LECCIÓN 73
Mi voluntad es que haya luz.
 1. Hoy vamos a examinar la voluntad
que compartes con Dios. 2Dicha voluntad no es lo mismo que los vanos
deseos del ego, de los cuales emanan las tinieblas y la nada. 3La
voluntad que compartes con Dios encierra dentro de sí todo el poder de la
creación. 4Los vanos deseos del ego no se pueden compartir y, por lo
tanto, no tienen poder alguno. 5Sus deseos no son infructuosos en el sentido de que pueden dar lugar a un
mundo de ilusiones en el cual puedes llegar a creer ciegamente. 6Desde
el punto de vista de la creación, no obstante, son ciertamente infructuosos,
pues no dan lugar a nada que sea real.
1. Hoy vamos a examinar la voluntad
que compartes con Dios. 2Dicha voluntad no es lo mismo que los vanos
deseos del ego, de los cuales emanan las tinieblas y la nada. 3La
voluntad que compartes con Dios encierra dentro de sí todo el poder de la
creación. 4Los vanos deseos del ego no se pueden compartir y, por lo
tanto, no tienen poder alguno. 5Sus deseos no son infructuosos en el sentido de que pueden dar lugar a un
mundo de ilusiones en el cual puedes llegar a creer ciegamente. 6Desde
el punto de vista de la creación, no obstante, son ciertamente infructuosos,
pues no dan lugar a nada que sea real.¿Qué me enseña esta lección?
Mi máximo anhelo es hacer la Voluntad del Padre. Con ello, expreso un estado de ser consciente de que soy Hijo de la Luz, una expresión expansiva de Dios. Soy y reconozco en mí esa Esencia Divina y como tal me pongo conscientemente a sus servicios.
Mi única Voluntad es que haya Luz, que el principio inteligible reine en el sueño que estamos soñando, e ilumine ese mundo oscuro e ilusorio disipando sus horrendas sombras.
Expresar la Luz es manifestar la Unidad, el Amor, la percepción verdadera. 
Expresar la Luz es llevar el perdón allí donde habíamos puesto el resentimiento y el miedo.
Hoy expreso mi Voluntad de que haya Luz. Hoy expreso mi Voluntad de compartir la Luz con mis hermanos.
Si hemos sido creados por Dios, podemos afirmar que somos Hijo de su Voluntad, y si esto es así, ¿cómo podemos actuar en contra de su Voluntad? Actuar de este modo, es decir, no hacer su Voluntad, sería negar lo que realmente somos y eso es precisamente el fundamento del ego.
Un Curso de Milagros nos dice a este respecto: "Crees que hacer lo opuesto a la Voluntad de Dios va a ser más beneficioso para ti. Crees también que es posible hacer lo opuesto a la Voluntad de Dios. Por lo tanto, crees que tienes ante ti una elección imposible, la cual es a la vez temible y deseable" (T-7.X.4:3-5).
“Cuando hayamos aprendido que nuestra voluntad es la de Dios, nuestra voluntad no dispondrá estar sin Él, tal como Su Voluntad no dispone estar sin nosotros. Esto es libertad y esto es dicha. Si nos negamos esto a nosotros mismos, le estaremos negando a Dios Su Reino, pues para eso fue para lo que Él nos creó” (T-8.II.6:4-6).
Jesús nos dice a través del Texto, "tu voluntad, es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a ella. Yo no puedo disponer lo que Dios no dispone. Puedo ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible, pero no puedo oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti" (T-8.IV.5:12-14).
Jesús unió su voluntad a la del Creador y ello le permitió recordar al espíritu y su verdadero propósito. Él, no puede hacer esa labor por nosotros, pero sí puede borrar todas las percepciones falsas de nuestra mente si se las ofrecemos, dicho de otro modo, Él no puede elegir por nosotros, pero sí puede ayudarnos a elegir correctamente.
Ejemplo-Guía: "Si mi voluntad es hacer la Voluntad de Dios, ¿por qué
estoy triste?"
¿No estaremos confundiendo la voluntad con el deseo?
La voluntad es el Principio Primigenio del Creador. Su Obra es un acto de Su Voluntad y, Su Obra, es la Filiación a la que pertenecemos. Por lo tanto, la voluntad, al igual que la verdad, está exenta de ilusiones. El mundo que hemos inventado, que hemos fabricado responde al impulso del deseo, y aunque la voluntad se encuentra en cada uno de nosotros, pues Dios la ubicó en nuestra mente, se encuentra dormida. Dios Mismo mantiene nuestra voluntad viva al transmitirla desde Su Mente a la nuestra mientras perdure el tiempo. El milagro mismo es un reflejo de esta unión de voluntades entre Padre e Hijo.Al elegir el deseo como la fuerza impulsora de la creación, lo que hicimos fue inventar, fabricar, un mundo que aprisionó nuestra voluntad, llevando a “contagiar” a nuestra mente con la falsa creencia en la separación y el pecado.
Recordemos lo que nos dice Un Curso de Milagros:
“Ante esta deprimente situación, el Espíritu Santo te recuerda dulcemente que estás triste porque no estás llevando a cabo tu función de co-creador con Dios, y, por lo tanto, te estás privando a ti mismo de felicidad. Esto no es algo que Dios haya decidido, sino que fuiste tú quien lo decidió así. Si tu mente pudiese estar en desacuerdo con la de Dios, lo que tu voluntad dispusiese no tendría sentido. Sin embargo, puesto que la Voluntad de Dios es inalterable, no es posible ningún conflicto de voluntades. Ésta es la enseñanza perfectamente congruente del Espíritu Santo. La creación, no la separación, es tu voluntad porque es también la Voluntad de Dios, y nada que se oponga a ella tiene sentido en absoluto. Al ser una obra perfecta, la Filiación sólo puede obrar con perfección, extendiendo la dicha en la que fue creada e identificándose con su Creador y Sus creaciones, sabiendo que son uno y lo mismo” (T-7.VI.13:1-7).
Ya tenemos las claves para reconocer la razón por la que, aun "deseando" hacer la voluntad de nuestro Padre, nos topamos con el amargo rostro de la tristeza.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿lo que estoy
deseando nos lleva a experimentar la separación? Si la respuesta es afirmativa,
ten por seguro de que tus deseos están usurpando la identidad de la voluntad y
de que estás fabricando un mundo ilusorio e irreal.
Si la respuesta es no, entonces, tus deseos te
llevarán a percibir un mundo acorde con la voluntad del Padre. Es cuando
podemos estar seguros, de que hemos recordado que somos un ser espiritual y
sabremos cuál es nuestra función, la de perdonar y amar.
¿Podrías estar triste cuando eres una fuente de amor? Imposible.
Reflexión: Tu voluntad, ¿te conduce hacia la luz o hacia la
oscuridad?

 
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