La Caída V.
Traducción Convencional: “A
la mujer le dijo: “Multiplicaré los trabajos de tus preñeces; parirás con dolor
los hijos y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará”
Al hombre le dijo: “Por haber escuchado a tu
mujer, comiendo del árbol de que te prohibí comer, diciéndote no comas de él:
Por ti será maldita la tierra; con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu
vida; te dará espinas y abrojos y comerás de las hierbas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan
hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido tomado, ya que polvo eres
y al polvo volverás””.
Pasemos a
la traducción de Fabre d´Olivet: “Dirigiéndose
a Aisha, la facultad volitiva, le dijo multiplicaré el número de obstáculos
físicos de todas suertes, opuestos a la ejecución de tu deseos, aumentando al
mismo tiempo el número de tus concepciones mentales y de tus partos. Será con
trabajo y dolor que darás luz a tus producciones, y, llevada por tu
inclinación, te verás sujeta al imperio de tu principio intelectual, que te
dominará.
Y
al hombre universal, Adam, le dijo a continuación: Puesto que has prestado oído
a la voz de tu facultad volitiva y que te has alimentado de esa substancia de
la que te había recomendado expresamente que no te alimentaras, maldito sea el
elemento adámico, homogéneo y similar a ti, relativo a ti: con angustia te
verás forzado de alimentarte de él en todo los momentos de tu existencia.
Y
las producciones cortantes y las producciones incultas y desordenadas,
germinarán abundantemente para ti: te alimentarás de frutos acres y desecados
de la Naturaleza elementaria.
Te
alimentarás de ellos en la agitación continúa de tu espíritu, y hasta el momento de tu reintegración al Elemento
adámico, homogéneo y similar a ti: ya que, habiendo sido sacado de ese elemento,
y siendo una emanación espirituosa de él, así deberás reintegrarte a esa
emanación de espírituosa”.
Bien, con este pasaje
abordamos varios temas cuya interpretación convencional, nos han dejado legados
que nos han hecho muchísimo daño a lo largo de la historia. Me estoy
refiriendo, por un lado, a la imagen de un Dios “despiadado”, desprovisto de
uno de los principios que más proclama, el “perdón”, y por otro lado, a la
sentencia irracional asignada a la mujer, a la cual la subyuga al dominio de su
marido.
Creo que no es necesario
profundizar en los efectos de estas apreciaciones; una simple mirada a la
sociedad, nos aporta la cruel realidad, a la que han dado lugar.
El despertar de cada uno de
nosotros es un camino que se debe recorrer individualmente, aunque, es cierto,
existe la teoría de la “masa crítica”, que cuando se alcanza un número
suficiente de “almas despiertas”, se consigue el efecto deseado, sintonizar de
nuevo con el canal que ha de permitirnos restablecer nuestra relación directa
con Dios. Todos los caminos, nos llevan a Roma, dice el refrán, y si entendemos
que esa "capital" representa a nuestra Conciencia Espiritual, diremos que Todos
los caminos, no llevan al despertar de nuestra Identidad Espiritual.
Ese despertar, ha de
llevarnos a recuperar la verdadera identidad de nuestro Padre. ¿Cómo podemos
creer que nuestro Creador nos ha delegado al dolor, al castigo, al sufrimiento,
a la necesidad? ¿Cómo podemos concebir a un Dios que no perdona, que no ama?
¿Cómo podemos pensar que habiéndonos creados UNO, establezca diferencias entre
sus Hijos? ¿Dios, disponiendo dominios
de unos sobre otros? Espero que coincidáis conmigo, al menos, en estas
reflexiones. Pienso que si creemos en un Dios con esas características,
realmente estaremos permitiendo esos rasgos en nuestro propio comportamiento.
Desde el primer capítulo de
este estudio sobre el Génesis, hemos ido incorporando una visión esotérica,
cabalística, paralela a la interpretación convencional. Era totalmente
necesario hacerlo, si nuestro propósito era adentrarnos en el sentido
espiritual de esos pasajes. Esa visión, de la mano del erudito traductor Fabre
d´Olivet nos ha ofrecido la oportunidad de tener una visión nueva del Texto
Sagrado. En este pasaje debemos recurrir, una vez más a su traducción para
comprender la interpretación del mismo.
“Dirigiéndose
a Aisha, la facultad volitiva, le dijo multiplicaré el número de obstáculos
físicos de todas suertes, opuestos a la ejecución de tu deseos, aumentando al
mismo tiempo el número de tus concepciones mentales y de tus partos. Será con
trabajo y dolor que darás luz a tus producciones, y, llevada por tu
inclinación, te verás sujeta al imperio de tu principio intelectual, que te
dominará”.
