martes, 1 de abril de 2025

Capítulo 19. A-i. La atracción de la culpabilidad (3ª parte).

 i. La atracción de la culpabilidad (3ª parte).

15. Si envías únicamente los mensajeros que el Espíritu Santo te da, sin desear otros mensajes que los suyos, nunca más verás el miedo. 2El mundo quedará transformado ante tu vista, limpio de toda culpabilidad y teñido de una suave pincelada de belleza. 3No hay miedo en el mundo que tú mismo no hayas sembrado en él. 4Ni ninguno que puedas seguir viendo después de pedirles a los mensajeros del amor que lo desvanezcan. 5El Espíritu Santo te ha dado Sus mensajeros para que se los envíes a tu hermano y para que retornen a ti con lo que el amor ve. 6Se te han dado para reemplazar a los hambrientos perros del miedo que enviabas en su lugar. 7Y marchan adelante para dar a conocer que el fin del miedo ha llegado.

De nuestra voluntad depende utilizar los servicios de mensajería del miedo o los del amor. 

Si a estas alturas no tenemos claro cuáles utilizar, lo único que tenemos que hacer es preguntarnos cuál de ellos nos aporta más paz y felicidad. Los mensajes procedentes del servicio de mensajería del miedo tan solo nos invitarán a alimentar el sufrimiento, pues para poder sobrevivir deberemos emplear el miedo y la culpa en nuestras actuaciones. Tan solo de este modo podremos saciar nuestros apetitos insaciables inspirados por nuestros deseos de individualidad.

En cambio, los mensajes procedentes del servicio de mensajería del amor hablarán de la consecución de nuestros sueños felices, de vivencias reales en las que las relaciones especiales se tornan santas y donde se celebra el encuentro de las almas afines en el instante santo.

16.  El amor también quiere desplegar ante ti un festín sobre una mesa cubierta con un mantel inmaculado, en un plácido jardín donde sólo se oye un cántico angelical y un suave y feliz murmu­llo. 2Es éste un banquete en honor de tu relación santa, en el que todo el mundo es un invitado de honor. 3Y en un instante santo todos bendecís la mesa de comunión juntos, al uniros fraternal­mente ante ésta. 4Yo me uniré a vosotros ahí, tal como lo prometí hace mucho tiempo y como todavía lo sigo prometiendo. 5Pues en vuestra nueva relación se me da la bienvenida. 6Y donde se me da la bienvenida allí estoy.

El mensaje del amor es una invitación a participar en la celebración de las bodas sagradas que nos une al resto de la humanidad. Se trata de la más bella y hermosa de las celebraciones en la que podemos participar. En ella, la compleción de Dios se consuma, pues Su Creación, la Filiación es Una.

Ninguna sombra oscura del pasado puede nublar ese día de celebración, pues en el Cielo, la oscuridad no tiene cabida. Todo es luz. En el pensamiento de unidad, todo se consagra en la luz de la comprensión de la verdad. La identidad espiritual toma el control de la vida y camina victoriosa sobre las densas nubes que le amenazaban con impedir su despertar.

