jueves, 25 de abril de 2024

Capítulo 8. II. La diferencia entre aprisionamiento y libertad.

 II. La diferencia entre aprisionamiento y libertad.

1. Existe una lógica sobre la que basar tu elección. 2Sólo un Maes­tro sabe lo que es tu realidad: 3Si el propósito del plan de estudios es aprender a eliminar los obstáculos que obstruyen el conoci­miento de esa realidad, eso sólo lo puedes aprender de ese Maes­tro. El ego no sabe lo que está tratando de enseñar. Está tratando de enseñarte lo que eres, si bien él mismo no lo sabe. 6El ego no es más que un experto en crear confusión. No entiende nada más. 8Como maestro, pues, el ego está completamente confundido y sólo causa confusión. 9Aun si pudieses hacer caso omiso del Espí­ritu Santo, lo cual es imposible, no podrías aprender nada del ego porque el ego no sabe nada.

A estas alturas de las enseñanzas que estamos analizando y aprendiendo, sabemos que el ego y su sistema de pensamiento, son fruto de poner nuestra voluntad al servicio de un pensamiento erróneo basado en la creencia de que podemos crear un mundo, una realidad, distinta a la creada por Dios. Por lo tanto, el ego, su sistema de pensamiento y el mundo fabricado por su visión dan, lugar al error. El aprendizaje que proyecta el ego al estar basado en la ilusión, en lo temporal, en lo efímero, es un aprendizaje vacío.

2. ¿Qué razón puede haber para elegir semejante maestro? 2¿No tendría más sentido hacer caso omiso de todo lo que enseña? 3¿Es éste el maestro al que el Hijo de Dios debe dirigirse para encon­trarse a sí mismo? El ego no te ha dado nunca una solución sensata a nada. 5Basándote simplemente en la experiencia que tienes de lo que enseña, ¿no sería ello suficiente para descalificarlo como tu futuro maestro?, 6Mas el daño que el ego le ha ocasionado a tu aprendizaje no se limita sólo a eso. 7Aprender es placentero si te conduce por la senda que te resulta natural, y facilita el desarrollo de lo que ya tienes. 8Mas si se te enseña en contra de tu naturaleza, lo que aprendas supondrá una pérdida para ti porque te aprisio­nará. 9Tu voluntad forma parte de tu naturaleza, y, por lo tanto, no  puede ir contra ella.


Somos prisioneros de las rejas que nos fabrica el sistema de pensamiento del ego. Desde el miedo, desde la creencia en la separación, no podemos recordar nuestra verdadera naturaleza, la libertad. Nuestra mente, permanece adormecida por la visión ilusoria que nos llega desde el mundo perceptivo, tanto es así, que negamos todo aquello que no seamos capaces de ver y tocar. Como el discípulo Tomás, necesitamos introducir nuestros dedos en la llaga del Cristo para creer en Él.

El despertar de la consciencia nos invita a reorientar la dirección de nuestra voluntad. En este sentido, renunciar a seguir aceptando la autoridad del ego y su aprendizaje, ha de llevarnos a poner nuestra voluntad en la dirección correcta y aceptar la guía correcta del Espíritu Santo.

3. El ego no te puede enseñar nada mientras tu voluntad sea libre porque no le escucharías. 2Tu voluntad no es estar aprisionado porque tu voluntad es libre. 3Ésa es la razón de que el ego sea la negación del libre albedrío. 4No es nunca Dios el que te coacciona, ya que comparte Su Voluntad contigo. 5Su Voz enseña solamente en conformidad con Su Voluntad, mas ésa no es la lección que enseña el Espíritu Santo, pues eso es lo que tú eres. 6Su lección es que tu voluntad y la de Dios no pueden estar en desacuerdo porque son una. 7Esto supone la anulación de todo lo que el ego trata de enseñar. 8Por lo tanto, no es solamente la dirección del pro­grama de estudios lo que tiene que estar libre de conflictos, sino también el contenido.­

Si no fuésemos libres, nuestra voluntad no hubiese podido crear un mundo irreal. Seríamos seres dirigidos y sin poder para crear, y esa condición sería compartida por nuestro creador, pues la creación es compartirse a sí mismo.

La libertad es un atributo del Amor de Dios y forma parte de la condición de Su Hijo, en igualdad a Si Mismo. Esa libertad, nos ha de llevar a la Comunión consciente con nuestro Creador, lo que significará el fin del sistema de pensamiento del ego.

4. El ego trata de enseñarte que tu deseo es oponerte a la Voluntad de Dios. 2Esta lección antinatural no se puede aprender, y tratar de aprenderla viola tu libertad, lo cual hace que tengas miedo de tu voluntad porque es libre. 3El Espíritu Santo se opone a cualquier forma de aprisionamiento de la voluntad de un Hijo de Dios porque sabe que la voluntad del Hijo es la Voluntad del Padre. El Espíritu Santo te conduce firmemente por la senda de la libertad, enseñándote cómo descartar o mirar más allá de todo lo que te impediría seguir adelante.

Aceptar la creencia del ego, de que nuestro deseo es oponernos a la Voluntad de Dios, sería elegir seguir poniendo a su servicio nuestra voluntad y el uso de nuestra libertad. Al mismo tiempo, sería negar nuestra filiación divina, pues estaríamos reconociendo que somos diferentes a nuestro Creador.

5. Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña la diferencia que existe entre el dolor y la dicha. 2Eso es lo mismo que decir que te enseña la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. 3No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? 5¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes?

Desde la perspectiva del sistema de pensamiento del ego, el efecto del aprisionamiento encuentra su causa en la libertad, por lo que nos enseña que el aprisionamiento es libertad. Pero esto es un error, sería la aceptación de que la dicha es la causa del dolor.

La verdadera libertad es la que se expresa desde la igualdad de voluntades entre Hijo y Padre. No es Voluntad del Padre que Su Hijo sufra y se encuentre aprisionado por el miedo. La Voluntad del Padre es que Su Hijo sea dichoso y feliz.

Cuando nuestra voluntad no es la Voluntad de nuestro Padre, esto es, Amar, la libertad queda en manos del aprisionamiento de fabricar un mundo regido por leyes que no están basadas en el amor, sino en el miedo.

6. Las enseñanzas del Espíritu Santo apuntan en una sola direc­ción y tienen un solo objetivo. 2Su dirección es la libertad y Su objetivo es Dios. 3El Espíritu Santo, no obstante, no puede conce­bir a Dios sin ti porque no es la Voluntad de Dios estar sin ti. 4Cuando hayas aprendido que tu voluntad es la de Dios, tu volun­tad no dispondrá estar sin Él, tal como Su Voluntad no dispone estar sin ti. 5Esto es libertad y esto es dicha. 6Si te niegas esto a ti mismo, le estarás negando a Dios Su Reino, pues para eso fue para lo que El te creó.

Si la Voluntad de Dios es Amar-Crear, nuestra voluntad, la voluntad del Hijo de Dios, no puede ser el miedo-fabricar. 

7. Cuando dije: "Todo poder y gloria son tuyos porque Suyo es el Reino", esto es lo que quise decir: la Voluntad de Dios no tiene límites, y todo poder y gloria residen en ella. 2Su fuerza, su paz y su amor son ilimitados. 3No tiene límites porque su extensión es ilimitada, y abarca todas las cosas porque las creó, 4y al crearlas, las hizo parte de sí misma. 5Tú eres la Voluntad de Dios porque así es como fuiste creado. Debido que tu Creador, crea única­mente a Semejanza Propia, eres como El. 2Eres parte de Aquel que es todo poder y gloria, y, por lo tanto, eres tan ilimitado como El.

Este punto nos enseña el inmenso poder y gloria que contiene el Principio de la Voluntad Divina. Si pudiésemos alcanzar el Conocimiento de dicho poder, entenderíamos y tendríamos la certeza de nuestra verdadera identidad. La Voluntad es la Causa Primigenia de todo acto creador, y el Hijo de Dios, su Efecto.

8. ¿A qué otra cosa sino al  poder y a la gloria puede apelar el Espíritu Santo para restaurar el Reino de Dios? 2El Espíritu Santo, pues, apela simplemente a lo que el Reino es, para que éste reco­nozca lo que él mismo es. 3Cuando reconoces esto brindas ese reconocimiento automáticamente a todo el mundo porque has reconocido a todo el mundo. 4Mediante tu reconocimiento des­piertas el de ellos, y mediante el de ellos, el tuyo se extiende. 5El despertar se propaga fácilmente y con gran júbilo por todo el Reino, en respuesta a la Llamada a Dios. 6Ésta es la respuesta natural de todo Hijo de Dios a la Voz que habla en nombre de su Creador, ya que es la Voz que habla en nombre de las creaciones del Hijo y de su propia extensión.

El Poder de Dios, la Voluntad de Dios, el Amor, se encuentra en todos y cada uno de Sus Hijos. Si no fuese así, no tendría lugar la existencia del Ser. Desde esa visión verdadera, cuando nuestra mirada se pose en nuestros hermanos, debemos ver su realidad verdadera y no la temporal-corporal. Debemos tomar consciencia de que en su interior se encuentra el Amor que nos mantiene unidos a la misma Filiación.

Sin duda, esa visión acelerará el despertar de nuestro pasajero sueño, el que nos mantiene prisionero al servicio de la falsa e ilusoria realidad del ego.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 116

LECCIÓN 116

Para los repasos de mañana y noche:


1. (101) La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
2La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.
3Lo único que me puede hacer sufrir es la creencia de que hay otra voluntad aparte de la Suya.


2. (102) Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
2Comparto lo que la Voluntad de mi Padre dispone para mí, Su Hijo.
3Lo que Él me ha dado es lo único que quiero.
4Lo que Él me ha dado es lo único que existe.


 3. A la hora en punto:
2La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.


3Media hora más tarde:
4Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (101) La Voluntad de Dios para mí es perfecta felicidad.

Cuan equivocado estamos, cuando pensamos que somos herederos del pecado. 

Cuan equivocado estamos, cuando partiendo de la creencia del pecado buscamos el castigo como la única vía de redención.

Cuan equivocados estamos, cuando entendemos que para encontrar la salvación debemos sufrir, sacrificarnos e incluso morir.

Nada más lejos de la realidad. Todas esas creencias deben ser Expiadas, pues dan cuerpo al error.

La Voluntad de Dios para su creación es la felicidad. Debemos regocijarnos de esa verdad y liberarnos del pesado fardo que nos mantiene prisionero de la tristeza.

