Diálogo con el Ángel Ieiazel
- ¡No nos induzcas en
tentación…, sino libéranos del maligno!
- Me preguntas… ¿quién es el
maligno? ¿Acaso no le reconoces?
- No lo busques fuera de ti,
pues tan sólo verás la silueta de sombras a las que has dado vida desde tu
interior.
- El maligno, es el impulso
inagotable que te ha inspirado el deseo de individualidad…
- Ese deseo, te ha permitido
ver por ti mismo, pero, igualmente, ha colocado en tus ojos una venda que te
impide reconocer el rostro de tu creador.
- La tentación, es el canto de
sirenas que te invita a aprender, por ti mismo, por la vía del rigor, de la
experiencia.
- Es importante que sepas,
peregrino, que no debes sentirte culpable por quedar seducido de ese dulce
canto, pues gracias a él, cosecharás el saber del mundo.
- Pero ten presente, que al
igual que Ulises mandó a sus hombres a que lo ataran al mástil de su barco para
no ceder a las tentaciones de esos cánticos, tú peregrino, deberás saber decir
¡basta!, y de un golpe de timón, dirigir tu nave hacia nuevos mares, donde no
alcances a oír esas voces que te llevan, una y otra vez a ganar el pan de cada
día, con el sudor de tu frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario