viernes, 1 de marzo de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 61

LECCIÓN 61

Yo soy la luz del mundo.


1. ¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? 2Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. 3Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de auto­engaño. No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. 5No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. 6Se refiere a ti tal como fuiste creado, por Dios. 7Expresa simplemente la verdad.

2. 
Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorifica­ción. 2Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación. 3La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. 5Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.

3. La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. 2Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. 3Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. 4Es una asevera­ción categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.

4. Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. 2Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. 3La idea de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.

5. Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. Debes empezar cada sesión de práctica diciéndote a ti mismo:

Yo soy la luz del mundo.
4Ésa es mi única función.
5Por eso es por lo que estoy aquí.

6Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten. 7Deja que te vengan a la mente unas cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros.

6. Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. 2De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir re-afirmando tu función y el único propósito que tienes aquí. 3Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.

7. La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti y de tu propósito. 2Como portador de la salva­ción que eres, esto es obviamente necesario. 3Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas. 4Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. 5Tú eres la luz del mundo. 6Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti.

¿Qué me enseña esta lección?

Con esta expresión, manifiesto conscientemente lo que soy realmente, el Hijo de Dios, Hijo de la Luz, un Ser Espiritual, cuya función en el mundo temporal es expandir esa Luz a través de cada uno de mis pensamientos y sentimiento.

La Luz de la que soy portador, es todo cuanto soy. Es la esencia de la que he sido creado junto al resto de la Filiación Divina. Esa Luz, es la Fuerza del Amor, lo que me convierte en un Hijo del Amor.

Esa Fuerza, es la que nos hace Uno. Es la Fuerza de la que está hecha el Cielo, el Reino del Padre, nuestro verdadero Hogar. Es la Fuerza con la que Dios nos ha moldeado y es la Fuerza que nos ilumina y revela el Plan de Salvación, en el que debemos proyectar nuestra voluntad, pues es la Voluntad del Padre que así sea.

Si la Luz permanece en nuestra mente, serviremos al Espíritu Santo, el cua,l será nuestro guía y nuestra labor en la Tierra nos convertirá en humildes mensajeros del Amor.

Un Curso de Milagros nos dice: "Cada uno de nosotros es la luz del mundo, y al unir nuestras mentes en esa luz proclamamos el Reino de Dios juntos y cual uno solo" (T-6.II.13:5).

La luz es el principio del Entendimiento. “La luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor. Jesús nos revela que su luz va con nosotros a todas partes, y eso nos permite desvanecer la oscuridad conjuntamente. La luz se vuelve nuestra, y ya no podremos morar en la oscuridad tal como la oscuridad no podrá morar allí donde nosotros vayamos” (T-8.IV.2:10-12).

La mente de Jesús y nuestras mentes son iguales. Mientras que su mente está despierta, la nuestra permanece dormida, en espera de tomar la misma decisión que tomó Jesús para alcanzar el despertar. Esa decisión, le dio plena potestad tanto en el Cielo como en la tierra. Es muy importante conocer cuál es la decisión que Jesús nos invita a tomar. Él nos dice en el Curso: "el único regalo que te puedo hacer es ayudarte a tomar la misma decisión. Inherente a esta decisión es la decisión de compartirla, pues la decisión en sí es la decisión de compartir. Se toma mediante el acto de dar, y es, por lo tanto, la única alternativa que se asemeja a la verdadera creación. Yo soy tu modelo a la hora de tomar decisiones. Al decidirme por Dios te mostré que es posible tomar esta decisión y que tú la puedes tomar" (T-5.II.9:3-7).

Yo soy la Luz del mundo y es mi voluntad proclamar:

¡Mi Voluntad es compartir la luz con el mundo! ¡La Luz permanentemente encendida!

 

Ejemplo-Guía: ¿Cuál es mi función en la vida?

A todos nos ocupa la mente, saber ¿cuál es nuestra función en la vida? ¿Para qué hemos venido al mundo? No es desde la visión del ego, que vamos a contestar esta pregunta, pues, como nos refiere el Texto del Curso, “desde el ego no podemos hacer nada para salvarnos o para salvar a otros, pero desde el espíritu podemos hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarnos a nosotros mismo. La humildad es una lección para el ego, no para el espíritu. El espíritu está más allá de la humildad porque reconoce su esplendor y gustosamente irradia su luz por todas partes” (T-4.I.12:1-3). 

Debemos hacerlo desde la visión del espíritu. ¿Esto qué significa? Significa que nuestra función en la vida no puede estar aislada del resto del mundo, pues nos encontramos unidos a nuestros hermanos, por lazos de creación. Nuestra función es colaborar conscientemente en el Plan de Salvación que Dios ha dispuesto para su Hijo. Nuestro papel requiere que despertemos del sueño que nos mantiene dormidos y que compartamos la luz que somos con el resto de nuestros hermanos, respetando siempre su libre albedrío. 

Al manifestar nuestra voluntad de servir al espíritu, lo que estamos haciendo es ponernos al servicio del Espíritu Santo, dejando en sus manos, esa voluntad, para que la utilice allí donde más se necesite. 

Al ego la cuestión que se plantea en este ejemplo, le llevará a preguntarse qué cosas debe hacer para cambiar el mundo que percibe: el medio ambiente, las guerras, el hambre, la enfermedad, el sufrimiento, etc. En este sentido, está dispuesto a combatir con las armas que estén a su alcance para lograr su objetivo: que el mundo que percibe sea mejor. 

Podemos dedicar nuestras vidas a estos gestos externos que, sin duda emanan de un deseo de vivir en un mundo más limpio, más pacífico, más equitativo, más justo, más sano, etc., pero si nuestros esfuerzos los dedicamos en cambiar los efectos y no hacemos nada por cambiar las causas, la cuales se encuentran en nuestras mentes erradas, entonces, lo único que estaremos haciendo es perpetuar el ciclo de causa-efecto. Si respondemos a las guerras desde la guerra, si respondemos a la enfermedad haciendo real el cuerpo, si respondemos al sufrimiento haciendo real el dolor. 

La guerra no se combate: es en nuestra mente donde debe emanar la paz. 

El medio ambiente no se combate: es en nuestra mente donde debemos eliminar los pensamientos contaminantes. 

El hambre no se combate: es la falsa creencia en la escasez, la que debemos cambiar por la creencia verdadera en la abundancia, basada en dar-recibir. 

La enfermedad no se combate: es la coherencia, la que debe imperar en nuestra mente. 

El sufrimiento no se combate: es el recuerdo de lo que Somos, Hijos de Dios, lo que ha de llevarnos a gozar de la verdadera felicidad. 

Una vez que en nuestra mente todo es luz: El Espíritu Santo guiará nuestros pasos para que actuemos en el mundo como mensajeros de la paz, como ministros de medio ambiente, como voluntarios de ONG´s, como ilustres doctores o, como tú, o, como yo, mensajeros de la luz.


Reflexión: ¿Qué significado le aportas a la luz?

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