Trabajos
del 7º Día de la Creación.
Traducción Convencional: “Así fueron acabados los Cielos, y la
Tierra, y todo su cortejo. Y, rematada en el día sexto toda la obra que había
hecho, descansó Dios el día séptimo de cuanto hiciera; y bendijo el día séptimo y lo santificó, porque en él descansó Dios de cuanto había
creado y hecho. Este es el origen de los Cielos y la Tierra cuando fueron
Creados”.
Pasemos a la traducción de
Fabre d´Oliver: “Así,
debiendo cumplirse en acto, se cumplieron en potencia los Cielos y la Tierra,
así como la ley reguladora que debía presidir en sus desarrollos.
Y
el Ser de Seres, habiendo terminado en la séptima manifestación fenoménica, el
acto soberano que había concebido, volvió a su estado primitivo en ese séptimo
periodo, después de la entera realización de la obra divina que había
efectuado.
Es
por ello que bendijo, Él- los Dioses, esa séptima manifestación fenoménica, y
santificó para siempre la existencia simbólica, como siendo la época de su
retorno a su estado primitivo, después de la entera realización del acto
soberano del cual había creado el designio según su poder eficiente.
Tal
es la pauta a seguir de las generaciones de los Cielos y de la Tierra, según el
modo de su creación, en el día en que Jehová, Él- los Dioses, desplegando su
poder creador, hizo en principio los Cielos y la Tierra”.
Con este pasaje, nos
adentramos en el capítulo II del Génesis y con ello, abordaremos el guion
escrito para el 4º Día de la Creación, donde la Oleada de Vida Humana alcanza
su estado más denso. Podemos decir, utilizando terminología de la física
cuántica, que la energía ondulatoria se transforma en corpuscular, o lo que es
lo mismo, el germen del Cuerpo Físico se cristaliza, se condensa adquiriendo
forma material. Tendremos que acompañar a Adam en las aventuras y desventuras
que protagonizará en la Etapa Paradisiaca, pero ese episodio aún está por
llegar.
Antes de abordar los
Trabajos del “reino hominal”, de la Humanidad, dedicaremos este capítulo al
estudio del 7º Día de la Creación, donde como veremos, Elohim no descansaría,
sino que, como bien nos revela Fabre d´Olivet, “volvió a su estado primitivo”,
esto es, a su estado original.
Para comprender este
proceder, debemos hacer una indicación que considero esencial y reveladora. El
traductor nos hace referencia, por primera vez hasta ahora, de la presencia de
un nuevo “personaje”, Jehová: “Tal es la
pauta a seguir de las generaciones de los Cielos y de la Tierra, según el modo
de su creación, en el día en que Jehová, Él- los Dioses, desplegando su poder
creador, hizo en principio los Cielos y la Tierra”.
Ya he tenido ocasión de
explicar el profundo significado que encierra el nombre sagrado de Jehová
(Yod-He-Vav-He). Su papel esencial se resume en la idea de “Ley Reguladora”.
Jehová es el Rostro visible del Tercer Aspecto Divino y expresa la dinámica de
Binah-Inteligencia Activa. Como bien nos indica Fabre, Jehová establece las
pautas a seguir de las generaciones, es decir, establece las claves por las que
se regirá todo proceso creador. Estas claves, aunque ya las hemos visto en otro
punto de estas enseñanzas, la recordaremos:
El Yod, es la primera fase,
el primer acto y está en analogía con la Semilla, con la Voluntad y con el
Fuego-Luz. El He, es la segunda fase, el segundo acto y está en analogía con la
interiorización de la semilla en la tierra; con el Amor y con el Agua-Deseos.
El Vav, es la tercera fase, el tercer acto y está en analogía con la
exteriorización de la semilla en forma de planta; con la Ley y con el
Aire-Pensamiento. Y por último el 2º He, es la cuarta fase, el cuarto acto y
está en analogía con los frutos; con la Abundancia y con la Tierra-Materia.
Todo proceso creador debe
seguir estas pautas. Su alteración supondrá una violación de las Leyes
Naturales y la Ley de Causa-Efecto podrá en evidencia si estamos actuando
correctamente o no. “Por sus Obras los conoceréis”.
