
Cabalísticamente hablando,
la pluralidad encuentra su origen en el Séfira Binah. Este Centro de conciencia
es el regente, precisamente, del Plano de Formación donde se encuentran Netzah
y Hod.
La oración del Padre
Nuestro podría haber sido una plegaria íntima, en la que solicitáramos la Gracia
Divina en nuestros asuntos particulares, sin embargo, esto no es así. Desde que
emitimos la sentencia “Venga a nosotros tu Reino”, expresión en correspondencia
con Binah, estamos proclamando, que entendemos que ninguna evolución puede
darse a niveles individuales, que el alma humana, puede avanzar
individualmente, pero su vinculación con la Oleada de Vida a la que pertenece,
le invita a esperar a sus compañeros de ruta.
La oración del Padre
Nuestro, es una plegaria universal, y en este sentido debe expresarse su
contenido, con el propósito de vincular a la humanidad en el proceso
transmutador que persigue su contenido.
Netzah condiciona el “perdón
de las ofensas”, a la labor de Hod, es decir, a que se lleve a cabo la labor,
no siempre fácil, de perdonar a los que nos han ofendido.
Si Netzah, la
expresión del arte de combinar armoniosamente los opuestos, no contase con la
aportación de Hod, capacidad para discernir, difícilmente sabríamos reconocer
el trabajo a realizar. De igual modo ocurre, con la expresión que estamos
analizando. Difícilmente podremos dar lo que no tenemos. Si no hemos integrado
la armonía en nuestro interior, ¿cómo podremos reconocerla fuera?
Si no somos capaces
de perdonarnos internamente, difícilmente podremos perdonar externamente y
menos aún, pretender que nos perdonen. Por lo tanto, la clave se encuentra en
convertirnos en la “tierra propicia-Hod” en la que sembrar la “semilla de la
paz y de la armonía-Netzah”. Esta consumación, nos permitirá alcanzar el logro
perseguido, el Perdón.
Si queremos ser
víctimas del perdón, pensemos en términos de perdón. Hagamos que en nuestra
capacidad de comunicación, en la expresión de nuestros pensamientos, se manifieste
la evidencia de ese perdón.
Podríamos llevarnos
toda una vida emitiendo esta plegaria en el intento de conectar y despertar la
Gracia Divina, sin embargo, todos nuestros esfuerzos serán en vano, si en
nuestro maniobrar humano, en nuestras relaciones con nuestros hermanos de ruta,
somos incapaces de establecer vínculos de armonía…
“Perdóname Padre,
perdona nuestras ofensas…, pero no me pidas que perdone a los que me han
ofendido…, ellos son culpables del daño recibido”…, estas justificaciones,
forman parte del día a día…
Las nuevas creencias,
exige que se produzca el despertar de una nueva conciencia… Esa es la labor de
Hod…
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