y trata de hacerlo cada media hora. 2No te desanimes si se te olvida hacerlo, pero esfuérzate al máximo por acordarte. 3Las repeticiones adicionales deben aplicarse a cualquier situación, persona o acontecimiento que te perturbe. 4Pue­des verlos de otra manera, y los verás. 5Verás lo que desees ver. 6Ésta es la verdadera ley de causa y efecto tal como opera en el mundo.

¿Qué me enseña esta lección? 

Este ejercicio nos hace conscientes del verdadero poder con el que El Creador nos ha dotado. Somos el Hijo y hemos sido creados a Su imagen y semejanza. Cada uno de nosotros tiene el poder de elegir. Si yo decido ver una realidad inspirada por mis emociones, por mi afán de individualidad, fabricaré un mundo de separación e individualidades. 

Forjaré esa visión en mi patrón de creencias y daré forma a mi vida en virtud a esa visión. Mis hábitos basados en esas creencias darán lugar a un destino y el círculo quedará cerrado para justificar mi percepción errónea, nacida de un deseo de ver desde mi propia individualidad.

Sin embargo, esa percepción es irreal, pues al igual como nuestros hijos forman parte de una misma familia, el Hijo de Dios forma la Filiación Santa. La Unidad de esa Filiación pone en evidencia el error de la creencia del ego en la separación. 

Nuestra elección debe ser ver la realidad y la verdad que permanece olvidada por el sueño del ego.

Pongamos en uso nuestro poder creador y creemos esa visión de filiación y de unidad con Dios. El Amor a través del perdón, es el camino que ha de permitirnos despertar de ese sueño. 

En la aplicación de este ejercicio he puesto en práctica el deseo de ver a mis hermanos tal y como son, Hijos de Dios y no meramente cuerpos materiales. Mi voluntad, mi elección, de ver, me ha llevado a ser consciente de momentos o instantes santos con respecto a esta visión. 

En mi elección de ver, la obra de Bruce Lipton, "La biología de las creencias", me ha ayudado a adquirir una visión nueva y diferente, a la hora de relacionar el pensamiento con el cuerpo.

 

Ejemplo-Guía: "El comportamiento de nuestro hijo nos desespera" 

En las lecciones anteriores hemos ido entrenando nuestra mente para favorecer un nuevo aprendizaje. Al igual como ocurre en cualquier proceso de entrenamiento, tenemos que tener presente, que, en las primeras fases, es lógico que aparezcan los clásicos síntomas de "agujetas" como consecuencia de que nuestra "musculatura" no está habituada a efectuar ciertos ejercicios. Pero, al poco tiempo, este síntoma desaparece y, en su lugar, recibimos con agrado nuevas sensaciones que nos hacen sentir bien con nosotros mismos, pues evidenciamos que el esfuerzo que estamos realizando comienza a dar sus frutos, nos sentimos más ágiles, flexibles y dinámicos, es como si nos sintiésemos más vivos. 

Esta analogía, nos ayuda a comprender las sensaciones que hemos ido experimentando a lo largo de estos primeros 19 días de prácticas de los ejercicios propuestos en las lecciones. 

Muchos que inician un proceso de entrenamiento, suelen abandonarlo transcurrido unos días de haberlo comenzado. Tal vez, la exigencia de mantener un compromiso permanente, una actitud de continua actividad, le lleve a replantearse su elección inicial y finalmente deciden abandonar el entrenamiento. 

Con la actual lección, tenemos que tomar una decisión que considero crucial. ¿Por qué? Pues porque tenemos que elegir entre "ver" como hasta ahora lo hemos hecho o, por el contrario, aceptar la invitación que nos traslada esta lección para ser conscientes de que, por encima de todo, nuestra voluntad es "ver" la verdad. 

Podemos contarnos entre los que han adquirido todo el saber teórico que nos ofrece este mundo y, sin embargo, continuar sin ver la verdad que se encuentra más allá de la percepción del mismo. Con ello quiero decir, que el saber teórico no nos aporta la visión verdadera, salvo que tengamos la firme voluntad de verla y experimentarla. 

Eso, ¿dónde nos lleva? Elegir "ver", nos lleva a desaprender, a deshacernos de las creencias viejas y nos sitúa en una nueva vibración que nos permite mantenernos alerta, cuando nos encontramos con los efectos de nuestros pensamientos. 

Si aplicamos esta enseñanza a este ejemplo, cuando nos encontremos ante una situación que antes interpretábamos como conflictiva, ahora nuestra actitud es distinta. Ya no vemos a nuestro hijo separado de nosotros. Ya somos conscientes, de que aquello que interpreta nuestra mente, está basado en el pasado, cuando en verdad, no tiene el significado que le habíamos otorgado. Ahora vives el presente como una oportunidad de ver la situación de otra manera. Ahora eliges ver la verdad, eliges ver a tu hijo como un Ser Espiritual, inocente e impecable. Esa nueva visión, te ofrecerá paz y felicidad y, ese nuevo pensamiento, recuérdalo, sus efectos, no lo experimentarás tan sólo tú, sino también tu hijo. 

Ese es el verdadero milagro. 

Reflexión: ¿Con qué intensidad deseas ver la realidad?

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