Ya vimos en el capítulo
anterior, como Jehová se dirige a Aisha, el reflejo de Adam, es decir, el
espejo donde la Voluntad ve los resultados de sus acciones. La Ley Reguladora
de Jehová lleva implícita el modo en cómo debemos aplicar cada una de las
acciones para que, al final, se alcance el conocimiento correcto de cómo
debemos actuar. La violación de esa Ley, que como ya vimos, venía impulsada por
el “deseo insidioso” de conocer anticipadamente (Nahash), lleva a Aisha a comer
del fruto del Conocimiento cuando aún no era el momento. Ese acto sitúa a la
Humanidad fuera de la Ley; podríamos decir, que se desconecta de la frecuencia
divina y sintoniza el canal que le ofrecía un trato directo con Nahash
(Luciferes).
Esa “separación”, esa
desconexión era una ilusión creada por la voces de Nahash. Las vibraciones del
Cuerpo Físico y las impresiones recibidas a través del Mundo Material, lleva al
Hombre a adquirir una nueva identidad, a creerse un nuevo ser. Es el nacimiento
del ego. Esa nueva identidad, vinculada a una directriz nueva, la de los
Luciferes, le lleva a actuar según sus leyes. Ya no son las Leyes de Jehová.
Decíamos que la condición
propia de Aisha, reflejando en actos lo que el pensamiento emanaba, dio lugar a
la Ley de Causa y Efecto, es decir, Aisha, adoptando la condición de crear las
imágenes concretas vinculadas a las corrientes del pensamiento, se convierte en
la matrona que pare las realidades que hemos sido capaces de concebir
mentalmente. Cada una de esas concepciones, se convertirán en experiencias; si
el contenido de nuestros pensamientos se ha identificado con la Luz, Aisha,
dará partos sin dolor y sus criaturas tendrán el rostro de la divinidad, pues
aportarán un conocimiento elevado de la vida. Pero, no lo olvidemos, estamos en
el terreno de Nahash, donde como ya hemos visto, impera la división. Por lo
tanto, esa vinculación con la dualidad, hará que nuestros pensamientos sirvan
al error y Aisha parirá toda suerte de obstáculos físicos, con la intención de
darnos a conocer el fruto de nuestras concepciones mentales. Viendo nuestra
división personificada en el exterior, sentiremos la apetencia por volver a la
Unidad.
Transcribo a continuación, lo
recogido en la obra de Kabaleb –Curso de Interpretación Esotérica del Antiguo
Testamento- sobre este pasaje:
Notas de Fabre d´Olivet
acerca de la palabra que expresa “los obstáculos físicos de toda especie”.
“Esta palabra está compuesta por las letras Ayn-Tsade-Beith-Vav-Noun.
Fabre comenta: la palabra Ayn-Tsade-Beith, empleada dos veces en ese versículo,
merece una atención particular. Se levanta sobre dos raíces contactadas
Ayn-Tsade/Tsade-Beith. La, primera, Ayn-Tsade, es la misma que forma el nombre
de esta substancia misteriosa, cuyo uso ha sido prohibido al Hombre intelectual.
No es difícil de reconocer en ella la substancia sensible, corporal y, en general,
el emblema de todo lo que es físico, por oposición a todo lo que es espiritual.
La segunda, Tsade-Beith, encierra la idea de todo lo que se levanta como
obstáculo, se hincha con cólera, detiene, impide una cosa, se opone a ella con
esfuerzo, etc. Moisés emplea primero dicha palabra, después de haberle añadido
la sílaba extensiva Vav-Noun, queriendo indicar los obstáculos generales que se
opondrán a partir de ahora al despliegue de la Voluntad del Hombre intelectual
y que multiplicarán en él las concepciones, forzándolas a dividirse y a subdividirse
hasta el infinito. Se sirve después de la palabra simple Ayn-Tsade-Beith para
pintar la pena, el tormento, la angustia, que acompañarán las más mínimas
creaciones. Este escritor hieroglífico quiere dar a entender que la facultad
volitiva no hará pasar ya más las concepciones intelectuales de potencia en
acto, sin intermediario, sino que será sometida, por el contrario, a
desviaciones numerosas, a obstáculos de todas suertes, cuya resistencia sólo
podrá vencer a fuerza de trabajo y de tiempo.
No
necesito decir lo que los helenistas han visto que en ese versículo. Bastante
sabemos de qué manera las ideas de Moisés han sido materializadas por ellos, y
cómo la facultad volitiva habiendo sido transformada en una Mujer corporal, los
obstáculos físico opuestos al ejercicio de la voluntad, se han convertido en
los dolores que acompaña el parto”.
Fabre
nos advierte, igualmente, que la palabra Beith-Guimel-Yod-Mem no significa
simplemente un hijo, sino que caracteriza en general las producciones análogas
de un ser creador, cualquiera que sea.
Trabajo
y dolor son la consecuencia de su inclinación y no de una penalización por
parte de la divinidad. El Jehová interno le desvela al Hombre el intríngulis de
la dinámica en la que se ha metido al marginarse de las leyes de Yod-He-Vav-He.
Su inclinación la sujetará al imperio de su principio intelectual, que la
dominará, se dice en la traducción de Fabre, mientras que los traductores
convencionales ven en ese versículo el anuncio del dominio que ejercerá el
varón sobre la mujer. Ese es un punto sobre el que debemos meditar.
