viernes, 5 de diciembre de 2025

Capítulo 25. I. El vínculo con la verdad (6ª parte).

I. El vínculo con la verdad (6ª parte).

6. El Espíritu Santo apoya el propósito de Cristo en tu mente, de forma que tu deseo de ser especial pueda ser corregido allí donde se encuentra el error. 2Debido a que Su propósito sigue siendo el mismo que el del Padre y el del Hijo, Él conoce la Voluntad de Dios, así como lo que tú realmente quieres. 3Pero esto sólo lo puede comprender la mente que se percibe a sí misma como una, y que, consciente de que es una, lo experi­menta así. 4La función del Espíritu Santo es enseñarte cómo expe­rimentar esta unicidad, qué tienes que hacer para experimentarla y adónde debes dirigirte para lograrlo.

El punto 6 profundiza en el papel del Espíritu Santo y la experiencia de la unicidad. Veamos, ¿cuál es su significado?

En primer lugar, Jesús nos dice que el Espíritu Santo corrige el deseo de ser especial. El texto dice que el Espíritu Santo apoya el propósito de Cristo en tu mente, ayudando a corregir el deseo de ser especial. En la visión del Curso, el “deseo de ser especial” es la raíz de la separación: el ego quiere ser diferente, único, separado de los demás y de Dios. El Espíritu Santo, en cambio, te guía hacia la experiencia de la unidad, donde no hay separación ni jerarquías.

Añade que el Espíritu Santo comparte el mismo propósito que el Padre y el Hijo (Cristo), por lo que conoce tanto la Voluntad de Dios como lo que tú realmente quieres en lo más profundo (la paz, el amor, la unidad). Solo una mente que se percibe a sí misma como una, y que experimenta esa unidad, puede realmente comprender y vivir esta verdad. Mientras la mente se vea separada, seguirá experimentando conflicto y deseo de especialidad.

La función del Espíritu Santo es enseñarte, paso a paso, cómo experimentar la unicidad:

Qué tienes que hacer:  Practicar el perdón, soltar el juicio, elegir la paz y la empatía.

Cómo experimentarla:  A través de la auto-observación, la meditación y el cambio de percepción (ver la unidad en vez de la separación).

Adónde dirigirte:  Hacia la experiencia interna de unidad, más allá de las apariencias externas.

¿Cómo podemos practicar y experimentar esto?

Prácticas concretas:

Pide guía al Espíritu Santo:  Antes de reaccionar ante un conflicto o una emoción de separación, haz una pausa y pide internamente:  “Espíritu Santo, ayúdame a ver esto con los ojos de la unidad.”

Observa el deseo de ser especial:  Cuando notes que quieres tener la razón, destacar o sentirte diferente, reconoce que es el ego buscando separación. No te juzgues, solo obsérvalo y elige de nuevo.

Ejercicios de unidad:  Dedica unos minutos al día a meditar en la idea:  “No estoy separado. Somos uno en Dios.”  Imagina que la luz que hay en ti es la misma que hay en todos.

Perdón y empatía:  Cuando surja un conflicto, recuerda que el otro y tú no están realmente separados. Practica el perdón y busca la empatía.

Resumiendo lo dicho, el Espíritu Santo es nuestra guía interna para sanar la percepción de separación y experimentar la unidad. Su función es ayudarnos a soltar el deseo de ser especial y a recordar que, en esencia, eres uno con todos y con Dios. Esta experiencia se cultiva con práctica diaria, auto-observación y apertura a la guía interna.

¿Qué significa pedir guía al Espíritu Santo?

Significa hacer una pausa, abrir tu mente y tu corazón, y pedir ayuda interna para ver la situación desde una perspectiva más elevada: la perspectiva de la unidad, la paz y el amor, en vez de la del ego (miedo, juicio, separación).

¿Cómo hacerlo en la práctica?

Haz una pausa consciente:  Antes de reaccionar automáticamente, detente un momento. Respira profundo.

Haz una petición interna sencilla: No necesitas palabras especiales. Puedes decir mentalmente frases como:

  • “Espíritu Santo, ayúdame a ver esto de otra manera.”
  • “Guíame para responder con amor.”
  • “Muéstrame la verdad en esta situación.”
  • “¿Qué haría el amor aquí?”

Escucha y observa:  Permanece abierto a una nueva percepción. Puede llegar como una idea, una sensación de paz, una intuición o simplemente el impulso de actuar de forma más compasiva.

Ejemplos en situaciones cotidianas:

Conflicto en el trabajo:  Antes de responder a un correo difícil o discutir con un compañero:

  • Haz una pausa y repite internamente:  “Espíritu Santo, ayúdame a ver a mi compañero con comprensión. Guíame para responder con paz.”

Discusión familiar:  Si surge una discusión en casa:

  • Respira y di mentalmente:  “Espíritu Santo, muéstrame la inocencia en mi familiar. Ayúdame a escuchar y no juzgar.”

Autocrítica o culpa:  Cuando te sientas mal contigo mismo:

  • Haz una pausa y pide: “Espíritu Santo, ayúdame a ver mi verdadera valía. Enséñame a perdonarme.”

Decisiones importantes:  Si tienes que tomar una decisión y te sientes inseguro:

  • Pregunta internamente:  “Espíritu Santo, ¿qué camino me lleva a la paz? Guíame hacia lo que es mejor para todos.”

Consejos para integrar la práctica:

  • Hazlo un hábito:  No solo en grandes problemas, sino en lo cotidiano: al conducir, al hacer compras, al hablar con desconocidos.
  • Confía en la respuesta:  A veces la guía se siente como calma, claridad o simplemente el deseo de no reaccionar impulsivamente.
  • Sé paciente:  Si no sientes una respuesta inmediata, confía en que la guía llegará en el momento adecuado.

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