viernes, 24 de mayo de 2024

Capítulo 11. I. Los regalos de la paternidad (1ª parte).

I. Los regalos de la paternidad (1ª parte).

1. Te has dado cuenta de tu necesidad de curación. 2¿Le ofrecerías cualquier otra cosa a la Filiación, habiendo reconocido la necesi­dad que tú mismo tienes de curación? 3Pues en esto estriba el comienzo del retorno al conocimiento; los cimientos sobre los que Dios ayudará a construir de nuevo el sistema de pensamiento que tú compartes con Él. 4Ni una sola piedra que coloques sobre esos cimientos dejará de ser bendecida por Él, pues estarás restau­rando la santa morada de Su Hijo, donde Él dispone que Su Hijo esté y donde está. 5Sea cual sea la parte de la mente del Hijo de Dios en la que reinstauras esta realidad, la reinstauras también en ti mismo. 6Moras en la Mente de Dios junto con tu hermano, pues la Voluntad de Dios no es estar solo. 

Si te encuentras entre los que estamos leyendo y compartiendo este texto, sin duda, te habrás dado cuenta que el ego no es tu creador y que el sistema de pensamiento que te ofrece es demente y falso. Te habrás dado cuenta de que ese sistema de pensamiento debe ser sanado, corregido, por lo que has decidido recordar tu verdadera identidad y retornar a tu verdadero hogar, donde nos reencontraremos con el resto de la Filiación y con nuestro Hacedor. 

2. Estar solo es estar separado de lo infinito, mas ¿cómo iba a ser posible esto si lo infinito no tiene fin? 2Nadie puede estar más allá de lo ilimitado porque lo que no tiene límites está necesariamente en todas partes. 3En Dios no hay principios ni finales, pues Su universo es Él Mismo. 4¿Cómo ibas a poder excluirte a ti mismo del universo, o de Dios que es el universo? 5Mi Padre y yo somos uno contigo, pues tú formas parte de nosotros. 6¿Crees realmente que parte de Dios puede extraviarse o estar ausente de Él? 

Creer que estamos solos y que estamos separados del resto de la creación, forma parte del error en el que se sustenta el sistema de pensamiento del ego. Todo lo creado es Dios, pues nada que no haya sido creado por Él, existe. Tu existencia, al igual que la del resto de la Filiación, es una parte del Todo-Dios. 

3. Si tú no formases parte de Dios, Su Voluntad no estaría unifi­cada. 2¿Es concebible esto? 3¿Podría una parte de Su Mente no contener nada? 4Si nadie excepto tú puede ocupar tu lugar en Su Mente, y el que tú lo ocupases constituyó tu creación, sin ti habría un lugar vacío en la Mente de Dios. 5La extensión no puede ser bloqueada, ni tampoco tiene vacíos. 6Continúa eternamente, por mucho que sea negada. 7Negar su realidad puede constituir un retraso en el tiempo, pero no en la eternidad. 8Por eso es por lo que tus creaciones no han cesado de extenderse y por lo que hay tanto esperando tu retorno. 

El Todo-Dios no podría ser el Todo sin una de sus partes. Dios no estaría completo sin una de sus Extensiones, de sus Creaciones. La Mente Una de Dios no puede estar dividida y escindida de uno de Sus Pensamientos. Lo que es eterno e infinito no lo puede colapsar el tiempo. La verdad no puede contemplar la ilusión y el error. Es verdad y lo será eternamente, o no es verdad y no lo ha sido nunca. 

4. Esperar es posible únicamente en el tiempo, pero el tiempo carece de significado. 2Tú que inventaste las demoras puedes dejar atrás el tiempo reconociendo simplemente que ni los princi­pios ni los finales fueron creados por lo Eterno, Quien no impuso límites a Su creación o a aquellos que crean como Él. Desconoces esto debido simplemente a que has tratado de limitar lo que Él creó, y, por lo tanto, crees que la creación está limitada. 4¿Cómo, entonces, ibas a poder conocer tus creaciones habiendo negado lo infinito? 

