miércoles, 10 de febrero de 2021

Astrología Cabalística: Primer Día de la Creación

PRIMER DIA DE LA CREACION: EL FUEGO
ARIES-LEO-SAGITARIO

Es ampliamente conocido por aquellos estudiantes que han dedicado grandes esfuerzos en la comprensión de las Escrituras Sagradas, que éstas, han sufrido serias e importantes censuras e interpolaciones que dificultan notablemente cualquier intento por escudriñar el Origen de la Vida, así como su futuro desarrollo evolutivo. La gran dificultad para leer e interpretar la Lengua Sagrada: el Hebreo original, junto al reducido número de traductores que bien se veían obligados por la censura a evitar verdades que pudieran poner en peligro la hegemonía política, son motivos suficiente para ver la realidad con la que nos enfrentamos.
A las dificultades anteriormente mencionadas, debemos añadir otra no menos importante. El desconocimiento de las leyes ocultas, hizo que la verdad no fuese comprendida. Los grandes ocultistas cabalistas que escribieron el Zohar son categóricos en este punto: "los secretos del Thorah no podían ser comprendidos por todos".
Muchos pasajes están velados, en cambio otros deben entenderse al pie de la letra, por lo que nadie que no estuviese en posesión de las claves ocultas puede descifrar las profundas verdades.
La Biblia judía fue escrita originalmente en hebreo, pero lamentablemente no se posee ni una sola línea de escritura original.
Ante todos estos obstáculos, hemos preferido confiar en uno de los únicos autores de nuestro tiempo que ha dedicado su vida al estudio en profundidad de los Textos Sagrados, contando para ello, con la intuición y el conocimiento de las claves herméticas, que sin duda, le han llevado a desvelar grandes e importantes misterios. Este hombre es Fabre d ´Olivet, quien en su obra "La Lengua Hebraica Restituida" nos permite extraer información que sin duda nos ayudará.
Él nos indica en sus escritos, que los textos sagrados se pueden leer de tres maneras, adoptando el sistema egipcio:
  • En sentido Propio.
  • En sentido Figurado.
  • En sentido Jeroglífico.
Será siguiendo estas instrucciones que trataremos de interpretare la parte el Génesis que nos interesa.
"BERESCHIT BARA ELOHIM"
Con estas palabras Moisés inicia el relato de la creación. Su traducción convencional -Biblia- es: "Al principio creó Dios los Cielos y la Tierra".
  • En el sentido Propio: "En el Principio, antes de todo..."
  • En el sentido Figurado: "En principio, en potencia de ser..."
  • En sentido Jeroglífico: "El Principio motor del Universo es la voluntad".
En esta primera frase, vemos como Moisés da al Creador el nombre de Elohim (Aleph-Lamed-He-Yod-Mem), cuya traducción es El-los dioses, expresando de manera perfecta la unidad divina y su pluralidad (las diferentes Oleadas de vida que "pariría" al mundo en evolución). La traducción de Fabret d´Olivet de este primer punto, es la siguiente:
"En el Principio, El-los dioses, el Ser de Seres, creó en Principio lo que constituye la existencia de los Cielos y de la Tierra".
En esta versión, hay un punto muy importante a tener en cuenta. "Creó en Principio". Debemos entender, que Elohim estaba dando los trazos de una futura creación, es decir, esta describiendo un "proyecto", en el que elaboraba los principios que más tarde se desarrollarían. De esta primera idea podemos concretar que los signos de Fuego, son energías que nos hablan de un estado potencial, que aún está por desarrollar. Es por ello, que resulta de vital importancia saber qué uso hacemos de nuestra voluntad en la primera etapa de cualquier proyecto, idea o propósito. Aprendemos que la clave de cualquier manifestación futura -en el plano de las formas- encuentra su origen en el Fuego, es el propósito, es la idea, es la voluntad.
"Al principio creó Dios los Cielos y la Tierra. La Tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la haz del abismo, pero el espíritu de dios se cernía sobre las superficies de las aguas. Dijo Dios "haya Luz"; y hubo luz, y las separó de las tinieblas; y a la luz llamó día, y a las tinieblas noche, y hubo tarde y mañana, día primero".
Esta es la traducción convencional, sin embargo, la de Fabre d´olivet nos resulta mucho más aclaratoria.
"En el Principio, Elohim, El-los dioses, el Ser de Seres, creó, en Principio, lo que constituye la existencia de los Cielos y de la Tierra. Pero la tierra no era más que una potencia contingente de ser dentro de una potencia de ser; la Oscuridad, fuerza astringente y comprensiva, envolvía el Abismo, fuente infinita de la existencia potencial; y el Espíritu divino, soplo expansivo y vivificante, ejercía aún su acción generadora por encima de las Aguas, imagen de la universal pasividad de las cosas. Manifestando su voluntad, dijo Dios: "La Luz será", y la Luz (elementización inteligible) fue. Y considerando esta esencia luminosa como buena, determinó una forma de separación entre la luz y la oscuridad. Designando, El-los Dioses, esta Luz -elemento inteligible- bajo el nombre de Día, manifestación fenoménica universal, y esta oscuridad, existencia sensible y material, bajo el nombre de Noche, manifestación negativa y mutación (oscilación, movimiento) de las cosas: y tal había sido el occidente y tal había sido el oriente, el objetivo y el medio, el término y el arranque de la primera manifestación fenoménica".
