martes, 10 de junio de 2025

Capítulo 21. I. La canción olvidada (3ª parte).

I. La canción olvidada (3ª parte).

6. Escucha... Tal vez puedas captar un leve atisbo de un estado inmemorial que no has olvidado del todo; tal vez sea un poco nebuloso, mas no te es totalmente desconocido: como una can­ción cuyo título olvidaste hace mucho tiempo, así como las cir­cunstancias en las que la oíste. 2No puedes acordarte de toda la canción, sino sólo de algunas notas de la melodía, no puedes asociarla con ninguna persona o lugar, ni con nada en particular. 3Pero esas pocas notas te bastan para recordar cuán bella era la canción, cuán maravilloso el paraje donde la escuchaste y cuánto amor sentiste por los que allí estaban escuchándola contigo.

Jesús nos evoca, a través del símil del recuerdo de una canción olvidada, el lazo de unión que nos mantiene unidos a la "Fuente" de la que hemos sido emanados, esto es, a nuestra divinidad. Esa melodía se encuentra contenida en nuestra mente recta, pues ha gozado de su visión al formar parte de la composición de cada una de sus notas.

Esa canción nos habla de la unidad, del amor, de la paz, de la felicidad, del gozo y de la dicha que hemos compartido formando parte de la Filiación.

Es tan solo un recuerdo, pues la hemos olvidado al elegir componer nuevas canciones donde su creación no gozaba de la totalidad del Ser sino tan solo de la parte que deseaba ser especial.

7. Las notas no son nada. 2Sin embargo, las has conservado, no por ellas mismas, sino con un dulce recordatorio de lo que te haría llorar si recordases cuán querido era para ti. 3Podrías acor­darte, pero tienes miedo, pues crees que perderías el mundo que desde entonces has aprendido a conocer. 4Sin embargo, sabes que nada en este mundo es ni la sombra de aquello que tanto amaste. 5Escucha y mira a ver si te acuerdas de una canción muy vieja que sabías hace mucho tiempo y que te era más preciada que cualquier otra melodía que te hayas enseñado a ti mismo desde entonces.

Añoramos la paz; sin embargo, nuestra música es estridente y escandalosa. Añoramos la felicidad; sin embargo, nuestra canción es tan especial que despierta la aversión y el odio en los demás. Añoramos el amor; sin embargo, la letra de nuestra melodía habla de pérdidas, de dolor, de sufrimiento, de miedo.

La música de las esferas es universal. Ha sido compuesta por los Ángeles y dirigida por el Creador. Cada una de sus notas es una vibración de amor y su compás es tan armonioso que despierta la conciencia que duerme, mostrándole el resplandeciente mundo de luz que es su verdadero Hogar.

8. Más allá del cuerpo, del sol y de las estrellas, más allá de todo lo que ves, y, sin embargo, en cierta forma familiar para ti, hay un arco de luz dorada que al contemplarlo se extiende hasta vol­verse un círculo enorme y luminoso. 2El círculo se llena de luz ante tus ojos. 3Sus bordes desaparecen, y lo que había dentro deja de estar contenido. 4La luz se expande y envuelve todo, exten­diéndose hasta el infinito y brillando eternamente sin interrupciones ni límites de ninguna clase. 5Dentro de ella todo está unido en una continuidad perfecta. 6Es imposible imaginar que pueda haber algo que no esté dentro de ella, pues no hay lugar del que esta luz esté ausente.

Libres del cuerpo y de su limitación, el Ser que somos ha despertado a la luz, a su verdadera esencia y sus ojos, ahora ven lo real, ahora forman parte de la unidad que constituye la Filiación. Ya no hay juicio ni condena. Ya no hay un mundo separado. Tan solo la visión que nos muestra la Mente Recta y Una. 

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