viernes, 11 de diciembre de 2015

Interpretación Astro-Cabalística del Evangelio de Marcos: Trabajos de Aries (VIII)

CURACIÓN DE LA SUEGRA DE PEDRO (NETZAH)


29 Saliendo de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan.

No podemos evitar el quedar maravillados ante la inspiración y conocimientos transmitidos por el autor para hacernos llegar, de un modo tan natural, la dinámica que sigue la energía desde que nace como una misión en Kether, hasta alcanzar su meta, convirtiéndose en obra material en Malkuth, el último de los Diez Centros Sefiróticos.

En el punto anterior, como hemos visto, el impulso evangelizador Crístico alcanzó la estancia llamada Cafarnaúm y, penetrando en la sinagoga se expandió con el propósito de que todas nuestras tendencias emocionales recibiesen la Nueva Doctrina. Hemos conquistado un estado de unidad interior que prácticamente asegura el triunfo del propósito que nos moviliza; en este caso, dar vida al amor.

Pero, en este punto del camino, aún no hemos logrado la fase final de nuestro designio. Debemos seguir adelante, y salir de la sinagoga para conquistar la nueva etapa que nos aguarda. Debemos entender, con esta salida, el tránsito ineludible de pasar del estado de interiorización-pasividad al estado en el que exteriorizaremos, con el deseo de compartir, las energías que hemos madurado interiormente.

Marcos nos revela el camino que debemos tomar para llevar a cabo esa necesidad exteriorizadora; debemos ir a la casa de Simón y Andrés; y debemos hacerlo con Santiago y Juan. ¿Cuál es esa "casa" a la que hace referencia el cronista?

Como hemos visto en la dinámica de Gueburah, Jesucristo llamó para “trabajar” en su Obra a dos parejas de hermanos, los cuales, representando cada uno a un Elemento zodiacal, nos indicaban el Trabajo de armonización que el estado Jesús había logrado. Por un lado, había integrado las energías del Fuego y del Agua, representadas por Santiago y Juan, así como las de Aire y Tierra, representadas por Andrés y Simón-Pedro. Por lo tanto, estos Cuatro Apóstoles representan el Trabajo de Unidad alcanzado en la difícil empresa de conquistar el Mundo del Deseo.

Podríamos decir que, ellos significan el fruto de ese Trabajo, y como tal se recoge este pasaje en el Árbol Cabalístico ya que, el Séfira de la armonización, que expresa la etapa 2º He-fruto del Plano de Creación-Deseo es Netzah, Séfira al que se accede tras abandonar la Sinagoga-Tiphereth.

Netzah, cabalísticamente, es la puerta que nos permite el acceso a los Trabajos del Elemento Aire, los cuales se caracterizan por la labor de unificación y complementación

Podemos decir pues, que el impulso Crístico acaba de penetrar en la "tierra" de la Armonía y, en ella desplegará su poder: el Amor. Se trata de llevar a los demás esa cualidad concentrada en el Séfira Hochmah. Pero, también este proceso se desarrolla internamente; es decir, debemos lograr que la Luz Crística penetre en nuestro Cuerpo Etérico, el cual ejerce funciones vitalizadoras y energéticas que afectan muy directamente al Cuerpo Físico. Es por ello que, el cronista nos sitúa en una circunstancia muy especial, la enfermedad de la suegra de Simón Veamos que nos esta revelando Marcos con este pasaje:

Como ya hemos tenido ocasión de adelantar, cada uno de los Planos en los que se divide el Árbol Cabalístico está relacionado con uno de los Cuatro Cuerpos con los que evoluciona el Ego-Espíritu. La cosmogonía cabalística nos transmite que fue Binah-Jehová el rostro divino que se encargó de la fase ejecutiva del proceso creador; y si analizamos el nombre sagrado de Jehová-Yave, encontraremos las cuatro fases necesarias para llevar a cabo cualquier acto creador. Jehová = Yod, He, Vav, y 2º He-Yod, donde la primera fase, Yod, se interpreta como la semilla, el inicio, la siembra; la segunda fase, He, como la etapa interiorizadora, la tierra que recoge la semilla, la gestación; la tercera fase, Vav, como el proceso exteriorizador, el crecimiento, y por ultimo, la cuarta fase, 2º He-Yod, o la etapa de maduración, de los frutos, de materialización.

Si aplicamos cada una de estas fases al Árbol Cabalístico, estudiándolo por Planos, diremos que, el Plano Emanativo corresponde a la fase Yod; el Plano Creativo, a la fase He; el Plano de Formación a la fase Vav y el Plano de Acción, a la fase 2º He-Yod.