Tema de reflexión: ¿Qué necesitas para ser feliz?


2. (102) Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.

¿Acaso encuentras satisfacción en el dolor?

¿Acaso encuentras felicidad en el sufrimiento?

¿Acaso encuentras libertad en el castigo?

¿Acaso encuentras paz en el sacrificio?

¿Te sientes bien aportándole significado a la culpa?

¿Encuentras valor dándole cabida al miedo?

Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.

Tema de reflexión: ¿Qué te impide ser feliz?

miércoles, 24 de abril de 2024

Capítulo 8: EL VIAJE DE RETORNO. I. La dirección del plan de estudios

  Capítulo 8

EL VIAJE DE RETORNO

 

I. La dirección del plan de estudios.

1. El conocimiento no es la motivación para aprender este curso. 2La paz lo es. 3La paz es el requisito previo para alcanzar el cono­cimiento, simplemente porque los que están en conflicto no están en paz, y la paz es la condición necesaria para el conocimiento porque es la condición del Reino. 4El conocimiento sólo puede ser restituido cuando satisfaces sus condiciones .5No es éste un trato que Dios haya hecho, pues Dios no hace tratos. 6Es simplemente el resultado del uso incorrecto que has hecho de Sus leyes en nombre de una voluntad imaginaria que no es la Suya. 7El cono­cimiento es Su Voluntad. 8Si te opones a Su Voluntad, ¿cómo vas a poder gozar de conocimiento? 9Te he dicho lo que el conoci­miento te ofrece, pero tal vez aún no lo consideres algo entera­mente deseable. 10Pues, de lo contrario, no estarías tan dispuesto a descartarlo cuando el ego te pide que le seas leal.

Sin duda alguna, este punto es una invitación para que reflexionemos sobre el motivo por el que, en un momento determinado, decidimos iniciar el aprendizaje de este curso.

Debo reconocer, que, en mi caso, la motivación que me llevó al estudio del curso fue la de saciar mi afán de conocimientos. Esa motivación ha sido el acicate principal que me ha llevado al estudio de otras muchas enseñanzas. Sin embargo, una reflexión más profunda me ha llevado a encontrar una visión diferente, pues a la pregunta: ¿por qué buscas el conocimiento? la respuesta ha sido, para encontrar la paz, o lo que es lo mismo, para encontrarme con mi estado natural, el que he alterado al poner mi voluntad al servicio de una realidad ficticia.

2. Las distracciones del ego tal vez parezcan interferir en tu aprendizaje, pero el ego no tiene realmente ningún poder para distraerte a menos que tú se lo confieras. 2La voz del ego es una alucinación. 3No puedes esperar que te diga: "No soy real". 4No obstante, no se te pide que desvanezcas tus alucinaciones por tu cuenta. 5Se te pide simplemente que las evalúes a la luz de los resultados que te aportan. 6Si dejas de desearlas debido a la pér­dida de paz que te ocasionan, serán eliminadas de tu mente.

No he sido capaz de recordar un estado de paz que proceda de las acciones emprendidas por el ego. Tan solo, cuando hago consciente mi estado de Ser y soy capaz de vibrar al amor, es cuando logro percibir ese estado de paz.

Mi voluntad es que la luz esté permanentemente encendida, pues este es el estado natural del Ser.

3. Cada vez que respondes a la llamada del ego estás haciendo un llamamiento a la guerra, y la guerra ciertamente te priva de la paz. 2Mas en esta guerra no hay adversario. 3Ésta es la re-inter­pretación de la realidad que tienes que hacer para asegurar tu paz, y la única que jamás necesitas hacer. 4Los que percibes como adversarios forman parte de tu paz, a la cual renuncias cuando los atacas. 5¿Cómo se puede tener aquello a lo que se renuncia? 6Compartes para tener, pero no renuncias a lo que compartes. 7Cuando renuncias a la paz, te excluyes a ti mismo de ella. 8Es ésta una condición tan ajena al Reino que te es imposible enten­der el estado que prevalece dentro de él.

Ya lo hemos visto en otra parte de la enseñanza. El sistema de pensamiento del ego se refuerza en la creencia de que dando pierde lo que da. Desde este punto de vista, al otro se le interpreta como un enemigo, un competidor, al que hay que vencer para conservar lo que tenemos. Desde ese punto de vista, la paz es una utopía, puesto que el reconocimiento de Dios en los demás es el único camino que nos conduce al encuentro con la paz.

4. Lo que aprendiste en el pasado tiene que haberte enseñado lo que no te convenía, por la sencilla razón de que no te hizo feliz. 2Sólo por esto debería ponerse en duda su valor. 3Si el propósito del aprendizaje es producir cambios -y ése es siempre su propó­sito- ¿te sientes satisfecho con los cambios que tu aprendizaje ha producido en ti? 4Si no estás contento con lo que aprendiste es señal evidente del fracaso de dicho aprendizaje, ya que significa que no conseguiste lo que deseabas.

Sin paz no tendremos acceso al conocimiento, lo que significa que permanecemos en el error.

La cuestión que tenemos que contestar es: ¿el mundo del ego te aporta paz? Si la respuesta es no, entonces estás reconociendo que estás renunciando al conocimiento.

