martes, 30 de diciembre de 2025

Capítulo 25. III. Percepción y elección (5ª parte).

III. Percepción y elección (5ª parte).

5. En el mundo al que el error dio lugar existe otro propósito por­que el mundo tiene otro Hacedor que puede reconciliar el objetivo del mundo con el propósito de Su Creador. 2En Su percepción del mundo, no hay nada que no justifique el perdón y la visión de la perfecta impecabilidad; 3nada que pueda ocurrir que no encuentre perdón instantáneo y total, 4ni nada que pueda perma­necer un solo instante para empañar la impecabilidad que brilla inmutable más allá de los fútiles intentos del especialismo de expulsarla de la mente -donde no puede sino estar- e iluminar al cuerpo en su lugar. 5Los luceros del Cielo no son para que tu mente elija dónde los quiere ver. 6Si elige verlos en otra parte que no sea su hogar, como si estuviesen arrojando su luz sobre un lugar donde jamás podrían estar, entonces el Hacedor del mundo tiene que corregir tu error, pues de otro modo te quedarías en las tinieblas, donde no hay luceros.

El punto 5 profundiza en la función del Espíritu Santo como reconciliador entre el mundo de la percepción y el propósito divino, y en la impecabilidad como verdad inmutable.

Este pasaje nos enseña que, aunque el mundo fue construido desde el error —la creencia en la separación—, existe otro Hacedor (el Espíritu Santo) que puede reinterpretarlo para alinearlo con el propósito de Dios. En Su visión, todo merece perdón, y nada puede empañar la impecabilidad del Hijo de Dios. El especialismo intenta sustituir la luz de la mente por la del cuerpo, pero la verdad permanece inalterable. Si la mente elige ver la luz en un lugar equivocado, el Espíritu Santo corrige esa percepción para evitar que el Hijo de Dios permanezca en la oscuridad.

A nivel práctico:

Este punto nos recuerda que no hay error que no pueda ser perdonado, ni oscuridad que no pueda ser iluminada por la verdad. Cuando elegimos ver desde el ego, proyectamos la luz en lugares donde no puede estar (el cuerpo, el estatus, la imagen). Pero el Espíritu Santo nos guía de vuelta a la mente, donde la luz siempre ha estado.

Aplicando la enseñanza:

  • En momentos de culpa o juicio, recuerda que la impecabilidad no puede ser empañada. El perdón es instantáneo y total.
  • Cuando busques validación externa, pregúntate si estás intentando ver los luceros del Cielo en el cuerpo en lugar de en la mente.

Un par de ejemplos:

  • Ejemplo real: Clara se siente humillada por no haber sido reconocida en su trabajo. Cree que su valor depende de lo que los demás ven. Pero al reflexionar, se da cuenta de que está buscando luz en el cuerpo (imagen, logros). Decide entregarse al perdón y recordar su impecabilidad.
  • Ejemplo simbólico: Un niño quiere atrapar estrellas y guardarlas en una caja. Cree que así podrá iluminar su habitación. Pero las estrellas no pueden estar ahí. Una figura luminosa le enseña que la luz está en su corazón, y que sólo allí puede brillar.

Citas relacionadas con el mensaje de estudio:

  • "El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad no ocurrió." (L-pII.1.1:1)
  • "La impecabilidad de tu hermano es la salvación tuya". (T-9.III.6:2)
  • "El Espíritu Santo ve lo que tú ves, pero sabe que no es verdad". (T-12.I.2:1)

Unas preguntas para la reflexión:

  • ¿Estoy buscando la luz en el cuerpo o en la mente?
  • ¿Qué errores sigo creyendo que no merecen perdón?
  • ¿Estoy dispuesto a aceptar mi impecabilidad como verdad inmutable?

Resumiendo:

Este punto nos enseña que el Espíritu Santo puede reconciliar nuestra percepción del mundo con el propósito divino. En Su visión, todo merece perdón, y la impecabilidad del Hijo de Dios brilla más allá de cualquier ilusión. La luz no puede ser elegida arbitrariamente; sólo puede brillar en su verdadero hogar: la mente unida al Amor.

“Nada que pueda ocurrir que no encuentre perdón instantáneo y total.”

Una invitación: Hoy, deja que el Corrector te muestre dónde está la luz. No la busques en el cuerpo ni en el mundo, sino en tu mente, donde siempre ha estado.

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