lunes, 8 de abril de 2024

Capítulo 6. IV. La única Respuesta

 IV. La única Respuesta

1. Recuerda que el Espíritu Santo es la Respuesta, no la pregunta. 2El ego siempre habla primero. 3Es caprichoso y no le desea el bien a su hacedor. 4Cree, y con razón, que su hacedor puede dejar de brindarle apoyo en cualquier momento. 5Si te desease el bien se alegraría de ello, tal como el Espíritu Santo se alegrará cuando te haya conducido de vuelta a tu hogar y ya no tengas necesidad de que Él te guíe. 6El ego no se considera a sí mismo parte de ti. 7En eso radica su error fundamental, la base de todo su sistema de pensamiento.

El ego surge de la mente dividida, de ahí, que no se considere parte del Ser Espiritual. Si así fuese, se alegraría de las decisiones de su hacedor, pero también significaría su inexistencia, pues no podemos servir a dos amos a la vez.        

2. Cuando Dios te creó te hizo parte de Él. 2Por eso es por lo que el ataque no tiene cabida dentro del Reino. 3Hiciste al ego sin amor, y, por consiguiente, él no te ama. 4No puedes permanecer dentro del Reino sin amor, y puesto que el Reino es amor, crees estar privado de él. 5Esto le permite al ego considerarse a sí mismo algo separado y externo a su hacedor, y de ahí que hable en representación de la parte de tu mente que cree que tú estás separado y que eres algo externo a la mente de Dios. 6El ego planteó entonces la primera pregunta que jamás se hizo, pre­gunta que él jamás podrá contestar. 7La pregunta: "¿Qué eres?" representó el comienzo de la duda. 8Desde entonces el ego jamás ha contestado ninguna pregunta, aunque ha hecho muchas. 9Las actividades más ingeniosas del ego no han hecho más que enma­rañar la pregunta, pues dispones de la respuesta y el ego te tiene miedo.

La conciencia del ego le lleva a defender la temporalidad en su sistema de pensamiento. Su existencia surge con el nacimiento del cuerpo físico y termina con la muerte de éste. La creencia en la intemporalidad del Ser significaría el derrumbe de los pilares en los que se sustenta su sistema de pensamiento, y con ello, el soporte que le aporta identidad. Separación y miedo, van de la mano en el discurso con el que el ego adquiere protagonismo. Un acercamiento, al Amor y a la Unidad, lo dejaría sin argumentos y su existencia irreal y perecedera tendría su fin.

3. No podrás entender el conflicto hasta que entiendas plena­mente el hecho fundamental de que el ego no sabe nada. 2El Espí­ritu Santo no es el que habla primero, pero siempre contesta. 3Todo el mundo en uno u otro momento ha acudido a Él para de una u otra forma obtener ayuda, y Él ha contestado. 4Puesto que el Espíritu Santo responde de verdad, responde para siempre, lo cual quiere decir que todo el mundo dispone de la respuesta ahora mismo.

La respuesta que ofrece el Espíritu Santo es la Expiación, que nos permite corregir la percepción falsa, por la percepción verdadera, o lo que es lo mismo, nos enseña la verdadera identidad que somos. Nos permite alcanzar la visión que ha de liberarnos del dolor y del sufrimiento. Pero esa respuesta requiere de nosotros que movilicemos nuestra voluntad para ponernos al servicio de esa percepción verdadera que nos permite tener la certeza de que somos Uno con todo lo creado.

4. El ego no puede oír al Espíritu Santo, pero cree que parte de la mente que lo hizo está en su contra. 2Interpreta esto como una justificación para atacar a su hacedor. 3Cree que la mejor defensa es el ataque, y quiere que tú creas eso también. 4A no ser que lo creyeses no te podrías poner de su parte, y el ego tiene gran nece­sidad de aliados, aunque no de hermanos. 5Al percibir en tu mente algo ajeno a sí mismo, el ego hace del cuerpo su aliado porque el cuerpo no forma parte de ti. 6Esto hace del cuerpo el amigo del ego. 7Ésta es una alianza claramente basada en la sepa­ración. 8Si te pones de parte de esta alianza no podrás sino sentir miedo porque te estarás poniendo de parte de una alianza basada en el miedo.

En efecto, el cuerpo se convierte en la morada del ego, donde se siente fuerte y seguro, pero esa creencia no le aporta paz y sosiego, pues las percepciones que recibe a través de ese vehículo, le llevan a potenciar el miedo y la separación, interpretando la vulnerabilidad del cuerpo como algo esencial, lo que le insta a atacar para no ser atacado.

