“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino
haciendo consciente la oscuridad”. Carl Gustav Jung.
La dinámica del Ángel Hahaiah, perteneciente al Coro de los
Querubines, Ángeles especialistas en el manejo de la Fuerza del Amor, le lleva a
expresar sus virtudes en el mundo tenebroso de Gueburah, donde se “instalan”
las emociones más oscuras del ser humano. Su Programa, me ha suscitado una
serie de reflexiones que me gustaría compartir con todos vosotros. Hablaremos
de la polaridad Luz-Oscuridad; Consciente-Inconsciente y aportaremos una
síntesis de los puntos de vista de autores como Carl Gustav Jung, Enric Corbera
y Kabaleb sobre la vía que nos conduce a la integración de dichas polaridades.
Parábola del trigo y
la cizaña
“Les refirió otra
parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró
buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y
sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto,
entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de
familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De
dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos
le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no
sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad
crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo
diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para
quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. Mateo 13, 24-30
“Respondiendo Él, les
dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el
mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del
malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y
los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se
quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre
a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a
los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro
y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el
reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”. Mateo 13,
37-43 (Reina-Valera1960).
La interpretación que da el texto sagrado sobre la “Parábola
de la Cizaña ”,
puede ser re-interpretada y adaptada a aspectos de la psicología de ser humano.
Se evidencia claramente la manifestación del aspecto dual que se manifiesta en
la personalidad del ser. La buena semilla simboliza el aspecto inteligible de la Luz , de la Conciencia , mientras
que la cizaña, hace referencia a la Oscuridad , al Inconsciente. Ambos aspectos forman
la Unidad Integral
del Ser.
La cuestión es ¿qué hacer con la mala semilla? ¿qué hacer
con la oscuridad de nuestra personalidad? Jesús, el máximo representante del
Amor Incondicional, de la
Unidad , nos aconseja a través de la Parábola , que ambas
semillas deben crecer juntas, es decir, nos está invitando a que integremos
ambos rostros de nuestra personalidad.
Esta invitación no es bien comprendida por la gran mayoría
de nosotros y cuando descubrimos un aspecto negativo de nuestro yo, lo
rechazamos, temerosos de ser descubiertos y repudiados, y lo delegamos a
nuestro inconsciente, donde irá creciendo y creciendo, tomando el aspecto de
una “Sombra”, término que acuñó Carl Gustav Jung.
“Percibir la sombra es
como mirarse en un espejo que nos muestra los recovecos de nuestro inconsciente
personal, y, por lo tanto, aceptar la sombra es aceptar el ‘ser inferior’ que
habita en nuestro interior”.
“Cuando un individuo
hace un intento para ver su sombra, se da cuenta (y a veces se avergüenza) de
cualidades e impulsos que niega en sí mismo, pero que puede ver claramente en
otras personas, cosas tales como egotismo, pereza mental y sensiblería;
fantasías, planes e intrigas irreales; negligencia y cobardía; apetito
desordenado de dinero y posesiones…”.
La sombra sólo resulta
peligrosa cuando no le prestamos la debida atención. (Carl Gustav Jung).
El primer arquetipo que debe ser integrado es lo que Jung
denominó con el nombre de "sombra". Esto supone comenzar conscientemente el
proceso de individuación reconociendo y vivenciando los contenidos de nuestro
inconsciente personal. Percibir la sombra es como mirarse en un espejo que nos
muestra los recovecos de nuestro inconsciente personal, y, por lo tanto,
aceptar la sombra es aceptar el "ser inferior" que habita en nuestro
interior.
La sombra que todavía no ha sido integrada en la conciencia
origina multitud de proyecciones. La sombra proyectada es la causante de la
gran mayoría de los actos cotidianos en los que la intercomunicación es obstruida
por "ruidos" psíquicos. Acusamos a los demás de defectos que anidan
en nuestro interior y que no nos gusta reconocerlos como tales.
El encuentro con la sombra implica una confrontación con uno
mismo en el más amplio sentido de la palabra. Es decir, un encuentro con lo
inconsciente, con aquella parte de la personalidad de la cual no siempre nos
damos cuenta, pero que ejerce un efecto en nuestra vida que puede llegar a
sorprendernos. En los sueños, en las imágenes que surgen en la mente, en la
creación, en la intuición, en la obra de arte, en las experiencias que
trascienden la realidad concreta, en los actos fallidos, en los lapsus de memoria,
en los síntomas neuróticos se está manifestando esa parte de la psique.
De acuerdo con la psicología de C.G. Jung la sombra, está
constituida por el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas,
dolorosas, temores, inseguridades, rencor, agresividad que se alojan en lo
inconsciente del ser humano formando un complejo, muchas veces, disociado de la
consciencia. La sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el yo,
que es el centro rector de la parte consciente, no está siempre en condiciones
de asumir y que, por lo mismo, puede llegar a frenar la manifestación de
nuestra auténtica forma de ser y de sentir.
