domingo, 21 de abril de 2019

Génesis: "El Despertar del Ser" - 19ª parte -

La Caída IV.

Traducción Convencional: “Dijo, pues, Yavé Dios a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita serás entre todos los ganados y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida.
Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal”.

Pasemos a la traducción de Fabre d´Olivet: Y Jehová, el Ser de Seres, dijo a Nahash, ese vicio insidioso, esa pasión cupida: puesto que has causado esta desgracia, serás una pasión maldita en el seno de la especie animal y entre todo lo que vive en la naturaleza. Según tú inclinación tortuosa, obrarás bajamente y te alimentarás de exhalaciones elementales en todos los momentos de tu existencia.
Pondré una antipatía profunda entre ti, pasión cupida, y entre Aisha, la facultad volitiva; entre tus producciones y sus producciones. Las suyas comprimirán en ti el principio del Mal, y las tuyas comprimirán en ella las consecuencias de su falta”.

Este pasaje nos informa sobre un aspecto que no nos debe pasar inadvertido. Ya hemos dicho, que Nahash, la “serpiente”, representa a los rezagados de la Oleada de Vida Angélica, Entidades que pertenecían a otro Periodo de Manifestación y cuya evolución no estaba en manos del Dios creador de nuestro Sistema Solar. Podríamos decir, que esa “desvinculación” no permitiría a Elohim intervenir en el protagonismo adquirido por dichas Entidades.

Sin embargo, este pasaje no revela que Elohim sí tenía la capacidad de actuar y reconducir la acción de Nahash, y con ello, nos está indicando que en el Esquema Evolutivo, todo está relacionado entre sí y los Seres más evolucionados ayudan a los que se encuentran en un nivel inferior.

Los Luciferianos estaban más evolucionados que la Oleada de Vida Humana y su “participación” en los asuntos humanos, aunque ha supuesto una interferencia en los “planes” del Creador, sin duda alguna ha contribuido en el despertar de la conciencia al Mundo Material.

La Ley Reguladora establecida por Jehová, contempla respetar las distintas fases del Proceso Creador (Yod-He-Vav-He). Al mismo tiempo, el Adam Universal y Aisha, la Facultad Volitiva, eran portadores en su genética espiritual, del conflicto heredado del 2º Día de la Creación, el que dio lugar a la “división”. Ese “gen” o “Estado Condicionado”, se expresa principalmente en el Elemento Agua, es decir, en los Deseos, en las Emociones. Ya sabemos, que consecuencia de esa “herencia”, el Adam Universal, se divide, dando lugar a Aisha, su compañera, la cual tiene la facultad de revelar los efectos de su Voluntad.

La Ley Reguladora de Jehová, adopta la “imagen” del Árbol del Conocimiento del Bien o del Mal. La adquisición de ese “Conocimiento” se encuentra inscrito en la naturaleza espiritual de cada Ser, es por lo que se encuentra ubicado en el “Centro del Recinto Sagrado”.
Si Nahash, no hubiese aparecido en escena, la Humanidad habría seguido obedientemente el plan trazado y habría respetado las pautas establecidas. En ese clima paradisiaco, la Humanidad es Una con Dios y tiene acceso a su Totalidad. Esa situación es análoga a la que experimenta el feto durante el tiempo que se encuentra en el vientre materno.

Pero, existía cierta similitud entre Nahash y Aisha. Ambos, reflejaban la “división”. Nahash, los Luciferes, se habían negado a realizar los Trabajos de integración entre los Elementos Fuego y Agua. Decidieron quedarse en el Fuego y no trabajar con el Agua, que le exigía una adaptación a un Elemento Inferior. Podríamos decir, que tenían una deuda con el Elemento Agua, con las Emociones.
Aisha, por su parte, era el rostro femenino, el portador de ese “Agua”, donde el Fuego se refleja para “extenderse” y fecundar.

Tenemos pues a los Luciferes, necesitados de adquirir experiencias en el manejo del Agua y a Aisha, que se enfrenta a la experiencia del Mundo Físico, una “tierra” inhóspita y desconocida. Ambos se podían ayudar. Nahash, de estirpe Superior ofrece a Aisha ese “Conocimiento” del Bien y del Mal, pero he aquí, que Nahash era Fuego, era impulso creador que se había convertido en “vicio insidioso” en “pasión cupida”, en estímulo incontrolado y egoísta.

