miércoles, 14 de febrero de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 45

LECCIÓN 45

Dios es la Mente con la que pienso.

1. La idea de hoy es la llave que te dará acceso a tus pensamientos reales, 2los cuales no tienen nada que ver con lo que piensas que piensas, de la misma manera en que nada de lo que piensas que ves guarda relación alguna con la visión. 3No existe ninguna relación entre lo que es real y lo que tú piensas que es real. 4Ni uno solo de los que según tú son tus pensamientos reales se parece en modo alguno a tus pensamientos reales. 5Nada de lo que piensas que ves guarda semejanza alguna con lo que la visión te mostrará.

2. Piensas con la Mente de Dios. 2Por lo tanto, compartes tus pensamientos con Él, de la misma forma en que Él comparte los Suyos contigo. 3Son los mismos pensamientos porque los piensa la misma Mente. 4Compartir es hacer de manera semejante o hacer lo mismo. 5Los pensamientos que piensas con la Mente de Dios no abandonan tu mente porque los pensamientos no abandonan su fuente. 6Por consiguiente, tus pensamientos están en la Mente de Dios, al igual que tú. 7Están en tu mente también, donde Él está. 8Tal como tú eres parte de Su Mente, así también tus pensamientos son parte de Su Mente.

3. ¿Dónde están, pues, tus pensamientos reales? 2Hoy intentaremos llegar a ellos. 3Tendremos que buscarlos en tu mente porque ahí es donde se encuentran. 4Aún tienen que estar ahí, ya que no pueden haber abandonado su fuente. 5Lo que la Mente de Dios ha pensado es eterno, al ser parte de la creación.

4. Nuestras tres sesiones de práctica de hoy, de cinco minutos cada una, seguirán el mismo modelo general que usamos al aplicar la idea de ayer. 2Intentaremos abandonar lo irreal y buscar lo real. 3Negaremos el mundo en favor de la verdad. 4No permitiremos que los pensamientos del mundo nos detengan. 5No dejaremos que las creencias del mundo nos digan que lo que Dios quiere que hagamos es imposible. 6En lugar de ello, trataremos de reconocer que sólo aquello que Dios quiere que hagamos es posible.

5. Trataremos asimismo de comprender que sólo lo que Dios quiere que hagamos es lo que nosotros queremos hacer. 2Y tam­bién trataremos de recordar que no podemos fracasar al hacer lo que Él quiere que hagamos. 3Tenemos hoy todas las razones del mundo para sentirnos seguros de que vamos a triunfar, 4pues ésa es la Voluntad de Dios.

6. Comienza los ejercicios de hoy repitiendo la idea para tus adentros  al mismo tiempo que cierras los ojos. 2Luego dedica unos cuantos minutos a pensar en ideas afines que procedan de ti, mientras mantienes la idea presente en tu mente. 3Una vez que hayas añadido cuatro o cinco de tus pensamientos a la idea, repite ésta otra vez mientras te dices a ti mismo suavemente:

4Mis pensamientos reales están en mi mente.
5Me gustaría encontrarlos.

6Trata luego de ir más allá de todos los pensamientos irreales que cubren la verdad en tu mente y de llegar a lo eterno.

7. Debajo de todos los pensamientos insensatos e ideas descabelladas con las que has abarrotado tu mente, se encuentran los pensamientos que pensaste con Dios en el principio. 2Están ahí en tu mente, ahora mismo, completamente inalterados. 3Siempre estarán en tu mente, tal como siempre lo han estado. 4Todo lo que has pensado desde entonces cambiará, pero los cimientos sobre los que eso descansa son absolutamente inmutables.

8. Hacia esos cimientos es adonde los ejercicios de hoy apuntan. 2Ahí es donde tu mente está unida a la Mente de Dios. 3Ahí es donde tus pensamientos son uno con los Suyos. 4Para este tipo de práctica sólo se necesita una cosa: que tu actitud hacia ella sea la misma que tendrías ante un altar consagrado en el Cielo a Dios el Padre y a Dios el Hijo. 5Pues tal es el lugar al que estás intentando llegar. 6Probablemente no puedes darte cuenta todavía de cuán alto estás intentando elevarte. 7Sin embargo, aun con el poco entendimiento que has adquirido hasta la fecha, deberías ser capaz de recordarte a ti mismo que esto no es un juego fútil, sino un ejercicio de santidad y un intento de alcanzar el Reino de los Cielos.