5. El plan de estudios de la Expiación es el opuesto al que tú ela­boraste para ti, y lo mismo se puede decir de su resultado. 2Si el resultado de tu plan de estudios te ha hecho infeliz, y deseas otro diferente, obviamente es necesario que se efectúen cambios en el plan de estudios. 3El primer cambio que debe efectuarse es un cambio de dirección. 4Un plan de estudios que tenga sentido no debe ser inconsistente. 5Si lo planean dos maestros que creen en ideas diametralmente opuestas, no puede ser un plan integrado. 6Si esos dos maestros lo ponen en práctica simultáneamente, cada uno de ellos no hará sino ser un obstáculo para el otro. 7Esto da lugar fluctuaciones, pero no a un auténtico cambio. 8Los que son volátiles no tienen dirección. 8No pueden decidir ir en una direc­ción determinada porque no pueden abandonar la otra, si bien ésta última no existe. 10Su plan de estudios conflictivo les enseña que todas las direcciones existen, y no les proporciona ninguna base racional sobre la que fundar su elección.

Incluso para el modo de pensar que tiene el ego, cuando un sistema de estudio no da los resultados esperados, lo apropiado es realizar un cambio en la dirección tomada.

Este punto, utiliza ese mensaje para indicarnos que, si el sistema de pensamiento del ego nos ha llevado al sufrimiento y al dolor, lo apropiado es cambiar la dirección, es decir, si hemos utilizado como maestro al miedo, sustituyámoslo por el maestro verdadero, el amor.

6. Antes de que pueda efectuarse un auténtico cambio de direc­ción es necesario reconocer plenamente la total insensatez de semejante plan de estudios. 2No puedes aprender simultánea­mente de dos maestros que están en completo desacuerdo con respecto a todo. 3Su plan de estudios conjunto constituye una tarea de aprendizaje imposible. 4Te están enseñando cosas com­pletamente diferentes de forma completamente diferente, lo cual sería posible si no fuera porque las enseñanzas de ambos son acerca de ti. 5Ninguno de ellos puede alterar tu realidad, pero si los escuchas a los dos, tu mente estará dividida con respecto a lo que es tu realidad.

Escuchar dos voces, servir a dos señores, ser duales, forma parte del sistema de pensamiento del ego, con lo cual, aunque estemos estudiando este curso, si no seguimos tan sólo la dirección ofrecida por él, no conseguiremos nuestro fin último, la paz, el conocimiento y el reencuentro con nuestra verdadera identidad.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 115

LECCIÓN 115

Para los repasos de mañana y noche:


1. (99) La salvación es mi única función aquí.

2Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. 3Pues así me libero de ellos junto con él.

2. (100) Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.

2Soy esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo. 3Pues Él me dio Su plan para que yo salvara al mundo.

3. A la hora en punto:
2La salvación es mi única función aquí.

3Media hora más tarde:
4Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.



¿Qué me enseña esta lección?


1. (99) La salvación es mi única función aquí.

Albergar la creencia de que estamos separados de Dios, nuestro Creador, es un error que nos mantiene identificados con la culpa, el miedo, el dolor y el sufrimiento, como vías de pulgar y pagar por nuestros pecados.

Esa es la base de las creencias del ego y la causa que da origen al padecimiento y a la enfermedad.

La salvación se convierte en nuestra única función, pues es necesario que perdonemos el error que nos mantiene identificados con esas falsas creencias. En la medida que perdonamos al mundo por los errores cometidos, nos estamos liberando de ellos.

Tema de reflexión: Para salvarse no es necesario sufrir.


2. (100) Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.

Sí es esencial, pues si cumplo con mi función de salvación, estaré uniéndome a todas las demás Voluntades que desarrollen igualmente la función de perdonar los errores cometidos.

Mi papel es esencial, porque soy una chispa de luz que unida a otras luces, formaremos un gran foco que disolverá cualquier vestigio de tristeza, sombra e infelicidad.

Ser conscientes de nuestro papel en el plan de Dios, nos lleva a aceptar la voluntad de ser sembradores del Amor, de la Dicha, de la Paz y de la Felicidad.

Tema de reflexión: ¿Cómo crees que puedes ser útil en el plan de salvación?

martes, 23 de abril de 2024

Capítulo 7. XI. El estado de gracia.

 XI. El estado de gracia.

1. El Espíritu Santo siempre te guiará acertadamente porque tu dicha es la Suya. 2Eso es lo que Su Voluntad dispone para todos porque habla en representación del Reino de Dios, que no es otra cosa que dicha. 3Seguirle, por consiguiente, es la cosa más fácil del mundo, y lo único, que es fácil, ya que no es de este mundo. 4Por lo tanto, es algo natural. 5El mundo va en contra de tu natu­raleza, al estar en desacuerdo con las leyes de Dios. 6El mundo percibe grados de dificultad en todo. 7Eso se debe a que el ego no percibe nada como completamente deseable. 8Al demostrarte a ti mismo que no hay grados de dificultad en los milagros, te con­vencerás de que, en tu estado natural, no hay grados de dificul­tad en absoluto porque tu estado natural es un estado de gracia.

Desde el sistema de pensamiento del ego, la búsqueda de la eterna felicidad se convierte en uno de sus principales objetivos. Pero, su mayor frustración es precisamente entregarse a esa efímera búsqueda, pues en su mundo temporal, el concepto de la felicidad no se alcanza nunca. La felicidad se convierte en una búsqueda, pues se experimenta como una necesidad, como algo que no se tiene y que lo obtendremos desde el mundo exterior.

