lunes, 10 de noviembre de 2025

Capítulo 24. VI. Cómo escaparse del miedo (12ª parte).

 VI. Cómo escaparse del miedo (12ª parte).

13. Tú que crees que es más fácil ver el cuerpo de tu hermano que su santidad, asegúrate de que entiendes lo que dio lugar a ese juicio. 2Ahí es donde se oye claramente la voz del deseo de ser especial juzgando contra Cristo y estableciendo el objetivo que puedes alcanzar y lo que no puedes hacer. 3No olvides que ese juicio debe aplicarse igualmente a lo que haces con él en cuanto que aliado tuyo. 4Pero lo que haces a través de Cristo él no lo sabe. 5Para Cristo dicho juicio no tiene ningún sentido, pues sólo lo que la Voluntad de Su Padre dispone es posible y no hay ninguna otra alternativa que Él pueda ver. 6Y de Su absoluta falta de conflicto procede tu paz. 7Y de Su propósito, los medios para lograr fácilmente tu objetivo y hallar descanso.

¿Qué eliges, ver el cuerpo o ver la santidad?

El texto comienza señalando que solemos ver a los demás por su cuerpo, es decir, por su apariencia, errores, historia o limitaciones, en vez de reconocer su verdadera esencia espiritual (su santidad). Esto es una tendencia habitual del ego.

“El deseo de ser especial distorsiona la percepción”.   El juicio que hacemos sobre los demás proviene del deseo de ser especial, que es una voz interna del ego que busca la separación, la comparación y la diferencia. Cuando juzgas a tu hermano, en realidad estás escuchando esa voz que te dice que puedes alcanzar ciertos objetivos y que hay cosas que no puedes hacer, basadas en la separación y la limitación.

“El juicio se aplica a ambos”.  El texto recuerda que todo juicio que emites sobre tu hermano también se aplica a ti mismo. La percepción no es unilateral: lo que ves en el otro, lo refuerzas en ti.

“La visión de Cristo trasciende el juicio”.  Lo que haces a través de la visión espiritual (el Cristo en ti) no está limitado por el juicio del ego. Para Cristo, el juicio no tiene sentido, porque solo reconoce lo que la Voluntad de Dios dispone: la unidad, la santidad y la igualdad.

Lo que haces a través de la visión espiritual (el Cristo en ti) no está limitado por el juicio del ego. Para Cristo, el juicio no tiene sentido, porque solo reconoce lo que la Voluntad de Dios dispone: la unidad, la santidad y la igualdad.

“La paz viene de la ausencia de conflicto en la visión de Cristo”. La verdadera paz surge de la absoluta falta de conflicto en la visión de Cristo. Cuando eliges ver desde esa perspectiva, encuentras descanso y los medios para lograr tus objetivos espirituales se presentan fácilmente.

Resumen práctico:

Es más fácil ver los errores y limitaciones de los demás que su verdadera esencia, pero esto proviene del ego y el deseo de ser especial.

Todo juicio que emites sobre otro también te afecta a ti.

La visión espiritual (Cristo en ti) solo ve la verdad, la unidad y la santidad, y desde ahí surge la verdadera paz.

Al practicar esta visión, te liberas del conflicto y encuentras descanso.

¿Cómo practicar la visión espiritual diaria?

Practicar la visión espiritual diaria según Un Curso de Milagros (UCDM) significa entrenar tu mente para ver más allá de las apariencias, los errores y los cuerpos, y reconocer la santidad y la unidad en todos.

Aquí tienes un esquema sencillo y práctico para integrarlo en tu vida cotidiana:

1. Comienza el día con una intención.

Al despertar, dedica unos minutos a afirmar:

“Hoy elijo ver con los ojos del Cristo en mí. Estoy dispuesto a ver la santidad y la verdad en cada persona, más allá de las apariencias.”


2. Observa tus percepciones y juicios.

Durante el día, cuando notes que juzgas a alguien por su aspecto, errores o actitudes, haz una pausa y pregúntate:

  • ¿Estoy viendo solo el cuerpo o la historia de esta persona?
  • ¿Puedo elegir ver su esencia, su luz, su potencial?

3. Recuerda la igualdad y la unidad.

Afirma mentalmente:

“Lo que veo en mi hermano, lo refuerzo en mí. Elijo ver su santidad para reconocer la mía.”


4. Elige la visión espiritual en situaciones difíciles.

Cuando surja un conflicto o una emoción negativa hacia alguien, repite internamente:

“El Cristo en mí ve la santidad en ti. Elijo la paz y la comprensión en lugar del juicio.”


5. Practica el perdón.

Si te descubres atrapado en el juicio, no te castigues. Simplemente reconoce el error y elige de nuevo:

“Me perdono por este juicio. Elijo ver con los ojos del amor.”


6. Cierra el día con gratitud.

Antes de dormir, repasa tus interacciones y reconoce los momentos en que elegiste la visión espiritual, aunque fueran pequeños.
Agradece por tu disposición y por cada oportunidad de aprender.


Ejemplo práctico.

Si tienes un desacuerdo con alguien y te resulta más fácil ver su error que su valor, haz una pausa y repite:

“Elijo ver tu santidad más allá de las apariencias. Lo que veo en ti, lo refuerzo en mí.”   

No hay comentarios:

Publicar un comentario