viernes, 26 de julio de 2024

Capítulo 13. IV. La función del tiempo (1ª parte).

IV. La función del tiempo (1ª parte).

 

1. Y ahora, la razón por la que tienes miedo de este curso debiera ser evidente. 2Pues éste es un curso acerca del amor, ya que es un curso acerca de ti. 3Se te ha dicho que tu función en este mundo es curar, y que tu función en el Cielo es crear. 4El ego te enseña que tu función en la tierra es destruir; y que no tienes ninguna función en el Cielo. 5Quiere, por lo tanto, destruirte aquí y ente­rrarte aquí, sin dejarte otra herencia que el polvo del que cree fuiste "creado". 6Mientras el ego se encuentra razonablemente satisfecho contigo de acuerdo con sus razonamientos te ofrece el olvido. 7Cuando se torna abiertamente despiadado, te ofrece el infierno. 

No puedo menos que rendirme a estas palabras. Reconocer las verdades que se recogen en ellas, me lleva a reconocer, igualmente, mi identidad. Es mi Espíritu, mi verdadero Ser, el que se siente plenamente identificado con ellas. De no ser así, tendría la evidencia de que mi mente sirve plenamente al ego, lo que, sin duda, me llevaría a no creer en ellas.

Sí, este curso es acerca de mí, y, acerca del resto de mis hermanos, con los que soy uno en la Santa Filiación. Esto es así, pues es el Amor el que mantiene unidas nuestras mentes a la de Dios. Mientras que nuestra mente perciba en nuestros hermanos, nuestro propio Ser, estaremos percibiendo correctamente y no estaremos permitiendo caer en la trampa que nos ofrece del ego, llevándonos al olvido de lo que realmente somos: Hijo de Dios. 

2. No obstante, ni el olvido ni el infierno te resultan tan inacepta­bles como el Cielo. 2Para ti el Cielo es el infierno y el olvido y crees que el verdadero Cielo es la mayor amenaza que podrías experimentar. 3Pues el infierno y el olvido son ideas que tú mismo inventaste, y estás resuelto a demostrar su realidad para así esta­blecer la tuya. 4Si se pone en duda su realidad crees que se pone en duda la tuya, 5pues crees que el ataque es tu realidad, y que tu destrucción es la prueba final de que tenías razón. 

El infierno y el olvido son los dos pilares que soportan el mundo fabricado e inventado por el ego. Dejar de creer en ellos, esto es, recordar que somos el Hijo de Dios unido a Su Fuente por lazos de Amor, hará que esos pilares se desmoronen y la falsa identidad del ego ceda su hegemonía a la identidad verdadera, el Espíritu. 

3. Dadas las circunstancias, ¿no sería más deseable estar equivo­cado, aparte del hecho de que, en efecto, lo estás? 2Aunque tal vez se podría argumentar que la muerte indica que antes hubo vida, nadie sostendría que prueba que la vida existe. 3Incluso la vida previa a la que la muerte parece señalar, habría sido inútil si tan sólo hubiese desembocado en la muerte y necesitase de ésta para probar que existió. 4Pones en duda el Cielo, pero no pones en duda la muerte. 5No obstante, podrías sanar y ser sanado si la pusieses en duda. 6Y aunque no sabes lo que es el Cielo, ¿no sería éste más deseable que la muerte? 7Has sido tan selectivo con res­pecto a lo que pones en duda como con respecto a lo que perci­bes. 8Una mente receptiva es mucho más honesta que eso. 

El ego pone en duda el Cielo porque no sabe lo que es. Si lo supiese no lo pondría en duda, pero de ser así, ese conocimiento significaría su desaparición, el reconocimiento de su falsedad, pues el Reino de los Cielos es la morada del Amor y, en él, no hay cabida para la creencia en la separación. 

4. El ego tiene una extraña noción del tiempo, y ésa podría muy bien ser la primera de sus nociones que empiezas a poner en duda. 2Para el ego el pasado es importantísimo, y, en última instancia, cree que es el único aspecto del tiempo que tiene signifi­cado. 3Recuerda que el hincapié que el ego hace en la culpabilidad le permite asegurar su continuidad al hacer que el futuro sea igual que el pasado, eludiendo de esa manera el presente. 4La noción de pagar por el pasado en el futuro hace que el pasado se vuelva el factor determinante del futuro, convirtiéndolos así en un continuo sin la intervención del presente. 5Pues el ego considera que el pre­sente es tan sólo una breve transición hacia el futuro, en la que lleva el pasado hasta el futuro al interpretar el presente en función del pasado. 

Aplicar esta enseñanza en nuestra existencia, nos llevaría a la liberación del karma, pues el karma se basa en la interpretación errónea del tiempo, en el que la causa de nuestro destino se encuentra en el pasado, mientras que el futuro se nos presenta como el escenario donde veremos el resultado, los efectos, de ese pasado.

Cuando me refiero que esta enseñanza nos ofrece la oportunidad de librarnos del karma, lo que estoy diciendo, es que la creencia en el pasado y en el futuro, es ilusoria, no es real, mientras que el presente, el ahora, sí lo es. Es en el presente donde podremos crear bajo la visión milagrosa, bajo los pensamientos milagrosos, es decir, podemos crear desde el perdón, desde el amor. Por esa razón, el milagro colapsa el tiempo, haciéndolo innecesario. Hacer innecesario el papel del tiempo, es liberador, por que el presente, el ahora, nos ofrece la opción de purificarnos, cambiando nuestra visión errónea, por la visión verdadera; la visión del ego, por la visión de Cristo, la visión de la crucifixión, por la visión de la Resurrección. 

5. El "ahora" no significa nada para el ego. 2El presente tan sólo le recuerda viejas heridas, y reacciona ante él como si fuera el pasado. 3El ego no puede tolerar que te liberes del pasado, y aunque el pasado ya pasó, el ego trata de proteger su propia imagen reaccionando como si el pasado todavía estuviese aquí. 4Dicta tus reacciones hacia aquellos con los que te encuentras en el presente tomando como punto de referencia el pasado, empañando así la realidad actual de aquellos. 5De hecho, si sigues los dictados del ego, reaccionarás. ante tu hermano como si se tratase de otra per­sona, y esto sin duda te impedirá conocerlo tal como es. 6Y recibi­rás mensajes de él basados en tu propio pasado, porque, al hacer que el pasado cobre realidad en el presente, no te permitirás a ti mismo abandonarlo. 7De este modo, te niegas a ti mismo el men­saje de liberación que cada uno de: tus hermanos te ofrecen ahora. 

Si hacemos realidad el pasado en nuestra mente, no podremos utilizar el inmenso poder que tiene el presente. Si continuamos pensando en términos de pasado, cuando vivimos el presente, el recuerdo de ese pasado contaminará el estado presente, impidiéndonos sanar ese recuerdo enfermo. Cada presente es un milagro, pues tan solo en el ahora podremos sanar nuestra naturaleza enferma por pensamientos que ya no están, dado que pertenecen al pasado, el cual ya no existe.  

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