Seré feliz, cuando esté alimentado, cuando esté protegido, cuando me sienta realizado, cuando me sienta amado, cuando sea aceptado, cuando me encuentre sano, cuando experimente la abundancia, cuando... 

La felicidad, para el ego, no es un estado de gracia natural. Está sujeto a su creencia de que poseer, tener, atesorar, es el camino recto hacia la felicidad. Pero como adelantábamos, el mundo temporal no facilita ese estado de permanente plenitud, y el miedo a perder lo que hemos conseguido y nos hace feliz, nos priva de la deseada felicidad.

Este punto, nos recuerda que nuestra dicha, el estado de gracia, no debe ser una búsqueda externa, sino que debe ser un renovado estado de consciencia que nos lleve a tener la certeza de que somos Seres Espirituales cuyo estado natural es la Gracia. Somo Hijo de Dios y herederos de Su Grandeza. Tan sólo el uso de una voluntad al servicio de una Voluntad distinta a la de nuestro Creador, nos ha llevado a un estado de falsa creencia en la escasez y en la necesidad.

2. La gracia es el estado natural de todos los Hijos de Dios. 2Cuando no están en estado de gracia, están fuera de su medio ambiente, y, por lo tanto, no se desenvuelven bien. 3Todo lo que hacen les produce tensión porque no fueron creados para el medio ambiente que ellos mismos se han labrado. 4No pueden, por lo tanto, adaptarse a él, ni hacer que dicho ambiente se adapte a ellos. 5De nada sirve intentarlo. 6Un Hijo de Dios es feliz única­mente cuando sabe que está, con Dios. 7Ése es el único medio ambiente en el que no sufre tensión porque ahí es donde le corres­ponde estar. 8Es también el único medio ambiente que es digno de él porque su valía está más allá de cualquier cosa que él pueda inventar.

Este punto viene a confirmar lo que se ha expuesto en el anterior. El Mundo del Dios, es el ambiente natural de su Creación, la Filiación. La felicidad es real cuando nos unimos a Dios y compartimos su Voluntad: Amar.

3. Examina el reino que fabricaste y juzga su valor imparcialmente. 2¿Es acaso digno de ser la morada de una criatura de Dios? 3¿Protege tal mundo su paz e irradia amor sobre ella? 4¿Evita acaso que su corazón se vea afectado por el miedo, y le permite dar siempre sin experimentar ninguna sensación de pérdida? 5¿Le enseña que esa forma de dar es su dicha, y que Dios Mismo le agradece lo que da? 6Ése es el único ambiente en el que puedes ser feliz. 7Tú no lo puedes "crear", como tampoco puedes "crearte" a ti mismo. 8Fue creado para ti, tal como tú fuiste creado para él. 9Dios vela por Sus Hijos y no les niega nada. 10Mas cuando ellos lo niegan a Él, dejan de ser conscientes de eso porque se niegan todo a sí mismos. 11Tú, que podrías estar dando el Amor de Dios a todo lo que ves, a todo lo que tocas y a todo lo que recuerdas, estás literalmente negándote el Cielo a ti mismo.

El simple hecho de buscar la felicidad fuera de nosotros mismos, es un manifiesto evidente de que no nos vemos plenos y dichosos. En un intento de alcanzar esa meta tan codiciada, los medios que empleamos para ello, nos alejan cada vez más de alcanzarla. Nuestra visión de separación, ve en los otros, en los demás, obstáculos, enemigos, que compiten en su contra para privarles del gozo de alcanzar aquello que supuestamente ha de otorgarles la felicidad. Desde el miedo, sembramos y cosechamos miedo. Elegimos una senda larga y penosa para descubrir, que el camino elegido no nos llevará a la meta deseada.

El dolor y el sufrimiento que percibimos en este mundo, nos llevará a plantearnos lo acertado de nuestra elección. Cuando a lo largo de nuestro caminar, cansados de experimentar los frutos de nuestros miedos, abriremos los ojos para ver que la dicha, la verdadera fuente de la felicidad, siempre ha estado con nosotros, en nuestro interior. Es tan fácil como recordar lo que realmente somos: seres inocentes y puros, creados del Amor y portadores de la Plenitud de los Tesoros que nuestro Creador pone a nuestra disposición.

4. Te exhorto a recordar que te he escogido a ti para que le ense­ñes al Reino lo que es el Reino. 2Esta lección no admite excepcio­nes porque la falta de excepciones es la lección en sí. 3Cada Hijo que regresa al Reino con esta lección en su corazón ha sanado a la Filiación y ha dado gracias a Dios. 4Todo aquel que aprende esta lección se convierte en el maestro perfecto porque la ha apren­dido del Espíritu Santo.

¡Qué así sea! Manifiesto mi fidelidad a ese propósito y mi voluntad se pone al servicio de enseñar lo que es el Reino.

5. Cuando una mente contiene solamente luz, conoce solamente la luz. 2Su propia luminiscencia alumbra todo en su derredor, y se extiende hasta la penumbra de otras mentes, y las transforma en majestad. 3La Majestad de Dios se encuentra en ellas para que la reconozcas, la aprecies y la conozcas. La manera de aceptar tu herencia es reconociendo la Majestad de Dios en tu hermano. 5Dios sólo da de manera equitativa. 6Si reconoces Su don en cual­quiera, habrás reconocido lo que Él te ha dado a ti. 7Nada es más fácil de reconocer que la verdad, 8ya que es un reconocimiento inmediato, inequívoco y natural. 9Te has enseñado a ti mismo a no reconocerla, y esto ha sido muy difícil para ti.