Resulta un esfuerzo inestable el estar conteniendo el poder de la verdad. El desgaste de ese estado de pensamiento exige la fabricación de una realidad virtual que nos lleve a creer lo que percibimos. El tiempo se convierte, en esa realidad virtual, en el aliado de la ilusión, aportándoles argumentos para probar la realidad de lo percibido, pero olvidando que es virtual, es decir, es ilusoria.

¿Has probado en alguna ocasión unas gafas virtuales que te permitan visualizar escenas tan nítidas y aparentemente verdaderas que tus sentidos responden a ellas con la fuerza de la realidad? Yo he tenido ocasión de experimentar esa vivencia. De hecho, aún las tengo. En una ocasión experimente un viaje simulado a la Antártida, montado en un Kayak. Al principio pude percibir el vértigo que me producía el movimiento del kayak en su contacto con el agua. Una vez recuperado de esa primera impresión, tomé los remos para desplazarme por el mar. Era impresionante. La sensación de desplazamiento era totalmente real. Poco a poco podía ir describiendo el paisaje que se mostraba ante mí. Pude ver a los pingüinos que me observaban sorprendidos desde pequeños islotes de hielo. Más allá, descubrí a unas focas que jugueteaban zambulléndose en las profundidades del agua, que, por sus transparencias, permitían ver a los peces nadar.

Al final del trayecto, en el que tuve que ir sorteando los muchos islotes de hielo flotando en el agua, alcancé una montaña de hielo por la que debía escalar si quería alcanzar mi destino, la base donde se encontraba la tienda de campaña que me daría refugio ante la tormenta que se avecinaba. Si impresionante resultó el trayecto en kayak, imaginaros la experiencia de tener que escalar esa montaña de hielo. Para mi mente perceptiva todo fue real. Cada sensación, fue vivida con la misma intensidad que la aportada por la experiencia física. Sinceramente esta experiencia me ha permitido comprender el poder de la mente y valorar lo ilusorio de aquello que llamamos realidad.


5. Las leyes del universo no admiten contradicciones. Lo que es válido para Dios es válido para ti. 3Si no crees que estás en Dios, tampoco creerás que Él está en ti. 4Lo infinito no tiene sentido sin ti, y tú no tienes sentido sin Dios. 5Dios y Su Hijo no pueden tener fin, pues nosotros somos el universo. 6Dios no está incompleto y sin Hijos. 7Puesto que Su Voluntad no fue estar solo, creó un Hijo como Él. 8No le niegues Su Hijo, pues tu renuencia a aceptar Su Paternidad te ha negado a ti la tuya. 9Ve en Sus creaciones a Su Hijo, pues las tuyas fueron creadas en Su honor. 10El universo del amor no se detiene porque tú no lo veas, ni tus ojos han perdido la capacidad de ver por el hecho de estar cerrados. 11Contempla la gloria de Su creación y te darás cuenta de lo que Dios ha salva­guardado para ti. 

Jesús, nos dice en este punto que el Hijo de Dios, la Extensión del Padre, es el universo. Nos dice, igualmente, que las leyes del universo no admiten contradicciones. Si no creemos que formamos una unidad en Dios, estaremos eligiendo creer que Él está fuera de nosotros, lo que propicia su negación desde el punto de vista del sistema de pensamiento del ego.

El Hijo de Dios es un Ser Espiritual y es el universo. El universo al que se refiere este punto apunta a esa idea, esto es, el universo es un Ser Espiritual y sus leyes no admite contradicciones, es decir, lo que es verdad no tiene opuestos. 

6. Dios te ha dado un lugar en Su Mente que es tuyo para siem­pre. 2Pero sólo puedes conservarlo si lo das de la misma manera en que se te dio. 3¿Cómo ibas a poder estar solo allí cuando se te dio porque Dios no dispuso estar solo? 4No es posible reducir la Mente de Dios. 5Tan sólo se puede expandir, pues todo lo que Él crea tiene la función de crear. 6El amor no limita, y lo que crea no está limitado. Dar sin límites es lo que Dios ha dispuesto para ti porque eso es lo único que puede brindarte Su dicha, la cual es Su Voluntad compartir contigo. 8Tu amor es tan ilimitado como el Suyo porque es el Suyo. 

Si alguna ver nos hemos preguntado ¿cuál es la esencia del amor?, este punto nos responde a ello: es dar sin límites.  

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