jueves, 11 de agosto de 2016

Cuento para Habuhiah: "Pagando deudas"

Los habitantes de la comarca de Lumar se sentían muy orgullosos de ser propietarios de aquellas fértiles tierras.

Nadie había visto jamás campos tan ricos y fecundos como aquellos.

Los mejores y más gustosos frutos crecían en los árboles de aquella región, y ninguna otra cosecha podía compararse a la que se recogía cada año en aquellas tierras.

Eran verdaderos artesanos de la agricultura. Amaban profundamente el campo y los espacios libre, donde gozaban de la gratitud que le otorgaba la naturaleza.

La salud y el bienestar era compartido por todos y aquella felicidad era para muchos una recompensa Divina.

En los jardines de palacio crecían y exhalaban las más bellas flores, y en ellos, pasaba las templadas tardes primaverales la hermosa princesa Violeta, que se embriagaba con la suave brisa de aquellas seductores aromas.

Sin embargo, en el Libro del Destino había una cuenta pendiente que Lumar y sus habitantes debían pagar, y había llegado la hora de hacerlo.

Cierto día, al atardecer, cuando el Sol cedía cortésmente su hegemonía en el firmamento a su amada Luna, una espesa nube cubrió por completo el cielo impidiendo que sus nítidos rayos llegasen a la tierra. La oscuridad llegó antes de tiempo y aquel hecho llamó la atención de los expertos conocedores de los símbolos de la naturaleza.
  • Debe ser una nube de polvo -replicó uno de ellos -.
  • Tal vez sea una bandada de pájaros, en este tiempo suelen emigrar de otras tierras -expresó un segundo-.
Pero no tardarían en salir de aquella incertidumbre, pues aquel extraño ruido vino a disipar sus dudas. Eran langostas, una terrible plaga de langostas. Eran tantas que habían oscurecido la tenue luz del Sol.

Aquello tan sólo podía significar una sola cosa, la devastación. No podían creerlo. Tantos esfuerzos, tantos sacrificios, para que en pocas horas todo quedase destruido por aquellos parásitos hambrientos.

Pero a pesar de sus muchos talentos, nadie pudo evitar que Lumar, la comarca más rica y próspera de cuantas se habían conocido, se convirtiera en un desolador desierto.

Al menos ellos sobrevivieron a aquella masacre, pero ¿durante cuánto tiempo? Habían perdido todo cuanto tenían. ¿De qué se alimentarían?.

En poco tiempo, aquellas preguntas encontraron respuestas. El hambre estaba azotando a aquel pueblo y ya eran muchos los hombres, mujeres y niños que estaban enfermos.

El rey de Lumar también sufrió en sus carnes aquella tragedia, su hija, la princesa, estaba muy enferma.

Tan solo les quedaba una única esperanza, consultar con el sabio Habuhiah, él conocía todos los secretos de la naturaleza.
  • ¿Cuál es la causa de esta desdicha sabio anciano? -preguntó con amargura el rey -.
  • Cada fruto tiene un árbol y cada árbol un tronco. Cada tronco una raíz y cada raíz una semilla -contestó el anciano -.
  • ¿Qué queréis decir con ello sabio Habuhiah?.
  • Debéis saber que esta devastación es solo el fruto, un fruto que hace mucho tiempo fue sembrado por vosotros en otra vida. Vosotros lo habéis olvidado, pero en la memoria de la naturaleza, todo está escrito, y yo la estoy leyendo. Es el pago por vuestra pasada ambición. Desolasteis las tierras de otros pueblos, pues erais un pueblo guerrero. Ahora debéis dar vida a los campos, pero debéis conocer el dolor que se siente cuando los esfuerzos se hacen vanos. A partir de ahora podréis trabajar de nuevo las tierras, vuestra deuda está pagada. Id tranquilo, pues vuestra hija, al igual que los demás, se salvará. Pero hacedle saber, cual fue su pasado mal, para que ninguno de ellos vuelva a errar.
Desde aquel día, el pueblo de Lumar trabajó con una nueva ilusión, pues sabían que el futuro estaba en sus manos y en éste, tan solo había amor por la tierra y por cuantos habitaban en ella.

Fin

1 comentario:

  1. me gustaría saber si tienen algo relacionado con la diabetes mellitus con las varices

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