5. El ego se vale del cuerpo para conspirar contra tu mente, y puesto que el ego se da cuenta de que su "enemigo" puede acabar con él y con el cuerpo reconociendo simplemente que no for­man parte de él, él y el cuerpo se unen para llevar a cabo un ataque conjunto. 2Tal vez sea ésta la más extraña de todas las percepciones, si te detienes a considerar lo que ello realmente implica. 3El ego, que no es real, trata de persuadir a la mente, que sí es real, de que ella es su recurso de aprendizaje, y, lo que es más, de que el cuerpo es más real que ella. Nadie que esté en su mente recta podría creer semejante cosa, y nadie que está en su mente recta lo cree.

El ego niega que su existencia dependa del poder creador de su hacedor. Su creencia no está basada en la unidad con su creador, sino todo lo contrario, se percibe como un ente separado y con identidad propia. 

Es ese error, el que impide que la visión de la unidad sea una realidad en sus percepciones, lo que le lleva a proyectar sobre los demás el miedo que siente a la inexistencia, a dejar de ser un ser separado, a fundirse en el Pensamiento Divino.

6. Escucha, pues, la única respuesta del Espíritu Santo a todas las preguntas que el ego plantea: eres una criatura de Dios, una parte de Su Reino de inestimable valor que Él creó como parte de Sí Mismo. 2Eso es lo único que existe y lo único que es real. 3Has elegido un sueño en el que has tenido pesadillas, pero el sueño no es real y Dios te exhorta a despertar. 4Cuando le oigas no quedará ni rastro de tu sueño porque despertarás. 5Tus sueños contienen muchos de los símbolos del ego y éstos te han confundido. 6Eso se debe, no obstante, a que estabas dormido y no te dabas cuenta de ello. 7Cuando despiertes, verás la verdad a tu alrededor y dentro de ti, y ya no creerás en los sueños porque éstos dejarán de ser reales para ti. 8El Reino, en cambio, y todo lo que allí has creado, será sumamente real para ti porque es hermoso y verdadero.

Para el ego, el contenido de este punto será interpretado como un "canto de sirenas" anunciando un mundo ficticio, ilusorio e irreal. Argumentará, ¿dónde está el cielo que no lo percibo? ¿dónde se encuentra la existencia del Espíritu que no la veo? ¿dónde está la vida eterna?, y, ¿la carencia de sufrimiento y dolor?

El encontrar respuestas a estas cuestiones, ya lo hemos dicho, significaría que el ego no tendría identidad, pues representa el pensamiento ilusorio e irreal del ser.

La respuesta del Espíritu Santo significa el fin del ego, de la muerte, de la separación, del miedo, de la vulnerabilidad, del sufrimiento, del dolor. Esa respuesta, requiere de nosotros que orientemos nuestra voluntad hacia Él y que nuestra visión se abra a la verdadera realidad, liberándonos de ese estado de sueño en el que permanecemos inmersos, mientras que decidamos dar crédito a las voces del ego.

7. En el Reino no hay ninguna duda acerca de lo que eres y de donde te encuentras. 2La duda no tiene cabida allí porque la pri­mera pregunta jamás se planteó. 3Al haber sido por fin completa­mente contestada, nunca existió. 4Sólo el Ser vive en el Reino, donde todo mora en Dios con absoluta certeza. 5El tiempo dedi­cado a hacer preguntas en el sueño, ha dado paso a la creación y a su eternidad. 6Tú gozas de tanta certeza como Dios, pues eres tan real como Él, pero lo que antes gozaba de absoluta certeza en tu mente ha pasado a ser ahora únicamente la capacidad para gozar de ella.

Este punto nos describe el estado del que gozaremos cuando hallamos decidido despertar. Con la ayuda del Espíritu Santo, recuperaremos el estado de certeza de que somos Uno con nuestro Creador.

8. Él origen de las capacidades representó el principio de la incer­tidumbre porque las capacidades son logros en potencia, pero todavía no son logros. 2Tus capacidades son inútiles en presencia de los logros de Dios y de los tuyos propios. Los logros son resul­tados que ya se han alcanzado. 4Cuando son perfectos, las capacidades dejan de tener sentido. 5Es curioso que lo que es perfecto tenga ahora que ser perfeccionado. 6De hecho, eso es imposible. 7Mas recuerda que cuando te pones a ti mismo en una situación imposible crees que lo imposible es posible.