Cuando el cronista nos
indica que al 7º Día volvió a su estado primitivo, nos está indicando que retornó
al estado del 1º Día, antes de que dieran comienzo los Trabajos Creadores. Pero
claro, la situación es bien distinta, pues ya la “mecánica” se encuentra en
funcionamiento. El Creador, adquiere la condición de “Observador”, es decir,
contempla su creación y, sabedor de que debe ajustarse a la Ley Reguladora
(Jehová), esperará pacientemente de que su “Semilla”, enraíce en la tierra
dispuesta para ello, que se transforme en planta fértil y que dé sus frutos.
Esa es su labor. Él ha marcado la “ruta” que las diferentes Oleadas de Vida
deben seguir, en especial, la que emanó de Sí Mismo en el 1º Día, la Humanidad.
Tenemos que destacar algo
muy importante a la hora de entender la Ley Reguladora, y que aún no hemos
dicho. Al igual que el fruto encierra en si mismo una nueva semilla, El
Creador, ha contemplado que esa disponibilidad se encuentre implícita en la
dinámica del 2º He, convirtiéndose en un 2º He-Yod, es decir, en un fruto con
capacidad de iniciar un nuevo proceso creador.
La Obra, alcanzada ese 7º
Día, tiene esa condición renovadora. Sus Hijos, la Humanidad, tiene ese
proyecto implantado en su genética espiritual. Estamos llamados a ser el Fruto
de Dios y convertirnos en Dioses Creadores, con el propósito de dar continuidad
a la Evolución de nuestro Padre y a la nuestra propia.
Tenemos pues que Elohim
adopta el Rostro de Jehová y adopta su rol de “jefe” de la Organización. Ese “rostro”
regulador ya establece las condiciones que han de regir en la Organización.
Pero su función ti ene como cometido, enseñarnos a “crear”; digamos que se
trata de una asignatura que debemos integrar en nuestro aprendizaje, pero no se
trata de la única asignatura básica que debemos asimilar para adoptar la
condición de Seres Creadores.
Decíamos que Elohim-Jehová
es el Rostro de Binah-Inteligencia Activa y añadíamos que es el Tercer Aspecto
de la Trinidad Divina. El Segundo de estos Aspecto, es el Rostro de
Hochmah-Amor. Esa otra Columna que sustenta el Templo Divino, está escenificada
por la figura de Cristo. El último de los Aspecto está representado por Kether,
nuestro Padre. Así queda instituido las dos Sendas que nos llevan a conectar
con nuestro Hacedor: La Ley y el Amor.
Así resume Kabaleb, los
Trabajos realizados por el Creado,r alcanzado este punto: “Cuando en el 1º Día aparece el Creador, se encuentra con un haz de
materiales dispersos, materiales idóneos para la construcción de un universo.
Empieza por ordenarlos, poniendo de un lado todos los que pertenecen a un mismo
elemento, en este caso el Fuego. En un segundo periodo ordena los materiales-Agua
y aquí su empresa conoce la dificultad que ya hemos reseñado. En un tercer
periodo ordena el elemento Aire y como ya sólo quedaba un cuarto elemento, al
separar el tercero quedó automáticamente separado el cuarto. Como sea que todos
esos elementos deben colaborar entre sí en la realización de la Obra, establece
una Ley, un Reglamento, que ha de permitir coordinar la actuación de cada
elemento. Hecho esto, ya puede retirarse, porque el universo funcionará sin
necesidad de que lo empujen, del mismo modo que nuestras modernas maquinarias
se ponen en marcha en cuanto se las conecta a una fuente de energía y todo se
hace automáticamente, sin que el hombre tenga que intervenir. Pero en nuestras
fábricas robotizadas dejamos siempre un guardián por si la maquinaria falla.
Del mismo modo la divinidad, en el 7º Día, deja a Jehová para que recurramos a
él en caso de necesidad”.
A partir de aquí, ya podemos adentrarnos en los Trabajos prácticos que se están desarrollando en
nuestro presente y que dieron comienzo con el “personaje” llamado Adam.
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