17. Se me da la bienvenida en un estado de gracia, lo cual quiere decir que finalmente me has perdonado. 2Pues me convertí en el símbolo de tu pecado, y por esa razón tuve que morir en tu lugar. 3Para el ego el pecado significa muerte, y así la expiación se alcanza mediante el asesinato. 4Se considera que la salvación es un medio a través del cual el Hijo de Dios fue asesinado en tu lugar. 5Mas ¿iba acaso ofrecerte a ti, a quien quiero, mi cuerpo, sabiendo lo insignificante que es? 6¿O, por el contrario, te enseña­ría que los cuerpos no nos pueden separar? 7Mi cuerpo no fue más valioso que el tuyo; ni fue tampoco un mejor instrumento para comunicar lo que es la salvación, si bien no Su fuente. 8Nadie puede morir por otro, y la muerte no expía los pecados. 9Pero puedes vivir para mostrar que la muerte no es real. 10El cuerpo ciertamente parecerá ser el símbolo del pecado mientras creas que puede proporcionarte lo que deseas. 11Y mientras creas que puede darte placer, creerás también que puede causarte dolor. 12Pensar que podrías estar contento y satisfecho con tan poco es herirte a ti mismo; y limitar la felicidad de la que podrías gozar es recurrir al dolor para que llene tus escasas reservas y haga tu vida más plena. 13Esto es compleción tal como el ego lo entiende. 14Pues la culpabilidad se infiltra subrepticiamente allí donde se ha desplazado a la felicidad, y la substituye. 15La comu­nión es otra forma de compleción, que se extiende más allá de la culpabilidad porque se extiende más allá del cuerpo.

En este último punto, Jesús nos comparte un mensaje muy importante y que viene a poner luz en la controvertida creencia de que su muerte en la cruz tuvo como misión la redención de nuestros pecados. La religión católica defiende esta creencia y sobre ella, sobre este falso pilar, ha levantado una fe que inspira actos de sufrimiento y dolor.

Ya sabemos cómo se las maravilla el ego para confundir nuestras ideas. Inocula la idea principal de su sistema de pensamiento, la creencia en la identidad corporal, para señalar al culpable de nuestros pecados, de nuestras desgracias, el cuerpo, al que juzga y condena a muerte en un intento de reconciliarse con Dios.

El error radica en que no es el cuerpo el causante de nuestras creencias. El cuerpo es la consecuencia de dicha creencia errónea, al ser interpretado como nuestra verdadera realidad. No es el cuerpo el que peca, pues no tiene ese poder. Es la mente, con sus falsas creencias, la que nos lleva a creer en el pecado, en la separación, en el miedo y en la culpa. 

No es sacrificando nuestro cuerpo como lograremos la expiación de lo que llamamos pecados. Se trata de corregir el error original de pensar que estamos separados de nuestros hermanos y de Dios. Busquemos la creencia que expíe ese error. Pidamos al Espíritu Santo, la Mente Recta, que nos ilumine para que reconozcamos nuestra verdadera identidad espiritual y para que veamos el lazo de amor que nos hace uno junto a nuestros hermanos. No se trata de muerte, sino de vida; no se trata de odiar, sino de amar; no se trata de atacar, sino de paz y felicidad; no se trata de alimentar el miedo, sino de saciarnos, eternamente, con el alimento del amor.

lunes, 31 de marzo de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 90

LECCIÓN 90

Estas son las ideas que vamos a utilizar en este repaso:

1. (79) Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.

2Hoy quiero darme cuenta de que el problema es siempre alguna forma de resentimiento que quiero abrigar. 3Quiero comprender también que la solución es siempre un milagro al que le permito ocupar el lugar del resentimiento. 4Hoy quiero recordar la simpli­cidad de la salvación, reforzando la lección de que sólo hay un problema y sólo una solución. 5El problema es un resentimiento; la solución, un milagro. 6E invito a la solución cuando perdono la causa del resentimiento y le doy la bienvenida al milagro que entonces ocupa su lugar.

2. Para las aplicaciones concretas de esta idea puedes usar las si­guientes variaciones:

2Esto supone un problema para mí que quiero que se resuelva.
3El milagro que se encuentra tras este resentimiento lo resolverá por mí.
4La solución de este problema es el milagro que el problema oculta.

3. (80) Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.

2La única razón de que parezca tener problemas es que estoy usando el tiempo indebidamente. 3Creo que el problema ocurre primero, y que debe transcurrir cierto tiempo antes de que pueda resolverse. 4No veo el problema y la solución como acontecimien­tos simultáneos. 5Ello se debe a que aún no me he dado cuenta de que Dios ubicó la solución junto al problema, de manera que el tiempo no los pudiera separar. 6El Espíritu Santo me enseñará esto si se lo permito. 7Y comprenderé que es imposible que yo pudiera tener un problema que no se hubiese resuelto ya.

