sábado, 6 de febrero de 2021

Astrología Cabalística: "El Lenguaje Astrológico" (I)

La astrología desde el punto de vista espiritual va más allá de ser una ciencia común, fundamentada en cálculos matemáticos. Cada símbolo, cada elemento, cada relación, cada fórmula, cada ley, debemos entenderla como trazos de un alfabeto, con el que Dios, el Supremo Creador, se comunica con su propia creación, el Hombre.

Así pues, debemos acercarnos al estudio de la astrología con el respeto que merece la relación sagrada del hombre con Dios. Si aprendemos a identificar cada uno de esos gráficos simbólicos que se recogen en los Mándalas astrológicos y profundizamos en su interpretación, conoceremos, sin duda, la respuesta que nos plantea la vida, conoceremos, en definitiva, la ruta que hemos de recorrer en virtud del camino ya recorrido.
Como ocurre con el estudio de todo lenguaje, lo primordial, lo básico e imprescindible para lograr más tarde poder componer y leer cualquier escritura, es aprender el alfabeto, y este capítulo está dedicado a este propósito.
En el principio de los tiempos, cuando Elohim, el Ser Supremo, se propuso llevar a cabo su Obra Creadora dando lugar a un Sistema Solar que sirviera de marco evolutivo a las diferentes Oleadas de Vida que lanzaría al mundo, recibió la ayuda de Grandes Jerarquías de Luz cuyo estado evolutivo era un peldaño más elevado que el Suyo. Siguiendo una Ley Cósmica por la cual, lo superior ha de servir siempre a lo inferior, estas Grandes Jerarquías, conocidas en términos esotéricos como Zodiacales, tuvieron que reducir, atenuar, el tono de su Luz, al tiempo que Elohim, hizo un trabajo de adaptación para poder construir con las elevadas vibraciones de la Energía. De esta unión, surgiría el universo que hoy conocemos.
En aquellos albores, todo era energía en estado de Caos, por lo que Elohim desplegó un Plan Organizador y estableció un orden. Siete Días Cósmicos de Manifestación fueron proyectados y la energía fue desplegada según sus características primordiales. De este modo aparecieron Cuatro Elementos Básicos. La Divinidad, representante de la Unidad, se expresó, no obstante, en su manifestación Trina. Tres principios creadores se activaron, adoptando cada uno de ellos una función en particular. Estos Principios se conocen en términos cabalísticos como Kether, el Yod Primordial, para definir el impulso motor de la Voluntad; Hochmah, el He Primordial, para determinar el impulso interiorizador del Amor, y por último, Binah, el Vav Primordial, para expresar el Principio exteriorizador, estructurador de la ley. Cada Elemento adoptaría esta disposición, de modo que aparecieron tres estados diferentes de expresión para cada Elemento –cardinal, fijo y común-.
Así fue como Elohim contó para llevar a cabo su Magna Obra con Doce Esencias Zodiacales. En cada una de estas, están trabajando distintas Jerarquía Espirituales. Estas Entidades han colaborado directamente con el Dios de nuestro Sistema Solar, y podemos considerarlas Guías de las diferentes Oleadas de Vida –humana, animal, vegetal y mineral- que se encuentran evolucionando en la actualidad.
En un momento determinado de dicha evolución, el hombre, que estaba estrechamente vinculado con la divinidad y con dichas Jerarquías, necesitaba alcanzar su propia conciencia individual. Así fue, como se fueron perdiendo los lazos de comunicación directa, y aparecieron otros trazos en la relación. El hombre investiga por sí mismo los fenómenos que se producen en la naturaleza y los relaciona con las Fuerzas Cósmicas que percibe en el exterior. Es el comienzo de la astrología científica. El tránsito del astro rey, el Sol, en una determinada época en el tiempo, les lleva a expresar un tipo de energía particular que comparan con la del carnero bravío. El cielo, las fuerzas cósmicas, son percibidas por el hombre interiormente. Este es el verdadero significado de la astrología. Dios está latente en cada hombre, y es misión de éste, conocerse a sí mismo y conocer a la divinidad.
Sin embargo, no todos los hombres se alejaron tanto de la divinidad olvidándose así de su estirpe espiritual. Aquellos que permanecieron fieles a los Principios Divinos, que no se desviaron de la "Senda de la Iniciación" cultivaron el saber divino y lo custodiaron celosamente en los Templos de Misterios, a los cuales, tan sólo accedían, aquellos aspirantes sinceros que eran capaces de superar las duras pruebas y tribulaciones a las que se les sometía. En estos Templos Sagrados, el hombre se encontraba en comunión con Dios, y trabajaban arduamente para ser colaboradores conscientes en la Obra de la Existencia.
Así, el conocimiento verdadero ha viajado herméticamente en el tiempo. Su contenido, ha sido un alimento selecto y exclusivo para los elegidos. En el Principio fue transmitido a través del Verbo, ese instrumento superior utilizado por los seres con capacidad creadora para comunicar al mundo las verdades transcendentes, y finalmente, el conocimiento de la Ley fue tomando cuerpo para formar parte de una tradición escrita, que erróneamente algunos investigadores pretenden endosar a un autor u otros, sin ver más allá de los ropajes materiales, que ese conocimiento está inscrito en todos y cada uno de los hombres.
Habíamos dejado al hombre escrutando el cielo, el firmamento, y registrando el fruto de sus observaciones en planillas de arcillas, pues su propósito era comprender el significado de esos mensajes que la Divinidad ponía a su alcance cuando la naturaleza le daba frutos o llegaban las lluvias para fecundar la tierra y aumentar el caudal de los grandes ríos.
¿Por qué estos acontecimientos coincidían con ciertos eventos cósmicos?. ¿Por qué esa necesidad de apareamientos en los animales cuando llegaban los primeros brotes de las hojas en los árboles desnudos?.
Esa inquietud, le llevó a buscar respuestas, mientras que aún recordaba, ya casi sin nitidez, lo que los Grandes Guías le enseñaban.
Parte de esas Enseñanzas se recogen en las costumbres de los pueblos primitivos por festejar en ciertas épocas del año, el culto a los Dioses, sacrificando animales u ofrendándoles con frutos de la naturaleza. No es casual que estas celebraciones coincidiesen con los cuatro eventos cósmicos conocidos en términos astronómicos con el nombre de Equinoccios y Solsticios. Para el hombre primitivo, estos fenómenos que se producían en los cielos, le invitaba a realizar importantes trabajos ritualísticos en los que cada acto, cada movimiento, le conectaba con los Guías Espirituales.
Todo ese conjunto de enseñanzas, fue recogido en símbolos iniciáticos, y como resultado de ello, aún hoy día, el astrólogo los utiliza para sintetizar el lenguaje de los diferentes elementos que participan en la astrología. Estos son los Signos, los Planetas y Aspectos.

