domingo, 8 de julio de 2018

Ángeles Sanadores: Mitzrael (Dios que consuela a los oprimidos)

60. Mitzrael (Dios que consuela a los oprimidos)

Nombre Sagrado: Mem-Tsade-Reish-Aleph-Lamed.

Mitzrael pertenece al Coro de los Arcángeles, Ángeles al servicio del Séfira Hod-Razón-Verdad.
Por su vinculación sefirótica con la Esfera de Hod, donde expresa las  cualidades del Séfira Gueburah-Justicia, extrae la condición que le permite ser portador de la esencia llamada Reparación, entendiéndola como un elixir de curación.

Las aportaciones del Ángel Mitzrael, son las siguientes:

·         Curación de las enfermedades de la mente.
·         Liberación de los que nos persiguen.
·         Fidelidad y obediencia de los subordinados.
·         Reconocimiento del talento por parte de la sociedad.
·         Protege contra las insubordinaciones y concede larga vida.

Si con el Ángel Yeialel, establecíamos la relación nieto-abuelo, con Mitzrael, volvemos a tocar la relación hijo-padre y, decimos volvemos pues, ya tuvimos ocasión de analizar este patrón de fuerzas al estudiar al Ángel Rehael (39), cuya esencia llamamos Sumisión Filial.

Con Rehael, tuvimos ocasión de ver cómo el padre-Gueburah (Deseos), aportaba instrucciones a su hijo-Hod (Intelecto), con el propósito de que éste estableciese el guion necesario para que los mandatos de su padre se cumpliesen. La naturaleza emocional necesita la colaboración de la mente para poder ver cumplido sus deseos. Así que le transmite una instrucción envuelta en los ropajes de la seducción, con la intención de ganar nuestro interés y convencernos de que consiguiendo lo que nuestros deseos nos inspira, lograremos ser felices.
Pero ya vimos, que no siempre nuestra capacidad de razonar, acepta cumplir los deseos inspirados por nuestro Yo Emocional. Cuando esto ocurre, se producirá la insubordinación filial, y dará comienzo una lucha generacional como consecuencia de la falta de entendimiento entre padre-hijo.
Decíamos al estudiar a Rehael, que cuando la calidad de nuestras emociones se encontraba distorsionada e imponíamos a nuestra mente-hijo al cumplimiento de su mandato, ese estado de incoherencia interno, favorecía la aparición de enfermedades que afectaban a la mente.

Cuando Mitzrael entra en escena, la relación adquiere un matiz distinto, pues la voz cantante la lleva Hod-hijo, estamos en su Esfera de Conciencia. Por ello, será el hijo, el que le dicte al padre-Deseos, las normas de comportamiento.
En el proceso de canalización de la Energía Espiritual desde que nace, hasta que adquiere los ropajes físicos, es decir, hasta que se materializa, recorre un largo camino que pasa de ser un impulso de la voluntad (etapa del Fuego), transita por la región de los Deseos y Emociones (etapa de Agua) donde nos identificamos con ese impulso motor, amándolo y deseándolo, para posteriormente adentrarse a la región del Pensamiento Concreto (etapa Aire), donde la mente realiza el filtro necesario para comprender su naturaleza y establecer el guion apropiado, el escenario propicio para que el impulso pueda aterrizar y alcanzar la fase última, la de hacerse realidad.

Bien, este es el proceso de “ida”, es decir, del Fuego a la Tierra o lo que es lo mismo, desde la idea a la práctica. Pero, una vez que el impulso primigenio es experimentado, se produce el retorno de esa energía, pues todo retorna a su punto de origen.
En ese camino de vuelta, el primer plano que adquiere protagonismo es el del Pensamiento Concreto, donde Hod, realiza un papel esencial de “archivero”, es decir, extrae de nuestros registros de memoria y aprendizaje, la esencia destilada de la experiencia vivida y selecciona lo que es bueno para nuestro crecimiento evolutivo. Ese bagaje de experiencia, da lugar a la creencia, la cual dará lugar a un hábito y éste a su vez a un resultado.

Si nuestro hijo-Hod ha hecho los deberes correctamente y ha sacado buenas notas en sus estudios, tendremos a un “Licenciado”, al experto en el manejo de la disciplina. Ese conocimiento adquirido será transmitido al padre-Gueburah con el propósito de ganar sus “respetos”. ¿Qué hijo no se siente orgulloso cuando consigue aportar al padre los logros obtenidos? El hijo, le dirá al padre, que debe actualizar su visión de la vida. Le invitará a actualizarse, a adaptarse a los nuevos tiempos y le dará argumentos, donde podrá encontrar las claves para seguir evolucionando.

Si la relación entre Hod-Mercurio y Gueburah-Marte en la carta natal es armoniosa; si los grados de regencia zodiacales de Mitzrael recibe buenos aspectos de otros planetas, diremos que el mensaje del hijo-Hod, calará armoniosamente en el padre-Gueburah, llevándole a “reparar” los desórdenes generados emocionalmente. Podemos decir, que Mitzrael repara, restituye, el desorden generado en la etapa Rehael. Es por ello, que este Ángel nos ayuda a curar las enfermedades mentales.


¿Reparación?

Quizás muchos de vosotros ya conozca o haya oído hablar de la metodología conocida como Biodescodificación o Bioneuroemoción, la cual está siendo promovida por el IeBNE (Instituto Español de Bioneuroemoción) cuyo presidente es Enric Corbera. Aprovecho este espacio para recomendar la lectura de sus obras o la visión de sus conferencias en vídeos. Os dejo un enlace a su página web: https://www.bioneuroemocion.com/home/

Bien esta metodología, está estrechamente relacionada, en muchos de sus aspecto, con la influencia del Ángel Mitzrael, ya que su aplicación nos ofrece la vía para lograr despertar la conciencia sobre cuál es la causa que ha originado nuestro estado de enfermedad (incoherencia). Esa causa se encuentra en procesos emocionales no superados, no integrados armoniosamente a la conciencia, las cuales dan lugar a trastornos que somatiza el cuerpo físico. Se hace necesario “encontrar” la raíz del problema y repararlo.

Es en este sentido que Mitzrael nos ofrece su ayuda. Pero para ello, es preciso, como bien recoge Kabaleb: “la locura de nuestra inteligencia se verá reparada cuando se modifiquen las pautas de nuestra conducta emocional. La curación pasa por una toma de conciencia y por la rectificación de una conducta equivocada”.
En efecto, si no hemos tomado conciencia de nuestros errores, cuando vivamos el efecto de dichos errores, nos lamentaremos, nos veremos como víctimas y nos preguntaremos ¿por qué nos pasa lo que nos pasa?, cuando la pregunta correcta que deberíamos hacernos es: ¿para qué, vivimos esa experiencia?

La dinámica de desorden interno, se proyectará externamente y entonces, podríamos protagonizar la experiencia de que nuestro hijo tuviese mermada sus capacidades intelectuales. Esa será señal de que esa locura se ha generado antes en nuestro fuero interno.

¡Qué la Luz sea contigo!

Si deseas comunicarte con Mitzrael, te dejo un enlace donde comparto la Plegaria y Exhorto elaborada, de una manera inspirada, por Kabaleb.


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