La
expresión “él dominará”, la describe Moisés con Yod-Mem-Schin-Lamed. Ya sabemos
que el Yod, la letra dominante en esa palabra, puesto que es la que engendra,
pertenece zodiacalmente al signo de Acuario, y sefiróticamente a Malkuth. Por
un lado rige la interiorización del Pensamiento Divino; por otro, la formación
del Pensamiento Humano de acuerdo con las experiencias materiales, puesto que
Malkuth representa nuestro mundo físico. Podemos decir que hay dos Yods, el de
arriba y el debajo, el Zodiacal y el Sefirótico, del mismo modo que las demás
letras tienen también dos aspectos, el divino-zodiacal y el humano-sefirótico.
En el comienzo de nuestras actuaciones humanas, es el Yod de abajo el que aparece;
es decir, elaboramos un Pensamiento Humano de acuerdo con las experiencias que
vivimos. En el faenar material, ese Pensamiento sube arriba y es confrontado
con el Pensamiento Divino, el de nuestro ego, ya que no en vano el Yod, que se
encuentra en el final de ciclo sefirótico, en Malkuth, es también la primera
letra del nuevo ciclo, regida por Kether. Al subir por la polea Sefirótica, el
Yod de abajo incorpora al Yod de arriba el Pensamiento que es conforme al discurrir universal, o sea
lo que realmente cabe en la Obra Divina, y el resto es tamizado al pasar por
los distintos Séfiras.
Lo
que dominará a Aisha, es decir a las Creaciones Humanas, no será el varón, sino
la Mente Material, la mente formada por las experiencias vividas en el mundo
físico: lo que solemos llamar el sentido práctico”.
El juicio condenatorio que
se le asigna a Dios sobre su Obra, también se dirige hacia Adam:
“Puesto que has prestado oído a la voz de
tu facultad volitiva y que te has alimentado de esa substancia de la que te
había recomendado expresamente que no te alimentaras, maldito sea el elemento
adámico, homogéneo y similar a ti, relativo a ti: con angustia te verás forzado
de alimentarte de él en todo los momentos de tu existencia…”
Ya lo hemos advertido, Aisha
ejecuta su papel reflejando nítidamente el contenido emanado por su compañero
Adam. El hombre no conoce el alcance de su voluntad hasta que esta no de sus
frutos en el mundo. Ese parto queda en manos de Aisha. Pero si tuviésemos que
identificar dónde está la causa del dolor, ¿dónde buscaríamos, en el dolor
mismo? En este sentido, si sufrimos una enfermedad, no podemos buscar las
causas que la ha producido estudiando el cuerpo donde se manifiesta, pues ese
cuerpo no tiene capacidad para enfermar, tan sólo de manifestar. Es en la
mente, donde debemos buscar la causa verdadera; es en la mente, donde emana
la voluntad. En su camino se adentrará en el plano de las emociones y se
identificará con la “división”, pierde su condición UNA. El elemento adámico se
“maldice”, se pone al servicio de Nahash; no es Dios quien establece esa
condición maldita, es nuestra capacidad de “elegir” la que nos lleva a
conectarnos con Nahash.
Cuando ese impulso alcanza la fase de materialización,
Aisha sentirá dolores de parto y los sentirá con dolor, pues la criatura que
gesta no responde a la Ley Natural. Cuando se produce el alumbramiento, seremos
testigos de la enfermedad, nuestro cuerpo sigue el guion impuesto por su “director”, la mente.
Es evidente, que esta relación de Causa y Efecto, no la reconocemos en nuestras
vidas y nuestros hospitales están saturados de pacientes, en espera de un remedio
que será pasajero, pues si no cambiamos la orientación de nuestros
pensamientos, nuestra Aisha volverá a quedar encinta y la escena se repetirá.
Qué diferente se ve ahora
este pasaje. Desde esta visión, vemos a un Jehová solícito, en espera de que
retornemos a su dinámica. Esa Ley nos invita a que utilicemos nuestra facultad
adámica y proyectemos nuestra semilla hacia la tierra que ha de darle cobijo y
amor. En ese encuentro, ha de producirse uno de los misterios más hermosos de
la creación, el feliz aliaje del Fuego y el Agua. Sí, hagamos que nuestros
Deseos y Emociones sientan Amor por lo Superior, por el Espíritu de la Unidad. Si así lo hacemos, si nuestros pensamientos y sentimientos colaboran al
unísono, veremos, como esa semilla, se convierte en una hermosa planta que al
crecer ofrecerá sus frutos; sí, ese fruto llegado a su hora, nos aportará el
Conocimiento y reconoceremos que lo sembrado era bueno, pues nuestra Aisha, no
ha sufrido en el parto, ha parido sin dolor, no nos hemos encontrados con
ninguna suerte de obstáculos físicos, todo lo contrario, hemos encontrado en
nuestro camino, señales y sincronicidades que nos han alumbrado. Sí, sin duda
alguna, esa criatura es un Ser de Dios.
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