martes, 14 de noviembre de 2023

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 318

LECCIÓN 318

Yo soy el medio para la salvación, así como su fin.


1. En mí -el santo Hijo de Dios-se reconcilian todos los aspectos del plan celestial para la salvación del mundo. 2¿Qué podría estar en conflicto, cuando todos los aspectos comparten un mismo pro­pósito y una misma meta? 3¿Cómo podría haber un solo aspecto que estuviese separado o que tuviese mayor o menor importancia que los demás? 4Yo soy el medio por el que el Hijo de Dios se salva, porque el propósito de la salvación es encontrar la impeca­bilidad que Dios ubicó en mí. 5Fui creado como aquello tras lo cual ando en pos. 6Soy el objetivo que el mundo anda buscando. 7Soy el Hijo de Dios, Su único y eterno amor. 8Yo soy el medio para la salvación, así como su fin.

2. Permíteme hoy, Padre mío, asumir el papel que Tú me ofreces al pedirme que acepte la Expiación para mí mismo. 2Pues lo que de este modo se reconcilia en mí se reconcilia igualmente en Ti.


¿Qué me enseña esta lección? 

El Hijo de Dios, tras hacer uso de su poder de elección, se concibió como un ser pecador. Desde entonces, sus pasos se orientan en la búsqueda de la perfección, de la felicidad, los cuales le son negado, pues, una mente oscurecida por la visión del pecado, no puede comprender que la perfección y la felicidad ya forman parte de él, pues son aspectos de su condición espiritual.

La búsqueda de la perfección, conducirá al Hijo de Dios hacia el encuentro consigo mismo. Dejará de buscar fuera, lo que ya se encuentra en su interior. Descubrirá, que todo lo que vive externamente es la proyección de su mente y, entonces, no le quedará otro camino que verse como el principal actor del guion de su vida.

Aceptará, que nada externo a él, puede aportarle ni un solo ápice de felicidad, pues esa felicidad es un estado interno de su Ser.

Aceptará, que no es un ser pecaminoso. Admitirá, que su elección, tan sólo ha supuesto un acto de Voluntad, hacer uso del Atributo heredado por Su Creador y no un acto reprochable merecedor de ser condenado, ni castigado.

Descubrirá que nunca ha dejado de ser inocente, y asumirá, como su función en la vida, convertirse en el agente activo de la salvación, pues, él, tan sólo él, tiene la potestad de cambiar la visión de lo que realmente Es.

Hago consciente en mí, la Fuerza del Amor, como la única Fuerza que ha de permitirme recordar mi condición de Dios en formación.

Ejemplo-Guía: "¿Ser o hacer?

No lo niego, reconozco que durante mucho tiempo he creído que el plan de mi salvación me exigía hacer cosas buenas en el mundo; ayudar; prestar servicio; disponibilidad, etc. En definitiva, hacer lo que el mundo y sus voces me decían que tenía que hacer para ganar el cielo y alejarme del infierno.

Reconozco, igualmente, que esa "disciplina", en muchas ocasiones, se convertía en una pesada carga sobre mi conciencia. Una mala acción; un desinterés; una falta de servicio; una indisponibilidad, etc, eran motivos suficientes para hacerme sentir mal y llevarme a pensar que no era merecedor del Amor de Dios y de Su Perdón.

En esas idas y venidas, me he cruzado con muchos caminantes, con los que he compartido un mismo destino y a los que, al igual como yo, les sorprendía la visión de no estar a la altura de las expectativas. Acostumbraba a gesticular como el mundo quería que gesticulara para ser aceptado en el grupo de elegidos para alcanzar la meta perseguida. En esos momentos, no alcanzaba a comprender, que aquellos gestos, muchas veces, eran gestos vacíos, pues cuando lo que compartía no estaba a la altura de mis sentimientos, me atormentaba y acudía al autocastigo para satisfacer mi dolorida consciencia.

Cuando comprendí que no podemos dar lo que no tenemos, acepté mi verdadera realidad y presté más atención al hecho de "ser", antes que al hecho de "hacer". Comprendí que mis acciones debían estar en coherencia con mis pensamientos, pues de lo contrario estaría viviendo, internamente, un conflicto que tarde o temprano se proyectaba al exterior, llevándome a experimentar vivencias de incoherencia y de falta de armonía.

El sistema de pensamiento del ego, aboga por el deseo de ser especiales y para ello, utiliza su mejor arma, el cuerpo, al que le otorga el poder absoluto de su existencia. Cuanto más individuales nos percibamos, más especiales nos sentimos. Lograr ser especial nos exige utilizar las herramientas del mundo físico para demostrarnos nuestras capacidades, las cuales denominamos creadoras, pero en realidad, lo que hacemos es fabricar un realidad ilusoria basada en el error, en la irrealidad.

Lo que hacemos está  sujeto a las leyes de la temporalidad, luego son perecederas. Esta circunstancia se convierte en una fuente de miedo y de sufrimiento, pues persiguiendo el elixir de la eterna juventud, lo único que conseguimos es ahogarnos en nuestras frustraciones. 

En cambio, cuando apostamos por la expansión de lo que somos, siempre estamos dotando a nuestras creaciones de la esencia verdadera con la que hemos sido creados, el Amor. La Visión del Ser, es la Visión de Cristo, donde percibimos que todos hemos sido emanados de una misma Fuente, lo que nos hace hermanos en la Filiación de Dios.

Reflexión: ¿Qué otra condición, a parte del Amor, puede salvarnos?

1 comentario:

  1. Respeto por el compromiso de crear contenidos accesibles e inclusivos para todos los lectores.

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