La luz, al igual que la felicidad, no es un logro que se obtiene desde el exterior. La luz, al igual que la felicidad, es nuestro estado natural, pero hemos decidido dirigir nuestra voluntad hacia la oscuridad, fabricando una falsa realidad que nos mantiene prisioneros de las cadenas del miedo y el desamor.

Si la luz es nuestro estado natural, debemos tener la certeza de que esa luz se encuentra en todos nuestros hermanos, con los que formamos la Filiación. Ver la luz en nuestros hermanos es el único camino para expandir el Poder Creador con el que hemos sido dotados.

6. Al hallarte fuera de tu ambiente natural es muy posible que te preguntes:"¿Qué es la verdad?", toda vez que la verdad es el medio ambiente por el cual y para el cual fuiste creado. 2No te conoces a ti mismo porque no conoces a tu Creador. 3No conoces tus creaciones porque no conoces a tus hermanos, quienes las crearon junto contigo. 4He dicho que únicamente la Filiación en su totalidad es digna de ser co-creadora con Dios, ya que única­mente la Filiación en su totalidad puede crear como Él. 5Siempre que sanas a un hermano reconociendo su valía, estás recono­ciendo su poder para crear, así como el tuyo propio. 6Él no puede haber perdido lo que tú reconoces en él, y tú no puedes sino poseer la gloria que ves en él. 7Él es un co-creador con Dios al igual que tú. 8Niega su poder creativo, y estarás negando el tuyo y el de Dios, que te creó.       

Se refuerza en este punto la verdad que debemos expandir, si realmente queremos hacer la Voluntad de nuestro Padre. La luz, nuestro estado natural, se encuentra en todos y cada uno de los Seres que conforman la Filiación. Negar tal verdad, es el reconocimiento de que no conocemos a nuestro Creador y no creemos en nuestra identidad divina.

7. No puedes negar parte de la verdad. 2No conoces tus creacio­nes porque no conoces a su creador. No te conoces a ti mismo porque no conoces el tuyo. 4Tus creaciones no pueden establecer tu realidad, tal como tú tampoco puedes establecer la de Dios. 5Pero sí puedes conocer tu realidad y la de Dios. 6Al Ser se le conoce mediante el acto de compartirlo. 7Puesto que Dios com­partió su Ser contigo, Lo puedes conocer. 8Pero tienes también que conocer todo lo que Él creó, para saber lo que ellos han compartido. 9Sin tu Padre no podrás conocer tu propia paternidad. 10El Reino de Dios incluye a todos Sus Hijos y a los hijos de éstos, que son tan semejantes a los Hijos como éstos son semejantes al Padre. 11Conoce, entonces, a los Hijos de Dios, y habrás conocido a toda la creación.

Conociendo a los Hijos de Dios, conoceremos a toda la creación y conoceremos nuestra propia identidad y nuestras propias creaciones. Esta es la verdad que debemos conocer y dar cumplimiento.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 114

LECCIÓN 114

Para los repasos de mañana y noche:

1. (97) Soy espíritu.

2Soy el Hijo de Dios. 3No hay cuerpo que pueda conte­ner mi espíritu o imponerme una limitación que Dios no haya creado.

2. (98) Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

2¿Cuál podría ser mi función sino aceptar la Palabra de Dios, Quien me creó para ser lo que soy y lo que por siempre he de ser?

3. A la hora en punto:
2Soy espíritu.

3Media hora más tarde:
4Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.


¿Qué me enseña esta lección?

1. (97) Soy espíritu.

Exclamar ¡Soy Espíritu!, con total certeza, es el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestro Padre, el cual, está esperando nuestro despertar.
Soy Espíritu, un santo Hijo de Dios, Hijo de la Luz.
Libre de toda limitación.
A salvo, sano y pleno.
Libre para perdonar.
Libre para salvar el mundo.

Tema de reflexión: ¿Qué límites te autoimpones? ¿Qué límites impones a los demás? Ambas respuestas nos llevarán a la misma conclusión, pues siempre estamos proyectando nuestro interior.

2. (98) Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

Conocer nuestro verdadero origen, lleva implícito, conocer que estamos llamados a alcanzar la condición divina de nuestro Padre: Dios Creador.
Somos Espíritus emanados de su Mente Creadora a través de un acto de expansión y nuestra función es expresar sus Atributos Espirituales: La Voluntad, el Amor y la Ley.
Ese Aspecto Trino expresa una sola Unidad.
Nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras acciones, deben expresar, igualmente, una sola Unidad.
Esa es nuestra función dentro del Plan de Dios para la salvación: Ser y Vivir la Unidad.

Tema de reflexión: ¿Cuál es el sentido de la vida?

lunes, 22 de abril de 2024

Capítulo 7. X. La confusión entre dicha y dolor.