¿Hubo engaño? En todo caso, respuesta a una llamada. Quizás una tentación, pero, no podemos olvidar que somos Hijos de Dios, con capacidad de elegir. Aisha elige “conocer”. Y la consecuencia, fue inmediata. Dejo de estar conectado a Dios y me conecto a Lucifer y la experiencia del Mundo Material por vía del aprendizaje riguroso. Lucifer ha sido identificado como el “diablo”, término que se traduce como “separar” (diabolare).

La elección de Aisha ha quedado inscrita en el inconsciente colectivo de la Humanidad, como el acto que dio lugar a la “separación” con el Creador.

La “división” ha sido consumada. El Hombre abre sus ojos al mundo externo y lo hace movilizado por el uso incorrecto de la energía emocional. Ese “error” ha dado lugar a lo que se conoce como el “Pecado Original”. Pero la Ley Reguladora de Jehová establece un “método” distinto para alcanzar el Conocimiento de la Labor Creadora en el Mundo Material, es por lo que debe hacer oír su “Voz” y establecer su “Orden” con el propósito de evitar que el “mal” se perpetuase.

“…puesto que has causado esta desgracia, serás una pasión maldita en el seno de la especie animal y entre todo lo que vive en la naturaleza. Según tú inclinación tortuosa, obrarás bajamente y te alimentarás de exhalaciones elementales en todos los momentos de tu existencia”.

Jehová condena a Nahash a obrar bajamente, esto es, a no poder subir al Trono de la divinidad. La acción de Nahash quedaba así circunscrita a los bajos mundos, a los que el alimento divino no llega y que, por consiguiente, se ven abocados a la destrucción.

Te alimentarás de exhalaciones elementales dice la traducción de Fabre, el cual, en sus notas, dice que con esta expresión puede entenderse igualmente exhalaciones físicas, vapores, ilusiones corporales. El traductor está aludiendo al alimento procedente de las sobras de la mesa del Hombre, las Fuerzas Desperdiciadas, no integradas, por nosotros.

“Pondré una antipatía profunda entre ti, pasión cupida, y entre Aisha, la facultad volitiva; entre tus producciones y sus producciones. Las suyas comprimirán en ti el principio del Mal, y las tuyas comprimirán en ella las consecuencias de su falta”.

Esa antipatía a la que alude el texto sagrado, ya lo hemos adelantado, es la “maniobra” establecida por Jehová para garantizar que el Alma Humana no iba a quedar presa de la “ilusión” inspirada por Nahash. En efecto, la Ley Reguladora del Yod-He-Vav-He, hace que Aisha refleje en todo momento el impulso motor de Adam, un impulso que se orienta a “comer” del fruto que le ofrece Nahash y por lo que nos llevará a aprender por la vía del rigor. 

La situación es la siguiente. Desplegamos nuestra voluntad para llevar a cabo una acción. En ese momento, los Luciferes que se encuentran en nuestro interior, nos ofrecen la oportunidad de conseguir aquello que nos hemos propuesto de una forma inmediata. Si nuestros deseos elige escuchar esa propuesta, la Aisha interior, se pondrá en acción para hacer realidad la experiencia. Ocurre, que como no se ha respetado la Ley Reguladora, no se han respetado las fases necesarias para que aquello se alcanzase de un modo natural, el “Conocimiento” que de aportarnos esa acción se nos administrará por la vía del rigor. 

Aprendemos lo que tenemos que hacer, viendo los efectos a los que ha dado lugar nuestras acciones.

Esos efectos, vienen de la mano de Aisha, la cual, reflejando que nuestra voluntad servía al error, nos hace conocedores de la verdad. Esa es la antipatía a la que alude este texto. Mientras que Nahash se alimenta del error, Aisha, nos abre las puertas para que a través de él, alcancemos la luz.

Esa dinámica hace que la Imagen Perversa, la Obra Perversa, no pueda reproducirse. Sus producciones, las de la mujer, comprimirán, limitarán el principio del Mal.

Tal vez nos estemos preguntándonos, ¿por qué Jehová no impide a Nahash ejercer su influencia sobre el Hombre?


No puede hacerlo, precisamente porque debe respetar la naturaleza de Nahash. Es una Ley Cósmica. El Principio de la Voluntad es Sagrado y la Libertad hay que respetarla.

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