4. Las siguientes variaciones de la idea de hoy resultarán útiles para las aplicaciones concretas:

2No tengo que esperar a que esto se resuelva.
3La solución a este problema ya se me ha dado, si estoy dispuesto a aceptarla.
4El tiempo no puede separar este problema de su solución.


¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto.

El problema encuentra su origen en la creencia de que somos capaces de tener problemas, y esa creencia reside solo y exclusivamente en la mente dual, en la mente del ego. Todo problema es el fruto de un pensamiento anclado en el resentimiento. Toda solución es el fruto de un pensamiento alimentado por el Amor.

¿Vas a elegir desde el pasado o desde el ahora?
¿Vas a elegir desde la culpa o desde la inocencia?
¿Vas a elegir desde el resentimiento o desde el perdón?

Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto.

El despertar de la consciencia lleva implícita la comunión con nuestra verdadera identidad. Cuando tengamos la certeza de que somos seres de luz y que, temporalmente, nuestro espíritu se encuentra espiritualizando la materia a través de nuestras acciones de amor, entonces, sabremos reconocer que todos los problemas se han resuelto. El problema dejará de existir como tal.

¿Acaso piensas que tu Padre te ha abandonado?
¿Acaso crees que tu hogar es la oscuridad?
¿Acaso el Sol ha dejado algún día de brillar?

Capítulo 19. A-i. La atracción de la culpabilidad (2ª parte).

 i. La atracción de la culpabilidad (2ª parte).

12. Las relaciones que se entablan en este mundo son el resultado de cómo se ve el mundo. 2Y esto depende de la emoción a la que se pidió que enviara sus mensajeros para que lo contemplasen y regresasen trayendo noticias de lo que vieron. 3A los mensajeros del miedo se les adiestra mediante el terror, y tiemblan cuando su amo los llama para que le sirvan. 4Pues el miedo no tiene compa­sión ni siquiera con sus amigos. 5Sus mensajeros saquean culpa­blemente todo cuanto pueden en su desesperada búsqueda de culpabilidad, pues su amo los deja hambrientos y a la intemperie, instigando en ellos la crueldad y permitiéndoles que se sacien únicamente de lo que le llevan. 6Ni el más leve atisbo de culpabi­lidad se escapa de sus ojos hambrientos. 7Y en su despiadada búsqueda de pecados se abalanzan sobre cualquier cosa viviente que vean, y dando chillidos se la llevan a su amo para que él la devore.

Jesús emplea el símil del mensajero para asistirnos en la comprensión del rol que desempeñan en nuestra mente nuestros pensamientos, que realmente cumplen su función como los portavoces de las creencias a las que damos refugio en nuestra mente.

Si la voluntad sirve a nuestra naturaleza espiritual, utilizaremos los servicios de mensajería a disposición de nuestra mente para que se expandan, llevando a nuestro mundo la visión y el mensaje del amor, de la unidad, de la paz y de la felicidad.

Si, en cambio, la voluntad sirve a nuestra falsa identidad, la corporal, utilizaremos los servicios de mensajería de nuestra mente para que multiplique la creencia en que la unidad no existe y que somos diferentes como diferentes son nuestros cuerpos.

La primera opción hará que la semilla del amor haga florecer la vida a nuestro alrededor. 

La segunda opción hará que la semilla del miedo, de la culpa, haga florecer la muerte en todo cuanto toquemos, pues lo ilusorio está regido por la fuerza de repulsión.