 X. La confusión entre dicha y dolor.

1. El Reino, al igual que este mundo, es el resultado de ciertas premisas. 2Puede que
hayas llevado el razonamiento del ego a su conclusión lógica, que es una confusión total con respecto a todo. 3Si realmente vieses lo que resulta de ese razonamiento, lo repu­diarías. 4La única razón por la que pudieras desear algún aspecto de lo que resulta de ese razonamiento es que no alcanzas a ver su totalidad. 5Estás dispuesto examinar las premisas del ego, pero no su conclusión lógica. 6¿No sería posible que hubieses hecho lo mismo con las premisas de Dios? 7Tus creaciones son la conclu­sión lógica de Sus premisas 8EI Pensamiento de Dios las ha esta­blecido para ti. 9Se encuentran exactamente donde les corresponde estar. 10Y donde les corresponde estar es en tu mente, como parte de tu identificación con la Suya. aSin embargo, tu estado mental, así como el reconocimiento por tu parte de lo que se encuentra en tu mente, dependen de lo que crees acerca de ella. 11Sean cuales sean estas creencias, constituyen las premisas que habrán de determinar lo que aceptes en tu mente.

Las premisas de cualquier sistema de pensamiento se encuentran en la mente y se basan en las creencias. Si creemos que podemos crear fuera de la Mente de Dios, estaremos fabricando un mundo bajo unas premisas distintas a las de Dios. El ego responde a las premisas basadas en la creencia de la separación y del pecado. El mundo que emana desde ese sistema de pensamiento es el que percibimos y es el que nos mantiene alejado de la verdad.

Siendo esto así, debemos analizar todas nuestras creencias, y todas aquellas que no se basen en la creencia verdadera del Amor, debemos verlas como un error que hay que corregir. El proceso de corrección es la Expiación, que como nos enseña UCDM, es entregar ese error al Espíritu Santo, la Mente Recta.

2. No cabe duda de que puedes aceptar en tu mente lo que no se encuentra en ella, así como también negar lo que sí se encuentra en ella. 2Sin embargo, aunque puedes negar la función que Dios Mismo le encomendó a tu mente a través de la Suya, no puedes evitar su expresión. 3Esa función es la conclusión lógica de lo que eres. 4La capacidad para ver la conclusión lógica de algo depende de que estés dispuesto a verla, pero la verdad de esa conclusión no tiene nada que ver con que estés dispuesto. 5La verdad es la Voluntad de Dios. 6Comparte Su Voluntad y estarás compar­tiendo Su conocimiento. 7Niega que Su Voluntad sea la tuya, y estarás negando Su Reino y el tuyo.

Ya hemos visto a lo largo de estas enseñanzas, que el poder de la mente no debemos subestimarlo, pues en la mente encontramos las premisas que sustentan nuestro sistema de pensamiento y por el que elegimos libremente ver la verdad o negarla.

Este punto, nos enseña que la verdad es verdad, independientemente de que estemos dispuesto a verla o no. Y esto es así, sencillamente porque la Verdad es la expresión creadora de Dios y del Hijo de Dios. No podemos renunciar a lo que somos, aunque sí podemos decidir no verlo y aceptar otra identidad.


3. El Espíritu Santo te dirigirá sólo a fin de evitarte dolor. 2Obviamente nadie se opondría a este objetivo si lo reconociese. 3Mas el problema no estriba en si lo que el Espíritu Santo dice es verdad o no, sino en si quieres escucharle o no. 4No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. 5La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. 6Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor. 7Esta confusión es la causa del concepto de sacrificio. 8Obedece al Espíritu Santo, y estarás renunciando al ego. 9Pero no estarás sacrificando nada. 10Al contrario, estarás ganándolo todo. 11Si creyeses esto, no ten­drías conflictos.

Si analizamos las premisas mentales en las que se basa el sistema de pensamiento del ego, no podemos menos que reconocer, que la creencia en la separación y el pecado, no pueda dar como fruto la dicha y la felicidad, sino el dolor y el miedo. Tan sólo la creencia en el Amor, nos libera de ese error y nos permite gozar de la dicha y de la plenitud.

El ego no acepta la Voz del Espíritu Santo que habla tan sólo de Amor, pues pone en peligro la falsedad de su identidad y sus creencias en la posesión, que se traduce en el miedo a perder. Todo lo fabricado por el ego es temporal. Mientras que el Ser es la manifestación de la creación eterna.

4. Por eso es por lo que tienes que demostrarte a ti mismo lo obvio. 2Para ti no es obvio. 3Crees que hacer lo opuesto a la Volun­tad de Dios va ser más beneficioso para ti. 4Crees también que es posible hacer lo opuesto a la Voluntad de Dios. 5Por lo tanto, crees que tienes ante ti una elección imposible, la cual es a la vez temi­ble y deseable. 6Sin embargo, Dios dispone, 7no desea. 8Tu volun­tad es tan poderosa como la Suya porque es la Suya. 9Los deseos del ego no significan nada porque el ego desea lo imposible. 10Puedes desear lo imposible, pero sólo puedes ejercer tu voluntad en armonía con la de Dios. 11En eso estriba la debilidad del ego, así como tu fortaleza.

Si no tuviésemos la voluntad para crear, ese Don Divino heredado de nuestro creador, el sistema de pensamiento que ha dado lugar al ego, nunca hubiese sido posible.

Ese inmenso poder, que aparentemente nos ha llevado a la ilusión de la separación, la Voluntad, es el poder que debemos utilizar para elegir la Verdad y no la ilusión.

