Ejemplo-Guía: "El firme propósito de ver la verdad"
Hasta hoy, hemos permanecido ciegos, pues, aunque nuestros ojos físicos ven el mundo que le rodea, el mundo que percibe, ese mundo no es real, es una ilusión fabricada por nuestra mente, una mente que nos ha mostrado una percepción falsa, basada en la separación, en la división.
No tienes más que mirar tu propia vida, para comprender que el mundo que ves y en el que crees existir, no puede ser el Hogar que Dios ha dispuesto para Su Hijo. ¿Acaso tú dispondrías un mundo tan demente para tu hijo?
Observa tu existencia. Te crees un ser limitado, necesitado y escaso, cuando en verdad, eres Pleno y Abundante. Demandas ser querido y protegido, cuando en verdad, eres Amor y gozas del amparo de tu Creador. Sientes miedo y una destructiva culpabilidad, al creer que has fallado a tu Padre, cuando en verdad no puedes cambiar, ni has cambiado ni una sola línea del Plan de Salvación dispuesto por Él para Su Hijo.
Haces necesario el dolor, el sufrimiento e incluso la muerte, para justificar
tu erróneo sistema de pensamiento, cuando en verdad, eres inocente, eres
impecable, eres eterno.
¿Qué mundo estás dispuesto a seguir viendo? El que estás muerto en vida o el
que te libera, para siempre, de la muerte ofreciéndote la eternidad. Vas a
elegir, la tristeza, cuando puedes gozar de la Dicha, de la Felicidad.
Te sientes agotado, cansado, cuando experimentas la vida del mundo falso, pues vivir en él, te priva de la paz, mientras que elegir ver el mundo perdonado, te mantendrá animado y en pleno júbilo. Cada instante se convierte en una experiencia de gozo, pues cada uno de esos instantes gozas de la Presencia del Cristo en ti y en cada uno de tus hermanos.
El firme propósito de ver la verdad, no es una iniciativa que te afecte tan
sólo a ti o a mí. Cuando ese propósito se convierte en nuestro único deseo, es
la señal de que Cristo ha realizado el milagro de curar al ciego que hay en
nosotros, y ese regalo, lo expandimos con el resto del mundo, de tal modo que
compartimos la verdadera visión con ellos.
Hoy veo tu inocencia y tu impecabilidad, pues esa inocencia y esa impecabilidad se ha hecho consciente en mí.
Reflexión: Tan solo vemos aquello que deseamos ver.
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