13. No envíes al mundo a esos crueles mensajeros para que lo devoren y se ceben en la realidad. 2Pues te traerán noticia de carne, pellejo y huesos. 3Se les ha enseñado a buscar lo corrupti­ble, y a retornar con los buches repletos de cosas podridas y des­compuestas. 4Para ellos tales cosas son bellas, ya que parecen mitigar las crueles punzadas del hambre. 5Pues el dolor del miedo los pone frenéticos, y para evitar el castigo de aquel que los envía, le ofrecen lo que tienen en gran estima.

Mientras que el alimento espiritual del amor nos sacia completamente, nos aporta compleción y plenitud, el alimento del ego, el miedo, al estar regido por la fuerza de repulsión, no nos saciará jamás, lo que nos provocará un apetito voraz e insaciable, llevándonos a agotar toda nuestra energía mental en la búsqueda de alimentos con los cuales poder satisfacer su apetencia. El deseo es inagotable en un mundo donde todo está regido por las leyes de la temporalidad.

14. El Espíritu Santo te ha dado los mensajeros del amor para que los envíes en lugar de aquellos que adiestraste mediante el terror. 2Están tan ansiosos de devolverte lo que tienen en gran estima como los otros. 3Si los envías, sólo verán lo bello y lo puro, lo tierno y lo bondadoso. 4Tendrán el mismo cuidado de que no se les escape ningún acto de caridad, ninguna ínfima expresión de perdón ni ningún hálito de amor. 5retornarán con todas las cosas bellas que encuentren para compartirlas amorosamente contigo. 6No tengas miedo de ellos. 7Te ofrecen la salvación. 8Sus mensajes son mensajes de seguridad, pues ven el mundo como un lugar bondadoso.

Utilizar la mente para expandir el amor es garantizar la expansión de la eternidad. El amor es la fuerza de atracción y cuando lo damos estamos compartiendo nuestra compleción. Damos y recibimos y de este modo la abundancia, la plenitud, se retroalimenta, garantizando el apetito espiritual que nos lleva a saborear las cosas bellas y hermosas de la creación.

Todas nuestras creaciones están inspiradas por el amor y se sienten atraídas por las creaciones de nuestros hermanos. Cuando todas estas creaciones se unen dando vida, la vida se expande por doquier y sirve a la verdad. Es el poder de la luz que se expande de forma inagotable.

domingo, 30 de marzo de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 89

LECCIÓN 89

Estas son las ideas que vamos a repasar hoy:

1. (77) Tengo derecho a los milagros.

2Tengo derecho a los milagros porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios. 3Sus leyes me liberan de todos mis resentimientos y los reemplazan con milagros. 4Voy a aceptar los milagros en lugar de los resentimientos, los cuales no son sino ilusiones que ocultan los milagros que se encuentran tras ellos. 5Voy a aceptar ahora solamente aquello a lo que las leyes de Dios me dan dere­cho, de manera que pueda usarlo en beneficio de la función que Él me ha dado.

2. Puedes usar las siguientes sugerencias para las aplicaciones con­cretas de esta idea:

2Detrás de esto hay un milagro al que tengo derecho.
3No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho.
4Visto correctamente, esto me ofrece un milagro.

3. (78) ¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

2Mediante esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo y percibo las dos cual una sola. 3Mediante esta idea acepto mi libe­ración del infierno. 4Mediante esta idea expreso que estoy dis­puesto a que todas mis ilusiones sean reemplazadas por la verdad de acuerdo con el plan de Dios para mi salvación. 5No haré excep­ciones ni sustituciones: 6Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo, tal como la Voluntad de Dios ha dispuesto que lo tenga.

4. Las variaciones que pueden resultar útiles a la hora de aplicar concretamente la idea son:

2No quiero excluir este resentimiento de mi salvación.
3(Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nues­tros resentimientos.
4Detrás de esto se encuentra el milagro que reemplaza todos mis resentimientos.


¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Tengo derecho a los milagros.

Los milagros son mi condición real. Si me identifico con la dualidad y con la separación, es decir, si me expreso en mi condición temporal, estaré negando mi verdadero origen y negaré el poder de los milagros. En todo momento y en todo lugar, puedo elegir entre el ego o el Espíritu; entre lo irreal y lo verdadero; entre la ilusión y el milagro.