Es necesario establecer estas correspondencias para comprender por qué aparece la enfermedad en el pasaje correspondiente a Netzah. ¿Por qué es a la suegra de Pedro y no a la de Andrés, Santiago o Juan la que sufre de fiebres?, y sobre todo, ¿por qué se produce la curación inmediata, tras tomarla de la mano Jesús?

Hay que entender, siguiendo el significado que nos aporta el nombre sagrado de Jehová, que todo lo que aparece cristalizado en la fase 2º He-Plano de Acción como un efecto, se ha gestado previamente en los Planos-Fases precedentes. Por ello, diremos que, en verdad, la enfermedad encuentra su origen en un error producido en los niveles emanativos, emotivos o mentales.

Si, como hemos visto, el Plano de Formación esta en analogía con el Cuerpo Etérico, y este cuerpo ejerce funciones vitalizadoras en relación al Cuerpo Físico., es lógico pensar que, la enfermedad aparecerá antes en el Cuerpo Etérico que en el Material. Esta es la razón por la que los videntes y curanderos logran averiguar que se va a experimentar un tipo de enfermedad antes de que se manifieste en el cuerpo. Pero, ¿por qué aparece la enfermedad en esta etapa?

Lo que trata de transmitirnos Marcos es el efecto que ejerce la naturaleza Crística en el medio social -Elemento Aire, Netzah-. El amor posee propiedades curativas. Vibrar al nivel Crístico, al nivel de su Consciencia, significa que hemos alcanzado un estado que nos permitirá limpiar el Cuerpo Etérico donde se cristalizan las energías procedentes de los Planos Emanativos y de Creación. Si nuestros ideales son erróneos y movilizamos nuestros pensamientos de modo equivocado o, nuestros sentimientos son egoístas y oscuros, repercutirán en el Cuerpo Etérico donde alteraran el estado de las regiones correspondientes a esos Planos y afectarán, posteriormente, al Cuerpo Físico, alterando el órgano correspondiente que está en sintonía con el Plano donde hemos generado el error.

Cuando la energía baja al Plano de Formación nos revela que ha alcanzado la fase Vav en el proceso creativo y, cuando esto ocurre, alcanza un nivel muy cristalizado; es decir, es difícil de cambiar lo que durante un tiempo -fases Yod y He- hemos ido gestando. Por lo tanto, en el Cuerpo Etérico nos encontramos con los hábitos en una fase muy madura. Si las energías que hemos puesto en circulación son positivas, el hábito no será pernicioso para nuestra evolución. Lo contrario exigirá ser "curado" pues, su situación es similar a la enfermedad.

Ya vimos, al estudiar la dinámica de Tiphereth -Mundo del Deseo-, como aparecía una tendencia que se encontraba poseída. En verdad, estaba enferma por su impureza. En esta nueva etapa, aparece de nuevo la tendencia que se encuentra en la fase vieja, está necesitada de ser elevada, curada y para ello debemos poner en uso la Nueva Consciencia, la del Amor.

Por lo tanto, cuando hemos alcanzado la consciencia Crística, inmediatamente las tendencias que hay enfermas en nuestro interior, aquellos hábitos más cristalizados, deberán ser transcendidos por una dinámica natural. A partir de ese momento, la suegra, nuestra "suegra" interior, alcanzara la armonía.

¿Quién es esa suegra, y por qué la de Simón-Pedro?

Difícilmente pondríamos contestar esta cuestión si no tenemos conocimientos astrológicos. Simón, al que Jesús llamo Pedro y que sería elegido para ser la piedra angular de la Obra Crística, el guardián de las llaves del Templo, representa astrológicamente el arquetipo del signo Capricornio, la energía terrenal que daría lugar, con el tiempo, a las instituciones más sólidas de la sociedad, entre ellas, al poder y la autoridad eclesiásticas.

Si situamos a Pedro-Capricornio como si se tratase del primer signo, esto es, en el Ascendente, observamos que, en el sector astrológico donde encontramos referencias sobre la suegra, es decir, la madre de nuestro cónyuge o, lo que es lo mismo, la Casa IV (madre) a partir de la Casa VII (cónyuge), aparece el signo de Libra. No es casualidad, obviamente, que el signo de Libra exprese la dinámica que hemos estudiado con Netzah pues, representa la puerta de entrada del Elemento Aire donde se encuentra en este punto el impulso Crístico. Es la "tierra" del equilibrio y de la paz. Ahora comprenderemos que la enfermedad es una falta de armonía interna y que curarse es restaurar ese estado de unificación.

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