72. Mumiah (Final de todas
las cosas)
Nombre Sagrado: Mem-Vav-Mem-Yod-He.
Por su vinculación
sefirótica con la Esfera
de Yesod, donde expresa las cualidades propias
del Séfira, extrae la condición que le permite ser portador de la esencia
llamada Renacer.
Las aportaciones del Ángel Mumiah,
son las siguientes:
·
Hacer que toda experiencia llegue a sus últimas
consecuencias.
·
Distinguirse en la medicina y conseguir curas maravillosas.
·
Desvelar secretos de la naturaleza.
·
Prodiga cuidados y alivio a los pobres y a los enfermos.
·
Protege contra el desespero y las tendencias suicidas.
Con Mumiah, abordamos el
tramo final de nuestro estudio sobre los Ángeles Sanadores. No es casual, que
el Ángel nº 72, sea, igualmente, el último de los Ángeles de la Cábala y que
represente el “Final de todas las cosas”.
El impulso motor, el
Principio de la Voluntad que todo lo inicia, forma parte del Programa del primero
de los Ángeles, Vehuiah, el cual ejerce su influencia cada vez que decidimos
emprender un nuevo proyecto. Representa la fase de inicio de todo proceso
creador.
Con Vehuiah, la maquinaria
cósmica se pone en marcha con un claro propósito, hacer que la energía emanada
a nivel mental, alcance la fase final y se convierta en una experiencia
creadora. Podríamos decir, que Vehuiah es la semilla que al ser plantada tiene
como fin último convertirse en fruto.
Todo principio tiene un
final; toda causa tiene un efecto; toda semilla da sus frutos. Ese final, ese
efecto, ese fruto, es el papel que protagoniza Mumiah. Pero, al igual que todo
efecto, genera una nueva conciencia, al igual que todo fruto lleva en sí una
nueva semilla, todo final, supone un nuevo renacer en otro estado de
conciencia.
Decíamos más arriba, que
Mumiah expresa la dinámica propia del Séfira Yesod. Ya hemos tenido oportunidad
de describir, que este Centro hace funciones de “matrona cósmica”, en el
sentido de que aborda los trabajos de parto que permitirá a la criatura que
hemos gestado emprender la experiencia de la vida.
Los nueves meses de embarazo
nos anuncian el final del ciclo de gestación humana. Vemos como ese final nos
lleva a una nueva realidad, pues al nacer la criatura que hemos gestado,
tomamos conciencia de nuestra creación. A partir de ese momento nada seguirá
siendo igual.
La función de Yesod es dar a
luz a las Fuerzas emanadas por Kether-Unidad y gestada por
Tiphereth-Conciencia. Por lo tanto, debemos esperar que cuando Mumiah haga su
aparición, la Unidad tome cuerpo, se convierta en una realidad. Ese es el poder
curativo que nos ofrece este Ángel. Pero el lector, se estará diciendo, que la
realidad que observa a su alrededor, no es precisamente la expresión de la
Unidad, más bien todo lo contrario.
Estaría en lo cierto. Pero
no debemos alimentar el error de percibir con los ojos del ego pues, se
encuentra identificado con el germen de la división y de la separación. Debemos
dejar de identificarnos con esa naturaleza dual y recuperar nuestra conciencia
unitaria. Ese es el renacer que nos brinda Mumiah.
Miremos el rostro de
nuestras creaciones. Estamos en la hora del parto. Ya no podemos renegar de
nuestra obra. No podemos decir, esta criatura no es el fruto de mi creación. No
podemos negar nuestra paternidad. Reconociéndolo, estamos aceptando aprender.
Identificando los efectos, podemos corregir la causa.
Si estamos enfermos,
busquemos la unidad y, estaremos invitando a Mumiah para que nos ofrezca la
oportunidad de “despertar”, de “renacer”.
Nos enseña el Programa de
Mumiah que protege sobre el desespero y el impulso suicida. A veces, en este
tramo final, cuando tomamos conciencia de nuestras creaciones, decidimos no
aprovechar la semilla que aporta el fruto, decidimos, no continuar nuestro
proceso de crecimiento evolutivo. Desesperado, esto es, falto de esperanza,
falto de luz, decidimos abandonarnos en la oscuridad de los efectos causados
por nuestros errores y podemos llegar a poner fin a nuestras vidas, creyendo
que con esa medida, acabarán nuestros sufrimientos.
Muchos padres, cuando dan a
luz a sus hijos, deciden abandonarlo pues, piensan que son una pesada carga
para sus vidas. Haciendo esto, están negándose a cosechar su parte de luz. A
veces esa luz adquiere ropajes que no permiten su identificación y decidimos
abandonarlo todo. De este modo, estamos poniendo obstáculos a nuestro renacer.
Aquellos que se encuentren
en la fase Mumiah, se sentirán inspirados por este Ángel y tendrán la capacidad
para saber reconocer con plena nitidez las fuerzas que su receptor (mente)
recibe. Ello le facultará para poner orden y equilibrio allí, donde las fuerzas
se expresan alteradas.
¿Renacer?
Nos refiere Kabaleb sobre el
Ángel Mumiah:
“Las personas nacidas bajo la influencia de
Mumiah serán portadoras de Final; serán las trompetas anunciadoras de que un
ciclo se termina y que otro va a empezar. Lo que se termina, puede ser la vida,
una relación, un empleo, una militancia, una Fe...”.
Aprender cuándo una empresa
ha alcanzado su punto final, cuándo ha agotado las energías con las que comenzó,
es de suma importancia. ¿Os imagináis un embarazo que no tuviese fin? No,
verdad.
Cuando el árbol alcanza su
etapa de madurez y nos aporta sus frutos, nos invita a que disfrutemos de ellos
y que le ofrezcamos la posibilidad de emprender un nuevo ciclo.
Si no actuamos en ese
sentido, esos frutos caerán del árbol al suelo donde se pudrirán. En nuestro
quehacer humano, muchas veces actuamos de este modo, no sabemos cuándo recoger
la cosecha y cuando podar el árbol, para
permitirle emprender un nuevo proceso de crecimiento.
La experiencia del “renacer”
es vital y conlleva una lección implícita
que debemos conocer: la adaptación. Adaptarse es la clave de la
evolución. Tan sólo aquellos que consiguen ponerla en práctica, permiten que su
conciencia, se renueve una y otra vez.
¡Qué la Luz sea contigo!
Si deseas comunicarte con Mumiah,
te dejo un enlace donde comparto la
Plegaria y Exhorto elaborada, de una manera inspirada, por
Kabaleb.
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