NOMENCLATURA Y SIMBOLOS DE LOS SIGNOS

El hombre primitivo advirtió que las influencias que ejercía la naturaleza cósmica sobre la naturaleza humana, debido al tránsito del Sol por la posición de ciertas estrellas fijas, estaba en analogía con las características que se expresaban en ciertos animales. Así fue como el astrólogo primitivo recibió por inspiración, la estrecha relación existente entre las Fuerzas Cósmicas y la naturaleza manifestada –hombre o animal-.
De los 12 Signos, 8 están representados por animales (Aries, Tauro, Cáncer, Leo, Escorpio, Sagitario, Capricornio y Piscis), 3 por forma humana (Géminis, Virgo y Acuario), y 1 por forma inanimada (Libra).
En el Zodiaco constituido, los signos siguen el siguiente orden: Aries (^), Tauro (_), Géminis (`), Cáncer (a), Leo (b), Virgo (c), Libra (d), Escorpio (e), Sagitario (f), Capricornio (g), Acuario (h) y Piscis (i).
En cambio, en el Zodíaco Constituyente, el orden sigue el patrón adoptado en el proceso de la creación, es decir, primero apareció el Fuego - Aries (^), Leo (b) y Sagitario (f), posteriormente lo hizo el Agua - Cáncer (a), Escorpio (e), y Piscis (i), a continuación el Aire - Libra (d), Acuario (h) y Géminis (`), y por último, los signos de Tierra -Capricornio (g), Tauro (_) y Virgo (c).
Hemos advertido al hablar del trabajo creativo de Elohim, que para poder realizar u Obra, tuvo que ordenar el Caos de energías con el que se manifestaban los Zodiacales. Este ordenamiento, se recoge en el Mándala conocido por Zodiaco Constituido. En él vemos como los signos se dividen en grupos conocidos comúnmente en el argot astrológico como Triplicidades y Cuadriplicidades.
La clasificación por Triplicidades agrupa a los signos según su Elemento. Tenemos pues a los signos de Fuego: Aries (^), Leo (b) y Sagitario (f); de Agua: Cáncer (a), Escorpio (e), y Piscis (i), de Aire: Libra (d), Acuario (h) y Géminis (`), y de Tierra: Capricornio (g), Tauro (_) y Virgo (c).
Estas fueron las Energías con las que Elohim edificó su Universo, y dado que el hombre –su obra- ha sido creado a su imagen y semejanza, podemos determinar, que es en sí mismo, portador de esos Elementos, y con ellos, ha de construir su propia obra creadora.
Recordemos que decíamos, que Elohim, cuyo significado es El-los dioses, expresaba su poder creador en su aspecto Trino. De esta disposición extraemos la división de los signos en Cuadriplicidades. Así veremos, que lo que conocemos como el Principio Kether-Yod, para expresar el impulso de la voluntad Primigenia, se recoge en los signos Cardinales: Aries (^), Cáncer (a), Libra (d) y Capricornio (g). Lo que conocemos como el Principio Hochmah-He para expresar el impulso interiorizador –Amor Primordial-, se recoge en los signos Fijos: Leo (b), Escorpio (e), Acuario (h) y Tauro (_), y por último, lo que conocemos como Principio Binah-Vav, para expresar el impulso exteriorizador –cristalizador, Ley-, se recoge en los signos Comunes: Sagitario (f), Piscis (i), Géminis (`) y Virgo (c).

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