¿Qué milagros vas a ofrecer hoy?


¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!

¡Que así sea! El amor y el perdón disuelven el resentir. Podemos quejarnos de nuestra suerte, del devenir, del karma. Podemos justificar nuestra oscuridad y culpar a los demás de nuestras penalidades. Pero esa actitud nos demuestra que permanecemos identificados con el ego, alimentando la creencia de la separación y ocultando nuestro temor a Dios.

¿Qué resentimientos oscurecen tu luz?
¿Qué resentimientos te privan de la paz?
¿Qué resentimientos te impiden ofrecer los milagros?

sábado, 29 de marzo de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 88

LECCIÓN 88

Hoy repasaremos estas ideas:

1. (75) La luz ha llegado.

2Al elegir la salvación en lugar del ataque, estoy simplemente eligiendo reconocer lo que ya está ahí. 3La salvación es una deci­sión que ya se tomó. 4El ataque y los resentimientos no existen como opciones. 5Por eso es por lo que siempre elijo entre la ver­dad y la ilusión; entre lo que está ahí y lo que no está ahí. 6La luz ha llegado. 7Solamente puedo elegir la luz porque no hay otra alternativa. 8La luz ha reemplazado a la oscuridad, y la oscuri­dad ha desaparecido.

2. Las siguientes variaciones pueden ser útiles para las aplicaciones concretas de esta idea:

2Esto no puede mostrarme la oscuridad, pues la luz ha llegado.
3Tu luz, [nombre] es lo único que quiero ver.
4No quiero ver en esto más que lo que hay ahí.

3. (76No me gobiernan otras leyes que las de Dios.

2He aquí la perfecta declaración de mi libertad. 3No me gobiernan otras leyes que las de Dios. 4La tentación de inventar otras leyes y de permitir que me subyuguen me acecha constantemente. 5Sufro únicamente porque creo en ellas. 6Pero en realidad no me afectan en absoluto. 7Estoy perfectamente a salvo de los efectos de cualquier ley, excepto las de Dios. 8Y las Suyas son las leyes de la libertad.

4. Para las aplicaciones concretas de esta idea, las siguientes varia­ciones pueden resultar útiles:

2Mi percepción de esto me muestra que creo en leyes que no existen.
3Veo únicamente las leyes de Dios operando en esto.
4Permítaseme dejar que sean las leyes de Dios las que operen en esto, y no las mías.


¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

La luz ha llegado.

Siempre puedo elegir la luz. Ello significa no percibir un mundo separado de mí. Ver en nuestros hermanos nuestro propio rostro es ver la luz en el otro. Pero puedo, igualmente, elegir la oscuridad. Ello significa percibir un mundo dual, un mundo de separación. Cuando decido ver de esta manera, creo en el ataque, en la culpa y en la venganza. Percibo al otro como algo ajeno a mí. Veo en el otro al rival, al enemigo, al competidor.

¿Qué vas a elegir, ver la luz o la oscuridad?
¿Qué vas a elegir, el ataque o el perdón?
¿Qué vas a elegir, el miedo o el amor?

No me gobiernan otras leyes que las de Dios.

El ego encuentra su origen en la desvinculación de las leyes divinas. Cuando decidimos fabricar una realidad no basada en las leyes de Dios, el ego establece sus propias leyes, por las cuales se deja gobernar al creer en ellas. A pesar de sentir temor por sus propias leyes; a pesar de sentir miedo y pánico por las normas establecidas, se identifica con ellas y no es capaz de ver que el Amor y el Perdón dejan obsoleto todos sus códigos.

