jueves, 11 de diciembre de 2025

Capítulo 25. II. El que te salva de las tinieblas (3ª parte).

II. El que te salva de las tinieblas (3ª parte).


3. Mas ¿no es cierto también que aparte de esto has encontrado alguna esperanza, un cierto vislumbre -inconstante y variable, aunque levemente visible- de que está justificado tener esperan­zas basándote en razones que no son de este mundo? 2Sin embargo, tu esperanza de todavía poder encontrar esperanzas en este mundo te impide abandonar la infructuosa e imposible tarea que te impusiste a ti mismo. 3¿Cómo iba a tener sentido albergar la creencia fija de que hay razón para seguir buscando lo que nunca dio resultado, basándose en la idea de que de repente ten­drá éxito y te proporcionará lo que nunca antes te había propor­cionado?

Es evidente que el ego es obstinado y tiende a presentarnos trucos engañosos para mantenernos leales a sus creencias. Todos podemos dar testimonio de esto al observar nuestra resistencia a dejar de acatar su sistema de pensamiento.

El texto reconoce que, aunque ya hemos visto que buscar la felicidad solo en lo externo no funciona, a veces aún aparece una pequeña esperanza de que “esta vez sí” algo externo nos dará lo que buscamos. Sin embargo, esa esperanza nos mantiene atrapados en un ciclo que nunca termina bien. El mensaje es:

Deja de buscar fuera lo que solo puedes encontrar dentro.

Reconoce que la verdadera esperanza y satisfacción vienen de un cambio interior, no de circunstancias externas.

Una sugerencia para ayudarnos a cambiar la dirección de nuestra esperanza:

Detectemos la esperanza externa. Piensa en algo que hoy te genera expectativa o ansiedad (“Cuando consiga esto…”, “Si esa persona cambia…”, “Cuando pase tal cosa…”).

Reconozcamos el ciclo. Pregúntate:

  • ¿Cuántas veces he puesto mi esperanza en cosas externas antes?
  • ¿Me dieron la satisfacción duradera que buscaba?

Hagamos una pausa consciente. Respira profundo y di mentalmente:

  •  “Reconozco que buscar mi paz en lo externo nunca me dio lo que buscaba. Elijo mirar hacia adentro.”

Redirijamos nuestra esperanza. Imagina que recoges esa esperanza y la llevas de lo externo hacia tu interior. Puedes visualizar una luz que regresa a tu corazón.

Afirmemos la nueva elección. Repite:

  • “Mi verdadera esperanza está en mi interior. Elijo confiar en la paz y la plenitud que ya existen en mí.”

A continuación, veamos algunas citas relevantes de “Un Curso de Milagros” (UCDM), tanto del texto principal como del libro de ejercicios, relacionadas con el tema que estamos analizando: la búsqueda de satisfacción en lo externo y la verdadera paz interior.

Del Texto Principal:

“Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios” (T-In.2:2-4):  Esta frase resume la enseñanza central: solo lo eterno y verdadero (el espíritu) es real y fuente de paz.

“El mundo que ves no te ofrece nada que desees” (T-13.VII.1:1):  Nos recuerda que la satisfacción duradera no se encuentra en lo externo.

“La paz interior es la única meta que merece la pena alcanzar” (T-24.I.1:1):  Enfatiza que la verdadera meta es la paz interior, no los logros externos.

“No busques fuera de ti mismo. La búsqueda implica que hay algo que falta en ti, y que al encontrarlo, te completarás” (T-29.VII.1:7):  Invita a dejar de buscar la plenitud en lo externo y mirar hacia adentro.

Del Libro de Ejercicios:

“Busco únicamente lo que en verdad me pertenece”:  Lección 104. Nos anima a buscar solo la paz y la verdad que ya están en nuestro interior.

“No hay nada fuera de mí que pueda hacerme daño, ni tampoco nada fuera de mí que pueda darme paz.”:  Lección 70. Subraya que ni el daño ni la paz provienen del mundo externo.

“La paz de Dios brilla en mí ahora”:  Lección 188.  Afirma que la paz está disponible en nuestro interior en este mismo momento.

“No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”:  Lección 199. Recuerda que nuestra verdadera identidad es espiritual y libre, no limitada por lo externo.

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