viernes, 14 de noviembre de 2025

Capítulo 24. VII. El punto de encuentro (4ª parte).

VII. El punto de encuentro (4ª parte).

5. El Padre mantiene a salvo todo lo que creó, 2lo cual no se ve afectado por las falsas ideas que has inventado, debido a que tú no fuiste su creador. 3No permitas que tus absurdas fantasías te atemoricen. 4Lo que es inmortal no puede ser atacado y lo que es sólo temporal no tiene efectos. 5Únicamente el propósito que ves en ello tiene significado, y si éste es verdad, su seguridad está garantizada. 6Si no es verdad, no tiene propósito alguno, ni sirve como medio para nada. 7Cualquier cosa que se perciba como medio para la verdad comparte la santidad de ésta y descansa en una luz tan segura como la verdad misma. 8Esa luz no desaparecerá cuando ello se haya desvanecido. 9Su santo propósito le con­firió inmortalidad, encendiendo otra luz en el Cielo, que tus creaciones reconocen como un regalo procedente de ti: como una señal de que no te has olvidado de ellas.

Jesús inicia este punto anunciándonos que la creación verdadera está a salvo. Todo lo que Dios (el Padre) ha creado es eterno y no puede ser dañado ni alterado por nuestras ideas erróneas o ilusiones. Nuestras “fantasías” o pensamientos de miedo no afectan la realidad de lo que es inmortal.

Lo que es inmortal (lo creado por Dios, lo esencial) no puede ser atacado ni destruido. Lo que es temporal (nuestras ilusiones, miedos, deseos egoicos) no tiene efectos reales ni poder sobre lo verdadero.

El propósito es lo que da significado.  Las cosas solo tienen significado según el propósito que les damos. Si ese propósito está alineado con la verdad (el amor, la unidad, la paz), entonces está garantizada su seguridad y valor. Si el propósito no es verdadero, entonces carece de sentido y no sirve para nada real.

Jesús nos habla de los medios para la verdad y nos lleva a entender que todo lo que se utiliza como medio para la verdad (por ejemplo, el cuerpo, las relaciones, las palabras) comparte la santidad de la verdad misma y está protegido por esa luz. Esa “luz” (la verdad, el amor) no desaparece, aunque la forma externa cambie o desaparezca.

Cuando algo se utiliza con un propósito santo (amoroso, verdadero), ese propósito trasciende el tiempo y deja una huella eterna, como una “luz en el Cielo”. Las verdaderas creaciones (acciones, pensamientos, obras hechas desde el amor) reconocen ese regalo y lo reciben como señal de que no hemos olvidado nuestra verdadera naturaleza.

¿Cómo aplicar este punto?

No temas tus pensamientos o fantasías negativas: No pueden dañar lo que realmente eres ni lo que es eterno en ti.

Busca el propósito verdadero en lo que haces: Pregúntate si lo que haces, piensas o dices está alineado con la verdad y el amor. Si es así, tiene valor y permanece.

Confía en la protección de lo esencial: Lo que es verdadero en ti y en los demás está a salvo, más allá de cualquier ilusión o miedo.

Usa todo como medio para la verdad: Si usas tu vida, tus relaciones y tus recursos para expresar amor y verdad, todo eso se vuelve santo y deja una huella eterna.

Resumiendo este punto: El texto nos dice que todo lo que es creado por Dios (lo esencial, lo verdadero, lo inmortal) está completamente a salvo y no puede ser dañado por nuestras ideas erróneas, miedos o fantasías. Lo que es temporal (ilusiones, preocupaciones, deseos egoístas) no tiene efectos reales sobre lo eterno. El propósito que le damos a las cosas es lo que les da significado: si ese propósito es verdadero (amor, unidad, paz), entonces lo que hacemos tiene valor y permanece. Si no, carece de sentido. Todo lo que usamos como medio para la verdad se vuelve santo y deja una huella eterna.

Aplicación del Punto a un Conflicto Familiar:

El texto que estamos analizando nos recuerda que lo esencial y verdadero en nosotros (lo creado por Dios, según el lenguaje espiritual del pasaje) está a salvo y no puede ser dañado por pensamientos, miedos o ilusiones temporales. Lo importante es el propósito que damos a nuestras acciones y relaciones: si ese propósito es el amor, la unidad y la paz, lo que hacemos tiene valor y permanece.