¿Hasta cuándo vas a ser prisionero de tus propias creencias, de tus propias leyes?
¿Hasta cuándo vas a creer que tu felicidad te exige poder?
¿Hasta cuándo vas a temer la libertad que te ofrece el verdadero amor?

viernes, 28 de marzo de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 87

LECCIÓN 87

El repaso de hoy abarcará las siguientes ideas:

1. (73) Mi voluntad es que haya luz.

2
Hoy haré uso del poder de mi voluntad. 3No es mi voluntad andar a tientas en la oscuridad, temeroso de las sombras y ame­drentado por cosas invisibles e irreales. 4La luz será mi guía hoy. 5La seguiré a donde me lleve, y contemplaré únicamente lo que me muestre. 6Éste será el día en que experimentaré la paz de la verdadera percepción.

2. Las siguientes variaciones de esta idea pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:

2Esto no puede ocultar la luz que es mi voluntad ver.
3(Nombre], estás en la luz junto conmigo.
4En la luz esto se verá de otra manera.

3. (74) No hay más voluntad que la de Dios.

2Estoy a salvo hoy porque no hay más voluntad que la de Dios. 3Siento miedo sólo cuando creo que hay otra voluntad. 4Trato de atacar únicamente cuando tengo miedo, y sólo cuando trato de atacar puedo creer que mi eterna seguridad se ve amenazada. 5Hoy reconoceré que nada de esto ha ocurrido. 6Estoy a salvo porque no hay más voluntad que la de Dios.

4. Las siguientes son algunas variaciones de la idea que pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:

2Permítaseme percibir esto en conformidad con la Vo­luntad de Dios.
3La Voluntad de Dios, así como la mía, es que tú, [nom­bre], seas Su Hijo.
4Esto es parte de lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para mí, independientemente de cómo yo lo vea.

¿Qué me enseñan estas afirmaciones?

Mi voluntad es que haya luz.

Cuando la luz ilumine nuestra conciencia, dejaremos de tener dudas sobre nuestra identidad. Nos reconoceremos como Hijos de Dios y, en fidelidad a esa filiación, no podemos más que hacer la Voluntad de nuestro Padre. La Voluntad y la Luz son una misma cosa, pues ambas emanan del mismo origen: El Creador.

¿Aún no conoces los efectos de la luz?
¿Aún no conoces los efectos de hacer la Voluntad del Padre?
¿Aún te sientes perdido en este mundo?

No hay más voluntad que la de Dios.

La Voluntad de Dios es Una. Su manifestación ha dado lugar a su descendencia, de la que formamos parte íntegramente, la humanidad. Toda voluntad que no exprese la Unidad no tiene su origen en Dios y, por lo tanto, no será real. Como Hijos de Dios, creados a Su imagen y semejanza, somos portadores de la Voluntad Divina, la única que nos lleva a las puertas de la salvación.

¿En qué emplearás hoy tu voluntad?
¿Para ganar? ¿Para vencer?
¿Qué deseas cuando decides desear?

Capítulo 19. A-i. La atracción de la culpabilidad (1ª parte).

 i. La atracción de la culpabilidad (1ª parte).

10.  La atracción de la culpabilidad hace que se le tenga miedo al amor, pues el amor nunca se fijaría en la culpabilidad en absoluto. 2La naturaleza del amor es contemplar solamente la verdad ­-donde se ve a sí mismo- y fundirse con ella en santa unión y en compleción.  3De la misma forma en que el amor no puede sino mirar más allá del miedo, así el miedo no puede ver el amor. 4Pues en el amor reside el fin de la culpabilidad tan inequívocamente como que el miedo depende de ella. 5El amor sólo se siente atraí­do por el amor. 6Al pasar por alto completamente a la culpabili­dad, el amor no ve el miedo. 7Al estar totalmente desprovisto de ataque es imposible que pueda temer. 8El miedo se siente atraído por lo que el amor no ve, y ambos creen que lo que el otro ve, no existe. 9El miedo contempla la culpabilidad con la misma devo­ción con la que el amor se contempla a sí mismo. 10Y cada uno de ellos envía sus mensajeros, que retornan con mensajes escritos en el mismo lenguaje que se utilizó al enviarlos.