5. El Espíritu Santo siempre se pone de tu parte y de parte de tu fortaleza. 2Mientras en una u otra forma rehúses seguir las direc­trices que te da, es que quieres ser débil. 3Mas la debilidad es atemorizante: 4¿Qué otra cosa, entonces, podría significar esta decisión, excepto que quieres estar atemorizado? 5El Espíritu Santo nunca exige sacrificios, el ego, en cambio, siempre los exige: 6Cuando estás confundido con respecto a la diferencia entre ésas dos motivaciones, ello sólo puede deberse a la proyección. 7La proyección es una confusión de motivaciones, y, dada esta confu­sión, tener confianza se vuelve imposible. 8Nadie obedece de buen grado a un guía en el que no confía, pero eso no quiere decir que el guía no sea digno de confianza. 9En este caso, siempre significa que el seguidor es el que no lo es. 10Sin embargo, esto también depende de sus propias creencias. 11Al creer que puede traicionar, cree que todo lo puede traicionar a él. 12Mas esto sólo se debe a que eligió un falso consejo. 13Incapaz de seguir ese consejo sin miedo, asocia el miedo con el consejo y se niega a seguir cualquier tipo de consejo. 14No es sorprendente que lo que resulta de esta decisión sea confusión.

Muchas doctrinas espirituales ven en el sacrificio una vía de redención, de purificación, de acercamiento a la divinidad. Este mensaje ha calado muy profundamente en nuestras creencias, hasta tal punto que, nos resultará muy reconocible la expresión: "no hay logro sin sacrificio".

Para el sistema de pensamiento del ego, el sacrificio es la resulta del acto de compartir. Cuando comparto lo que tengo, estoy sacrificando parte de mí.  Pero, esta premisa se basa en el miedo y en la negación de dar, por miedo a perder. El sacrificio, desde su punto de vista, se convierte en una moneda de cambio. La acción de dar está condicionada y se utiliza como una estrategia ante la perspectiva de recibir algo mejor a cambio.

Este punto, nos revela que esa creencia es errónea, que el sacrificio no forma parte de la Mente de Dios, pues el Acto Creador, es la expansión plena del Ser, desde la totalidad, desde la Unicidad. La expansión no está condicionada, ni responde a ninguna estrategia para conseguir una respuesta beneficiadora. Es el acto natural por excelencia, que emana de la condición amorosa de la divinidad.

6. El Espíritu Santo, al igual que tú, es digno de toda confianza. 2Dios Mismo confía en ti, por lo tanto, el hecho de que eres digno de toda confianza es incuestionable. 3Será siempre incuestionable, no importa cuánto dudes de ello. 4Dije antes que tú eres la Voluntad de Dios. 5Su Voluntad no es un deseo trivial, y tu iden­tificación con Su Voluntad no es algo optativo, puesto que es lo que tú eres. 6Compartir Su Voluntad conmigo no es optativo tam­poco, aunque parezca serlo. 7La separación radica precisamente en este error. 8La única manera de escaparse del error es deci­diendo que no tienes nada que decidir. 9Se te dio todo porque así lo dispuso Dios. 10Ésa es Su Voluntad, y tú no puedes revocar lo que Él dispone.    

Para el ego, la recomendación de no tomar decisiones es una invitación a su extinción, pues su ilusoria realidad es el fruto de una decisión, del uso incorrecto de la voluntad.

Usar la voluntad es una atribución heredada de nuestro Padre, por lo que no debemos entender que debemos renunciar a su uso. Ello significaría que dejamos de hacer Su Voluntad. Pero, el hecho de hacer uso de ese atributo no significa que hagamos un uso incorrecto de él. Es por ello, que este punto nos enseña que la única manera de escaparse del error es decidiendo que no tenemos nada que decidir, más allá de hacer la voluntad del Padre: Amar.

7. Ni siquiera el abandono de la falsa prerrogativa de tomar deci­siones -que con tanto celo guarda el ego- se puede lograr de­seándolo. 2La Voluntad de Dios, Quien nunca te dejó desampa­rado, lo logró por ti. 3Su Voz te enseñará a distinguir entre el dolor y la dicha, y te librará de la confusión a la que has dado lugar. 4No hay, confusión alguna en la mente de un Hijo de Dios cuya volun­tad no puede sino ser la Voluntad del Padre, toda vez que la Voluntad del Padre es Su Hijo.

Somos la Voluntad de nuestro Padre. somos Su Expansión, Su Creación.

8. Los milagros están en armonía con la Voluntad de Dios, la cual tú no conoces porque estás confundido con respecto a lo que tú dispones. 2Esto significa que estás confundido con respecto a lo que eres. 3Si eres la Voluntad de Dios, y no aceptas Su Voluntad, estás negando la dicha. 4El milagro es, por lo tanto, una lección acerca de lo que es la dicha. 5Por tratarse de una lección acerca de cómo compartir es una lección de amor, que es a su vez dicha. 6Todo milagro es, pues, una lección acerca de lo que es la verdad, y al ofrecer lo que es verdad estás aprendiendo a distinguir entre la dicha y el dolor.

Si somos la Voluntad del Padre y no aceptamos dicha Voluntad, realmente, no podremos amar a la Filiación. Tan solo a través de la expansión podremos crear, tan sólo a través del Amor estaremos haciendo la Voluntad del Padre. Tan sólo dando, conservaremos la evidencia de la Verdad de lo que realmente somos.