9. En las sesiones de práctica cortas de hoy, trata de recordar cuán importante es para ti comprender la santidad de la mente que piensa con Dios. 2Mientras repites la idea a lo largo del día, dedica uno o dos minutos a apreciar la santidad de tu mente. 3Deja a un lado, aunque sea brevemente, todos los pensamientos que son indignos de Aquel de Quien eres anfitrión. 4Y dale gracias por los pensamientos que Él está pensando contigo.

¿Qué me enseña esta lección?

Somos Hijos de Dios, creado en la expansión de Sí Mismo, en un acto creador de su Mente. Somos Imagen y Semejanza de Él, y en este sentido, nuestra manifestación se produce dentro de su seno. Es importante que tomemos consciencia de este hecho, de que nuestra mente y su Mente son una misma Mente. No estamos separados de nuestro creador, aunque sí es cierto de que tenemos la capacidad de crear por nosotros mismos, lo que no significa que se produzca esa separación, irreal, en la que se regocija el ego.

Aplicando la Ley de Analogía, vemos que cuando damos vida a un hijo, éste, en estado potencial, posee los mismos poderes creadores que el padre, aunque no es consciente de ello a esa temprana edad. Ese hijo está unido con los padres por lazos de sangre y por lazos de amor. El vínculo familiar trata de hacerle recordar su origen, su procedencia. Ocurre, que alcanzada la pubertad (apogeo del cuerpo emocional), el niño se siente poseedor de su poder creador y orienta su vida separándose de las directrices que le marcan sus padres. Sin embargo, jamás podrá separarse de su procedencia, de sus creadores.

Actualmente, permanecemos dormidos, con conciencia de separación de nuestro Ser. Vivimos sumidos en el miedo, en la culpa, en la enfermedad, y, justificamos estos efectos al considerarlos la única realidad posible.

Debemos recuperar la Consciencia de la Unidad y sentirnos parte de la Mente de Dios.

Tal vez te estés preguntando ¿cómo se recupera la consciencia de la unidad y cómo podemos sentirnos parte de la Mente de Dios?

Sin duda, esta cuestión nos invita a ver las cosas de otra manera, a ver las cosas desde una perspectiva distinta a como las vemos ahora, pues hemos fabricado un mundo de acuerdo a los pensamientos que se encuentran en nuestra mente y este mundo está fundamentado en la creencia en la separación y en la creencia en la temporalidad.

Dicha invitación supone un nuevo ejercicio de aprendizaje para nuestra mente, el de des-aprender, esto es, debemos desprendernos de todas y cada una de nuestras falsas creencias y en su lugar poner la creencia verdadera, la cual está basada en la certeza de que somos Hijos de Dios y que formamos una única Unidad en la Filiación.

Recordemos las enseñanzas que nos aporta UCDM, con respecto al origen de la creencia en la separación:

“La capacidad de extenderse es un aspecto fundamental de Dios que Él le dio a Su Hijo. En la creación, Dios Se extendió a Sí Mismo a Sus creaciones y les infundió la misma amorosa Volun­tad de crear que Él posee. No sólo fuiste plenamente creado, sino que fuiste creado perfecto. No existe vacuidad en ti. Debido a la semejanza que guardas con tu Creador eres creativo. Ningún Hijo de Dios puede perder esa facultad, ya que es inherente a lo que él es, pero puede usarla de forma inadecuada al proyectar. El uso inadecuado de la extensión -la proyección- tiene lugar cuando crees que existe en ti alguna carencia o vacuidad, y que puedes suplirla con tus propias ideas, en lugar de con la verdad. Este proceso comprende los siguientes pasos":

  • Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó.
  • Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imper­fecto o deficiente.
  • Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú.
  • Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación. (T-2.I.1:1-12)

Cada vez que elegimos, con nuestros pensamientos, ver desde la individualidad y creemos que podemos crear un mundo aparte del creado en la Unicidad por Dios, lo que estamos haciendo es adquirir la creencia que nos hará caer en el olvido de lo que realmente somos. Pongamos un ejemplo y veamos cómo actúa nuestra mente cuando se encuentra identificada con la separación.

 

Ejemplo-Guía: ¿Por qué no puedo controlar mis pensamientos oscuros?

Si nuestros pensamientos reales, los que compartimos con la Mente de Dios, fuesen oscuros, estaríamos afirmando que Dios tiene pensamientos oscuros. Y esa reflexión nos llevaría a perpetuar el error con el que nos acostumbra a discernir la mente dual.