Una reflexión lógica es una reflexión sencilla de comprender por la claridad de su contenido. Compartiré con vosotros dicha reflexión.

Dios es Amor. De esta afirmación verdadera se deduce mucha información sobre la naturaleza de Dios-Amor: vida, inocencia, pureza, impecabilidad, unidad; compleción, abundancia, gracia, dicha, generosidad, paz, felicidad, alegría, etc.

Dios es Creación. De esta afirmación verdadera se deduce mucha información sobre la cualidad de los poderes de Dios-Creación: voluntad, sabiduría, conocimiento, inteligencia, expansión, eternidad, etc.

Dios crea expandiendo el Amor; luego, su creación, la Filiación, ha sido creada a su imagen y semejanza, es decir, todos sus Hijos son de naturaleza divina y portadores de sus mismas cualidades y atributos. 

Como os adelantaba, el contenido de la reflexión es sencillo de comprender, pues su lógica es evidente. Dicha evidencia nos lleva a plantear la siguiente cuestión: Si el Hijo de Dios es Hijo del Amor, ¿por qué se identifica con el miedo?

Este punto nos aporta la respuesta. Porque hemos elegido dejar de ver el mundo de Dios y en su lugar vemos un mundo diferente, donde la vibración de la verdad es más densa y da lugar a la ilusión, donde dicha visión sustituye el conocimiento por la percepción; donde dicha visión se identifica con el cuerpo denso y se desconecta de su verdadero ser espiritual.

11. El amor envía a sus mensajeros tiernamente, y éstos retornan con mensajes de amor y de ternura. 2los mensajeros del miedo se les ordena con aspereza que vayan en busca de culpabilidad, que hagan acopio de cualquier retazo de maldad y de pecado que puedan encontrar sin que se les escape ninguno so pena de muerte, y que los depositen ante su señor y amo respetuosa­mente. 3La percepción no puede obedecer a dos amos que piden distintos mensajes en lenguajes diferentes. 4El amor pasa por alto aquello en lo que el miedo se cebaría. 5Lo que el miedo exige, el amor ni siquiera lo puede ver. 6La intensa atracción que la culpa­bilidad siente por el miedo está completamente ausente de la tierna percepción del amor. 7Lo que el amor contempla no signi­fica nada para el miedo y es completamente invisible.

Desde que la mente elige ver un mundo distinto al de Dios, está proclamando su deseo de ser diferente a su creador, erigiéndose como su propio hacedor. Esa visión le lleva a la creencia en la separación y, con base en esta creencia, fabrica un sistema de pensamiento que dé sentido y significado a su conciencia perceptiva. 

La separación es una idea errónea que se convierte en el origen de la creencia en el pecado y en su efecto más condicional, la culpabilidad. De este modo, la mente se habitúa a creer en lo que percibe y determina que la información que recibe desde sus sentidos físicos es lo que interpreta como real. El cuerpo se convierte en el argumento más importante para reforzar su sistema de pensamiento falso y lo eleva a la condición de su verdadera identidad. 

Dado que el cuerpo es el centro de donde emanan todos sus pensamientos, le otorga la facultad de ser el máximo responsable de todas sus creencias. De este modo, el cuerpo se convierte en el agente pecador, en el agente del miedo, en el representante de la individualidad y de la separación, en el principal causante de nuestras desgracias y alegrías. Todo en nuestra vida depende del estado del cuerpo y lo nombramos el rey de nuestro feudo.

Si utilizamos toda la información vertida anteriormente, diremos que el cuerpo no tiene la capacidad de amar, pues carece de la visión de unidad. No puede crear, dado que no es capaz de ver el amor. No es capaz de aportarnos vida, pues no visiona la eternidad.