En términos generales la sombra corresponde a la parte
oscura del alma de todo ser humano. Expresado de otro modo podemos decir que,
en esa parcela de lo inconsciente se reúnen todas las miserias humanas que
atañen al individuo y a las colectividades; experiencias, sentimientos,
imágenes, símbolos que pueden ser personales y universales.
La maldad, el egoísmo, la envidia, el ansia de dominio, de
poder, la avidez por el dinero, los celos, la avaricia, la cursilería,
holgazanería, presuntuosidad, indolencia, negligencia, la manipulación, la
cobardía y muchos de nuestros miedos son emociones y sentimientos que no
resulta fácil reconocer como componentes de nuestra personalidad.
Hahaiah” Dios Refugio”
¿Cómo tratar a nuestra Sombra?
En las leyes que Yavé dio a Moisés, se insiste una y otra
vez en la necesidad de construir ciudades refugio a las que puedan acceder los
individuos que han matado accidentalmente a un hombre para escapar a los
vengadores de la sangre, a los que la ley de Binah da el derecho a vengarse.
Allí el criminal escaparía de sus perseguidores, no sería entregado y podría
permanecer en ellas hasta que se le hiciera un juicio justo. Si Jehová
recomendaba la edificación de tales recintos, es porque en la dinámica interna
también existen. Veamos cómo funcionan y para qué sirven.
Nuestra vasta geografía interna está formada por millares de
"pueblos", constituidos por agrupaciones de tendencias afines, entre
las cuales hay algunas que se expresan de forma destructora, porque su dinámica
tiende a suprimir a las demás, a quitar la "vida" a tendencias
hermanas, con las que han convivido hasta que un día se levantan para
liquidarlas. Si dejamos que estas tendencias campen libremente por nuestro
interior, corremos el riesgo de que actúen como Caín y devoren a las demás,
convirtiéndonos progresivamente en una persona de una sola pieza, gobernada por
un tirano que va adquiriendo fuerza dentro de nosotros y acaba dominándonos.
Cuando esto sucede, esa tendencia destructora debe ser aislada, introducida en
el cerco de una "ciudad refugio" de la que no pueda salir. Esta
ciudad-refugio interna está constituida por un cerco energético, semejante a
las murallas de nuestras ciudades que impide, por un lado que la tendencia
destructora sea dañada y por otro que pueda seguir dañando. (Los Dioses
Internos – Kabaleb)
Si queremos despertar, si queremos tener consciencia de
quienes somos, tenemos que comenzar por indagar en la oscuridad de nuestro
inconsciente, en lo que llamamos la “Sombra”.
La solución es siempre la integración, la lucha contra
mi espejo (mi sombra) siempre refuerza a esta y siempre perderé. “Lo que
resistes, persiste”. La perdida es la enfermedad.
Un Curso de Milagros dice: “verás tu valía a través de
los ojos de tu hermano, y cada uno será liberado cuando vea a su
salvador en lugar donde antes pensó que había un agresor. Mediante esta
liberación se libera el mundo. Este es el papel en la consecución de la
paz.”
Lo que no hay que hacer es luchar contra el opuesto. Esta es
la cosa más tonta que se puede hacer. La curación siempre es integración. La
integración de los opuestos es lo que te da la fuerza necesaria para
alcanzar cualquier cosa. Por eso la curación siempre es integrar, no
separar. (Enric Corbera – La Vida
es un espejo).
Los
cuentos para niños suelen referirse a la lucha entre las fuerzas del bien
-ejemplificadas por las hadas y las fuerzas del mal -representadas por
espantosos demonios-. De este modo los niños suelen ser iniciados en el
fenómeno de la sombra superando de manera vicaria las pruebas que deben
afrontar sus héroes y sus heroínas, aprendiendo así las pautas universales del
destino del ser humano. (Encuentro con la Sombra – Carl Gustav Jung y Otros).
En el
artículo “Cuentos de Hadas, Astrología y Simbología: La Bella y la Bestia ”, publicado en este
Blog, tuve ocasión de describir lo siguiente:
¿Cuáles son las aportaciones de los
Cuentos de Hadas?
- Aportan importantes mensajes al
consciente, preconsciente e inconsciente.
- Hacen referencia a los problemas
humanos universales que preocupan a la mente del niño que se encuentre en
desarrollo.
- Aportan una enseñanza moral
(bien-mal).
- Enseña que la lucha entre las
serias dificultades de la vida es inestable, y que estas, cuando son
afrontadas con valor, se llega a dominar y alcanzar la victoria.
- Nos enseña sobre la
polarización de la mente.
- Ayuda a la comprensión y
alienta el desarrollo de su personalidad.
- Ayuda a conectar con el aspecto
religioso de la vida.
- Es terapéutico, encuentra las
soluciones mediante la contemplación de la historia.
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