Ejemplo práctico: Conflicto familiar.

Situación:
Imagina que tienes una discusión con un familiar (por ejemplo, un hermano, padre o hijo) por diferencias de opinión, expectativas o resentimientos pasados.


1. Reconoce lo esencial en la relación.

  • Reflexión: Aunque haya desacuerdo, la relación familiar tiene un valor esencial que no puede ser destruido por el conflicto. El amor y la conexión profunda siguen ahí, aunque estén ocultos por emociones temporales.
  • Ejemplo: En vez de centrarte en el enfado o la herida, recuerda que ambos comparten una esencia valiosa y que el vínculo familiar es más fuerte que cualquier discusión.

2. Cuestiona el propósito de tus acciones.

  • Reflexión: Pregúntate: ¿Qué propósito tiene mi actitud en este conflicto? ¿Busco tener razón, demostrar que soy mejor, o realmente quiero sanar y unir?
  • Ejemplo: Si tu propósito es demostrar que tienes razón, el conflicto se perpetúa. Si tu propósito es la reconciliación y el entendimiento, tus palabras y acciones cambian: escuchas más, juzgas menos, y buscas puntos en común.

3. Transforma el medio en algo santo.

  • Reflexión: Usa la situación como un medio para la verdad, es decir, para expresar amor, comprensión y perdón.
  • Ejemplo: En vez de responder con reproches, eliges hablar desde el corazón: “Entiendo que esto nos ha dolido a ambos. Me gustaría que pudiéramos encontrar una solución juntos.” Este cambio de enfoque convierte el conflicto en una oportunidad de crecimiento y sanación.

4. No temas los pensamientos negativos.

  • Reflexión: Los pensamientos de miedo, resentimiento o culpa son temporales y no pueden dañar la verdadera relación si eliges un propósito amoroso.
  • Ejemplo: Si sientes rencor, reconoce que es una emoción pasajera. Decide no actuar desde ese lugar, sino desde el deseo de restaurar la paz.

5. Deja una huella positiva y duradera.

  • Reflexión: Cuando eliges el amor y la unidad como propósito, tus acciones dejan una huella eterna en la relación.
  • Ejemplo: Después de resolver el conflicto con empatía y respeto, ambos sienten mayor confianza y cercanía. Ese acto de reconciliación permanece como un recuerdo valioso y fortalece el vínculo familiar.

Resumen: En un conflicto familiar, el mensaje del punto nos  invita a:

  • No dejarnos llevar por emociones o pensamientos temporales.
  • Buscar siempre el propósito verdadero: la paz, el amor y la unidad.
  • Usar el conflicto como una oportunidad para crecer y fortalecer la relación.
  • Recordar que lo esencial en la relación está a salvo y no puede ser destruido por el conflicto.

Algunas citas relevantes del Texto y del Libro de Ejercicios de UCDM relacionadas con la invulnerabilidad de la creación, la protección de lo esencial y el propósito verdadero:

“El Hijo de Dios es invulnerable. Lo que Dios creó no puede ser atacado, pues nada fuera de Él existe.” (T-8.VII.1:1-2)

“Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.” (T-In.2:2-4)

“El propósito es lo que le da significado a todo lo que ves. El propósito que tú le asignas es el que determina su valor para ti.”  (T-24.VII.6:1-2)

“El Espíritu Santo ve el cuerpo sólo como un medio de comunicación, y puesto que comunicar es unir, el cuerpo se convierte en un instrumento para unir a las mentes y para que dejen de percibirse como separadas.” (T-8.VII.2:1)

“El cuerpo es parte de la ilusión que ha ayudado a mantener oculto el hecho de que él mismo es algo ilusorio. El cuerpo desaparece al no tener tú ninguna necesidad de él, excepto la que el Espíritu Santo ve en él.” (L-pI.199.3:4-5)

“Sólo el propósito que le asignes a algo le da significado para ti.” (L-pI.25.1:1)

“Dios va conmigo dondequiera que yo voy.” (L-pI.41.1:1)

“Mi santidad envuelve todo lo que veo.” (L-pI.36.1:1)

“El Amor de Dios es mi sustento.” (L-pI.50.1:1) 

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