viernes, 6 de junio de 2025

Capítulo 21. I. La canción olvidada (1ª parte).

I. La canción olvidada (1ª parte).

1. No te olvides nunca de que el mundo que "ven" los ciegos tiene que ser imaginario, pues desconocen el verdadero aspecto del mundo. 2Tienen que inferir lo que se puede ver basándose en datos que son siempre indirectos y reformular sus deducciones según tropiezan y se caen debido a lo que no reconocieron, o bien pasar sin sufrir daño alguno a través de puertas abiertas que ellos creían cerradas. 3Y lo mismo ocurre contigo. 4Tú no ves. 5Las indicaciones en las que te basas para llegar a tus conclusiones son erróneas, y por eso tropiezas y te caes encima de las piedras que no viste, sin darte cuenta de que puedes atravesar las puertas que, aunque creías que estaban cerradas, se encuentran abiertas para los ojos que no ven, esperando a darte la bienvenida.

Desde que nacemos se nos enseña que la capacidad de ver es una capacidad sensorial exclusiva del cuerpo físico. Esta enseñanza forma parte del sistema de pensamiento del ego, el cual sigue su fuente, lo que significa que se sustenta en el error original de la creencia en la separación. Dicha creencia es la causa que ha dado lugar a la identificación con el ego, cuyo símbolo identificativo es el cuerpo material.

Por lo tanto, ver o no ver es una función atribuida a esa falsa creencia.

Jesús nos muestra una puerta abierta a través de la cual nos brinda una enseñanza nueva: la verdadera visión de lo que realmente somos se encuentra en la mente y no en el cuerpo. Cuando la mente sirve a la luz, está sirviendo al Ser Espiritual que somos. Cuando la mente sirve a la oscuridad, está sirviendo a la falsa identidad del ego. La visión verdadera nos permite reconocer el lazo de amor que nos mantiene unidos junto a la Obra Creadora de Dios, la Filiación.

La visión sensorial o falsa visión nos muestra la presencia de cuerpos separados y nos lleva a juzgar el mundo como un agente que pone en peligro nuestra seguridad y que nos incita al ataque en un intento de poner fin a esa amenaza continua.

2. ¡Qué descabellado es tratar de juzgar aquello que simplemente se podría ver! 2No es necesario imaginar qué aspecto debe tener el mundo. 3Antes de que lo puedas reconocer como lo que es, tienes que verlo. 4Se te puede mostrar qué puertas están abiertas, para que así puedas ver dónde radica la seguridad, qué camino conduce las tinieblas y cuál a la luz. 5Los juicios siempre te darán indicaciones falsas, pero la visión te muestra por dónde ir. 6¿Por qué tratar de adivinarlo?

El juicio es el resultado de querer ver el mundo a nuestra manera, llevándonos a interpretarlo tal y como deseamos que sea. Cuando nuestra voluntad se alia con el deseo de ser especial, con el deseo de ser los artífices de nuestras creaciones, lo que realmente estamos haciendo es proclamar nuestra emancipación del Creador. Los efectos que ocasiona dicha elección son la pérdida de la verdadera visión que nos mantiene unidos a la Fuente que nos ha creado y a Su Creación. El amor es sustituido por la creencia en la separación, la cual dio origen al pecado, a la culpa y al dolor.

El juicio puso fin al Conocimiento directo con Dios. 

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