La traducción de Fabre d´Olivet nos revela, que el universo no ha sido creado de la "Nada". El nos indica, que la "Tierra no era mas que una potencia contingente de ser", es evidente que no se refiere a la Tierra que hoy conocemos, sino que está aludiendo a la Tierra que formaban los Zodiacales, y en la cual Elohim pudo derramar su simiente creadora. Por lo tanto, el universo tuvo su origen en esa Tierra Macrocósmica.
La primera acción que se extrae del Primer Día de Manifestación, fue la creación de la "elementización inteligible", esto es, la Luz. Estamos ante el Elemento que aportaría la comprensión del Caos Primordial, la energía que debería dar sentido a la Obra Divina.
Siguiendo la redacción del Texto, leemos: "la oscuridad envolvía el Abismo".
¿Qué debemos entender por Abismo y por Oscuridad?. La palabra Abismo significa "el estado incomprensible de una cosa cuando aún no existe, pero que sin embargo se encuentra en potencia de existir". En cuanto al término Oscuridad, su significado nos indica: "un combate, una oposición violenta entre principios contrarios, del frío y del calor". Esta oposición la encontramos oculta en el significado de las dos raíces que forman la palabra. Una nos sugiere la idea de ardor interno que se distiende, y la otra, la contracción y estrechamiento que centraliza.
Estaremos en lo cierto, si pensamos que el sentido profundo del término Oscuridad, o es ni mucho menos el que normalmente conocemos, sino que se está refiriendo a este estado de vibración característico que se produce en circunstancias de confusión y lucha de elementos contrarios. Esta era la situación de los Elementos Zodiacales. Por lo tanto con la creación de la Luz, la Oscuridad quedaría disipada.
Otro de los datos significativos que nos revela Fabre d´olivet con su interpretación, queda recogido en la siguiente frase: "En el Abismo, Dios ejercía su acción generadora por encima de las Aguas".
¿A qué Aguas se refiere el autor, si hemos dicho anteriormente que la Tierra aún no existía, que era una contingencia de ser?.
El autor se refiere a las Aguas Zodiacales, y con ellos, nos está dando una importante clave hermética, ya que está estableciendo el Elemento Fuego por encima del Elemento Agua. Esas Aguas son las constituidas por los signos Cáncer, Escorpio y Piscis, mientras que los signos de Fuego, en los que Elohim se situó para realizar su Obra, son Aries, Leo y Sagitario.
Podemos concluir por lo tanto, que los signos de Fuego son portadores de designio divino en estado potencial, es decir, de ellos, el hombre recibe la voluntad divina, su inspiración, su verdad, su propósito creador.
El término Luz y Fuego se escriben de la misma manera: AUR (Aleph-Vav-Reish), por lo que no nos queda menor duda de cuál es el trabajo propio de los signos del elemento Fuego: "hacer inteligible el Designio Divino, la Obra Cósmica".
Continúa el texto divino diciéndonos que "considerando esa esencia luminosa como buena, Dios determinó una forma de separación entre luz y oscuridad". De este punto deducimos algo muy importante. A Dios debemos adjudicarle la creación de la Luz, pero no de la Oscuridad-Tinieblas, ya que este último estado ya existía en el Caos Primordial, en la confusión de energías de los Zodiacales.
A la "esencia luminosa" le dio el nombre de Día, término que significa "conglomerado de luz"; concentración del elemento inteligible". No en vano, los signos de Fuego, rigen sobre las seis primeras horas de luz solar, y debemos entender, que en esta regencia, la divinidad se hace más inteligible a la comprensión de la naturaleza humana, o lo que es lo mismo, estamos alimentándonos del elemento volitivo que nos conducirá a la comprensión de nuestro programa espiritual.
"Y dio a la oscuridad el nombre de noche", palabra que en el lenguaje hebreo está constituido por las letras, Lamed, Yod, Lamed, He. Nos dice Fabre d´Olivet que en ella debemos ver la manifestación de dos fuerzas que se oponen, pero que se ligan y se buscan, una atrayendo hacia el centro y la otra tendiendo alejarse de él. Imagen de lo contrario encadenado, formando un solo cuerpo.
Podemos finalizar este punto, añadiendo un factor trascendente que no aparece en la enseñanza transmitida por Moisés, pero que sí nos aporta los estudios revelados por los Hermanos Mayores a Max Heindel, fundador de la Escuela Rosacruz y uno de los últimos instructores y difusores sobre filosofía oculta de esta época. En sus trabajos sobre cosmogénesis, Max Heindel, nos indica que en el Primer Día de la Evolución, él lo llama Periodo de Saturno, Elohim diferenció de sí mismo la primera Oleada de vida que comenzaría su evolución. Esa Oleada, llamada Espíritus Virginales, es la que nosotros formamos, es decir, la humanidad.
Debemos conocer, que la aparición de una Oleada de Vida es la consecuencia natural de la creación de un Elemento. El hombre está en analogía con el Fuego, o lo que es lo mismo, si en el Fuego está la Morada de Dios, en el hombre está la Morada del Ego, el Yo Creador, o dicho de otro modo, somos Hijos de la Luz.
Expresándonos en términos cabalísticos, diremos que fue Kether quien llevó a cabo los trabajos del Primer Día de la Creación, por lo que los tres signos de Fuego, están bajo su regencia primordial.

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