La lectura de este punto, me ha permitido reflexionar sobre una cuestión de la que ahora tengo una visión renovada. Esta renovación afecta a mi creencia en que el Hijo de Dios es un Dios en formación, entendiendo con esto, que se encuentra en un proceso evolutivo en el que el desarrollo de sus "capacidades", estas son, las adquiridas por su condición divina, deben llevarle a alcanzar el nivel de Dios Creador.

La aportación de Un Curso de Milagros sobre este particular, nos ofrece una visión distinta. Lo que es perfecto, no debe perfeccionarse, pues ya lo es. Si Dios es Perfecto y nos ha creado perfectos, cualquier evolución de ese estado es imposible.

9.Debes desarrollar tus capacidades antes de poder usarlas. 2Esto no es cierto con respecto a nada que Dios creó, pero es la solución más benévola para lo que tú has fabricado. 3En una situación imposible puedes desarrollar tus capacidades hasta el punto en que ellas mismas te pueden liberar de tal situación. 4Dispones de un Guía que te muestra cómo desarrollarlas, pero no tienes otro jefe que tú mismo. 5Esto te pone a cargo del Reino, con un Guía para encontrarlo y los medios para conservarlo. 6Tienes un mo­delo a seguir que reforzará tu mando y nunca lo menoscabará en modo alguno. 7Por consiguiente, ocupas todavía el lugar central en tu imaginada esclavitud, lo cual de por sí demuestra que no eres un esclavo.

Bajo el sistema de pensamiento del ego, el desarrollo de las capacidades da lugar a lo que se denomina como evolución. Será con la ayuda del Espíritu Santo, que la percepción falsa de paso a la percepción verdadera, a través de la cual, nuestra visión se renovará y con ello un cambio de creencias.

10Te encuentras en una situación imposible únicamente porque crees que es posible estar en una situación así. 2Te encontrarás en una situación imposible si Dios te mostrase tu perfección, y a la vez te probase que estabas equivocado. 3Esto demostraría que los que son perfectos son incapaces de cobrar conciencia de su pro­pia perfección, y reforzaría la creencia de que aquellos que lo tienen todo necesitan ayuda y son, por lo tanto, desvalidos. 4Éste es el tipo de "razonamiento" en que el ego se embarca. 5Dios, que sabe que Sus creaciones son perfectas, no las humilla. Eso sería tan imposible como la noción del ego según la cual él ha humi­llado a Dios.

Dios no puede rectificar a Su Creación, pues, Su Creación, goza de Su Perfección.

Bajo los argumentos mentales del ego, la corrección desvela la justificación de su imperfección, es decir, la negación de la existencia del Ser.

11Por eso es por lo que el Espíritu Santo jamás da órdenes. 2Dar órdenes implica desigualdad, y el Espíritu Santo demuestra que la desigualdad no existe. 3Ser fiel a una premisa que se ha aceptado es una ley de la mente, y todo lo que Dios creó es fiel a Sus leyes. 4Es posible también ser fiel a otras leyes, pero no porque las leyes sean ciertas, sino porque tú las promulgaste. 5¿De qué te serviría que Dios te probase que has pensado de forma demente? 6¿Podría Dios perder Su propia certeza? 7He dicho frecuentemente que eres lo que enseñas. 8¿Querrías que Dios te enseñase que has pecado? 9Si Él confrontase al ser que fabricaste con la verdad que Él creó para ti, ¿cómo no ibas a tener miedo? 10En ese caso dudarías de tu mente recta, que es el único lugar donde puedes encontrar la cor­dura que Él te dio.

¿De qué me serviría que Dios me probase que he pensado de forma demente?

Sería un juicio sobre lo irreal, sobre lo ilusorio, y, sobre todo sería la confirmación del ego de su existencia. Sería como querer corregir el contenido de una pesadilla que hayamos tenido en sueño.

12. Dios no enseña, 2pues enseñar implica una insuficiencia que Dios sabe que no existe. 3Dios no está en conflicto. 4El propósito de enseñar es producir cambios, pero Dios sólo creó lo inmuta­ble. 5La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. 6La voz del ego surgió entonces como una forma de comunicación estridente y áspera. 7Esto no podía alterar la paz de Dios, pero sí podía alterar la tuya. 8Dios no la acalló porque erradicarla habría sido atacarla. 9Habiendo sido cuestionado, Él no cuestionó. 10Él simplemente dio la Respuesta. 11Su Respuesta es tu Maestro.

La separación no fue una pérdida de la perfección, sino una interrupción de la comunicación. Me quedo con esta frase y su profundo significado.

Con la respuesta de nuestro Maestro, debemos sintonizar con el canal verdadero que nos permitirá comunicarnos con El Creador.

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