Es importante que tomemos consciencia, de que los pensamientos que nos llevan a plantear cuestiones como la que estamos analizando en este ejemplo, no son pensamientos reales, sino fruto de la mente identificada con el mundo de la ilusión, donde impera la ley de la separación. Esa mente, cree que podemos tener pensamientos oscuros, y lo cree por la sencilla razón de que es su deseo y es su elección. Esa percepción debe su origen al deseo de ver de una manera determinada, a la que ya nos hemos referido, dando lugar a la individualidad. Esa es la razón por la que la vía de aprendizaje en el mundo físico está basada en la ley de causa y efecto. Vivo las experiencias en las que mi mente cree.

Conocer la dinámica con la que actúa nuestra mente, nos ayudará a utilizar ese mismo vehículo para dirigirlo hacia otro destino. Si nuestra voluntad nos lleva a ver las cosas de otra manera, tened por seguro, de que los pensamientos que hasta ahora nos han acompañado no cederán su hegemonía tan fácilmente. Esos pensamientos, que han adquirido la condición de hábitos, demandarán nuestra atención. A partir de ese punto, ¿qué debemos hacer para conseguir que no se conviertan en una tentación, en un obstáculo para alcanzar el estado de paz?

Tal vez estas palabras extraídas del Curso nos ayuden a dar respuesta a esta cuestión:

"El jardín del Edén -la condición que existía antes de la separación- era un estado mental en el que no se necesitaba nada. Cuando Adán dio oídos a "las mentiras de la serpiente", lo único que oyó fueron falsedades. Tú no tienes por qué continuar creyendo lo que no es verdad, a no ser que así lo elijas. Todo ello puede literalmente desaparecer en un abrir y cerrar de ojos porque no es más que una percepción falsa. Lo que se ve en sueños parece ser muy real. Lo que, es más, en la Biblia se menciona que sobre Adán se abatió un sueño profundo, mas no se hace referencia en ninguna parte a que haya despertado. El mundo no ha experimentado todavía ningún despertar o renacimiento completo. Un renacer así es imposible mientras sigas proyectando o creando falsamente. No obstante, la capacidad de extender tal como Dios te extendió Su Espíritu permanece todavía dentro de ti. En realidad, ésta es tu única alternativa, pues se te dio el libre albedrío para que te deleitaras creando lo perfecto” (T-2.I.3:1-10).

“Todo miedo se reduce, en última instancia, a la básica percepción errónea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios. Por supuesto, no puedes hacer eso, ni jamás pudiste haberlo hecho. En esto se basa el que puedas escaparte del miedo. Te liberas cuando aceptas la Expiación, lo cual te permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron. Sólo después del sueño profundo que se abatió sobre Adán pudo éste experimentar pesadillas. Si de repente se enciende una luz cuando alguien está teniendo un sueño aterrador, puede que inicialmente interprete la luz como parte de su sueño y tenga miedo de ella. Sin embargo, cuando despierte, la percibirá correctamente como su liberación del sueño, al que dejará entonces de atribuir realidad. Esta liberación no se basa en ilusiones. El conocimiento que ilumina no sólo te libera, sino que también te muestra claramente que eres libre" (T-2.1.4:1-9).

En definitiva, se trata de elegir. ¿Elegir qué? Elegir no prestar atención al pensamiento que nuestra mente interpreta como oscuro, pues de esta manera dejaremos de alimentarlo, dejaremos de darle valor o significado. No se trata de luchar contra él, pues hacerlo es la manera más evidente de creer en su realidad. El pensamiento si lo dejamos libremente se desvanecerá al no encontrar a su fiel aliado, el deseo.

Cuando nos encontramos viendo una película y compartimos los pensamientos de los actores, sabemos de su irrealidad, de su ficción, y ello nos permite no prestarle valor, al no creer en su realidad. Es cierto, que muchos de nosotros, nos metemos tanto en las películas que las vivimos como si fuesen reales. Lo importante, es entender que, tanto unos como otros, están eligiendo.

Cuando me llega un pensamiento no real, de los que interpretamos "tentadores", inmediatamente lo observo por un instante y elimino todo juicio sobre él. A partir de ese momento, lo deja marchar, y le doy las gracias por permitirme ser consciente de que soy el fabricante de dicho pensamiento y, ahora, elijo sustituirlo por un pensamiento real, el cual me permite tener la visión de mi divinidad.

Reflexión: ¿Qué pensamientos compartes con Dios?

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