domingo, 14 de abril de 2024

Capítulo 7. II. La ley del Reino.

 II. La ley del Reino.

1. Curar es el único tipo de pensamiento en este mundo que se asemeja al Pensamiento de Dios, y por razón de los elementos que ambos tienen en común, el Pensamiento de Dios puede transfe­rirse fácilmente a él. 2Cuando un hermano se percibe a sí mismo enfermo, se está percibiendo como un ser incompleto, y, por ende, necesitado. 3Si tú también lo percibes así, lo estás viendo como si realmente no formase parte del Reino y se encontrase separado de él, con lo cual el Reino queda velado para ambos. 4La enfermedad y la separación no son de Dios, pero el Reino sí. 5Si enturbias el Reino estarás percibiendo lo que no es de Dios.

La enseñanza nos describe el acto de curar como un tipo de pensamiento en este mundo que se asemeja al Pensamiento de Dios. Desde este punto de vista, la curación es el efecto de alcanzar la percepción correcta, es decir, la visión de la unidad.

2. Curar es, por consiguiente, corregir la percepción de tu her­mano y la tuya compartiendo con él el Espíritu Santo. 2Esto os sitúa a ambos dentro del Reino y reinstaura la plenitud del mismo en vuestras mentes. 3Es también un reflejo de la creación porque unifica al aumentar e integra al extender. 4Lo que proyec­tas o extiendes es real para ti. 5Esta es una ley inmutable de la mente, tanto en este mundo como en el Reino. 6El contenido, sin embargo, es diferente en este mundo porque los pensamientos que dicha ley gobierna aquí son muy diferentes de los Pensa­mientos del Reino. 7Las leyes deben adaptarse a las circunstan­cias si es que han de mantener el orden. 8La característica más sobresaliente de las leyes de la mente, tal como operan en este mundo, es que al obedecerlas -y yo te aseguro que tienes que obedecerlas- puedes obtener resultados diametralmente opues­tos. 9Esto se debe a que dichas leyes han sido adaptadas a las circunstancias de este mundo, en el que parece posible obtener resultados diametralmente opuestos porque puedes responder a dos voces que se oponen entre sí.

Percibir a nuestro hermano desde la creencia en la separación es compartir con él la enfermedad. La verdadera curación requiere que tanto el sanador como el enfermo se encuentren en la misma sintonía mental, esta es, compartir la misma creencia en la unidad.

3. La ley que prevalece dentro del Reino se adapta fuera de él a la premisa: "Crees en lo que proyectas". 2Ésa es la manera en que enseña porque fuera del Reino es esencial aprender. 3Dicha manera de enseñar implica que aprenderás lo que eres de lo que has proyectado sobre los demás, y de lo que, por lo tanto, crees que ellos son. 4En el Reino ni se enseña ni se aprende porque en él no hay creencias. 5Tan sólo hay certeza. 6Dios y Sus Hijos, en la certeza de ser, saben que eres lo que extiendes. 7Esa expresión de la ley no se puede adaptar a nada porque es la ley de la creación. 8Dios Mismo creó la ley al crear mediante ella, 9y Sus Hijos, que crean de la misma manera que Él, la acatan de buen grado sabiendo que la expansión del Reino depende de ella, tal como de ella dependió su propia creación.

Cuando el Curso habla de curación, el mensaje va dirigido a las mentes que creen en el mundo de la percepción. La enfermedad no es posible en el Mundo de Dios, pues ese Mundo goza de la Plenitud y de la Dicha del Amor y de la Unidad. Es en el mundo de la percepción donde es necesario corregir la visión de la separación por la visión de la Unidad.

4. Para que las leyes puedan ser útiles tienen que comunicarse. 2En efecto, tienen que ser traducidas para aquellos que hablan distintos idiomas. 3Un buen traductor, no obstante, si bien tiene que alterar la forma de lo que traduce, jamás altera el significado. 4De hecho, su único propósito es cambiar la forma de modo que la traducción conserve el significado original. 5El Espíritu Santo es el traductor de las leyes de Dios para aquellos que no las entienden. 6Tú no podrías hacer eso por tu cuenta porque una mente en con­flicto no puede serle fiel a un solo significado, y, por lo tanto, altera el significado para conservar la forma.

Al ego, la Leyes de Dios basadas en el Amor, les produce miedo, pues aplicarlas significaría el final de su ilusoria existencia. El Espíritu Santo tiene la capacidad de traducir y adaptar las Leyes del Reino y hacerla comprensibles a las limitaciones de la mente perceptiva. 

5. El propósito del Espíritu Santo al traducir es exactamente el opuesto. 2Traduce únicamente para conservar -en todos los idio­mas y desde cualquier punto de vista- el significado original. 3Por consiguiente, se opone a la idea de que las diferencias en lo relativo a la forma sean significativas, subrayando siempre que esas diferencias no importan. 4El significado de su mensaje es siem­pre el mismo: lo único que importa es el significado. 5La ley de Dios que rige a la creación no entraña el uso de la verdad para convencer a Sus Hijos de la verdad. 6La extensión de la verdad que es la ley del Reino radica únicamente en el conocimiento de lo que es la verdad. 7Ésta es tu herencia y no tiene que aprenderse en absoluto, pero cuando te desheredaste a ti mismo te conver­tiste por necesidad en un alumno.

El significado del mensaje del Espíritu Santo no puede hablar a favor de la separación y del miedo. Su mensaje, independientemente del idioma en el que sea expresado, debe hablar del Amor y de la Unidad. Su mensaje es universal y eterno.

6. Nadie pone en duda la relación que existe entre el aprendizaje y la memoria. 2Es imposible aprender sin memoria, ya que lo que se aprende tiene que ser consistente para que sé pueda recordar. 3Por eso es por lo que la enseñanza del Espíritu Santo es una lección que enseña a recordar. 4Dije anteriormente que el Espíritu Santo enseña a recordar y a olvidar, pero olvidar sirve única­mente para que recuerdes de manera más consistente. 5Olvidas para poder recordar mejor. 6No entenderás Sus traducciones mientras sigas escuchando dos maneras de interpretarlas. 7Tienes por lo tanto, que olvidar o renunciar a una para poder enten­der la otra. 8Ésta es la única manera en que puedes aprender lo que es la consistencia, para que finalmente tú mismo puedas ser consistente.

Se trata de desaprender lo aprendido bajo las leyes del error, para volver a aprender lo correcto.

7. ¿Qué significado puede tener la perfecta consistencia del Reino para los que están confundidos? 2Es evidente que la confusión del alumno interfiere en su entendimiento de tal significado, y, por lo tanto, le impide apreciarlo. 3En el Reino no hay confusión porque sólo hay un significado. 4Este significado procede de Dios y es Dios. 5Puesto que es también lo que tú eres, es algo que compartes y extiendes tal como tu Creador lo hiciera. 6Esto no tiene que ser traducido porque se entiende perfectamente, pero sí necesita extensión porque significa extensión. 7La comunicación es perfectamente directa y está perfectamente unificada. 8Es com­pletamente libre porque nada discordante puede jamás infiltrarse en ella. 9Por eso es por lo que es el Reino de Dios. 10Le pertenece a Él y es, por lo tanto, como Él. 11Ésa es su realidad, y no hay nada que pueda afectarla.

Recordemos en este punto la enseñanza de la tercera lección del Espíritu Santo: "Mantente alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino". La confusión es el resultado de servir a dos señores a la vez. Debemos estar alerta en favor de Dios y de Su Reino, tan sólo así, lograremos entender las Leyes de Dios.

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