LECCIÓN 254
Que se acalle en mí toda voz que no sea la de Dios.
1.
Padre, hoy quiero oír sólo Tu Voz. 2Vengo
a Ti en el más profundo de los silencios para oír Tu Voz y recibir Tu Palabra. 3No
tengo otra oración que ésta: que me des la verdad. 4Y la verdad no es sino Tu Voluntad, que hoy
quiero compartir Contigo.
2.
Hoy no dejaremos que los pensamientos
del ego dirijan nuestras palabras o acciones. 2Cuando se presenten,
simplemente los observaremos con calma y luego los descartaremos. 3No
deseamos las consecuencias que nos acarrearían. 4Por lo tanto, no
elegimos conservarlos. 5Ahora se han acallado. 6Y en esa
quietud, santificada por Su Amor, Dios se comunica con nosotros y nos habla de
nuestra voluntad, pues hemos decidido recordarle.
¿Qué me enseña esta
lección?

Sí, nos encontramos en el camino. Nos hemos dado cuenta, de que hemos
estado buscando la felicidad en el lugar equivocado. Nos hemos dado cuenta, de
que la vida no puede ser sufrimiento, dolor, penalidades, castigos, luchas y
finalmente, la muerte.
Sí, nos encontramos en el camino. Nos hemos propuesto ver las cosas de
otra manera. Nos hemos propuesto, ver en nuestros hermanos, no el ropaje
físico, sino la verdadera Esencia que habita en él. Nos hemos propuesto,
perdonarnos y perdonar. Nos hemos propuesto renunciar a la visión errónea de la
separación, del pecado y sustituirla por la visión correcta de la Unidad y de
la Expiación.
Sí, nos encontramos en el camino. Nuestra propuesta es firme y, a pesar
de ello, aún dejamos que la voz agonizante del ego, intente ganar nuestra
atención reclamando su hegemonía, cuando en verdad, no tiene derecho alguno a
recibir la legítima herencia que el Padre tiene dispuesta para cuando Su
Verdadero Hijo, la reclame.
Hoy no dejaré que los pensamientos del ego dirijan mis palabras o
acciones. Permaneceré con “la Luz permanentemente encendida” para no dejarme
engañar por la ilusión, por la tentación. Apaciguaré ese murmullo rancio que
trata de ilusionarme y, en su lugar, prestaré mis oídos para recibir la
Verdadera Voz del Padre, el cual, me comunicará cuál es su Voluntad. Amén.
Ejemplo-Guía: "La fuerza del silencio"
Está todo dicho. Hoy no vamos a ocupar nuestra mente
con dilemas racionales, con cuestiones que nos distraigan con divagaciones
inútiles. Hoy vamos a practicar el silencio.
Está todo dicho. La Verdad, es una y sabemos dónde encontrarla, dónde gozarla,
pues ya forma parte de nosotros. Siempre lo ha hecho.
Está todo dicho. Disfruta del silencio. Hagámoslo consciente en nuestra
mente.
Más allá de la dimensión que parezca adquirir nuestras experiencias, tenemos el
poder de decidir, de elegir, a quién oír. Las voces del mundanal ruido no nos
satisfacen. Seguir sus "consejos" nos lleva al sufrimiento y al
dolor. En cambio, nuestra alma se funde en el gozo, cuando es la Voz del
Espíritu Santo la que nos guía. Silencio.
Silencio. Y observemos el mundo con la visión del que percibe la ficción de una
película. Nada es real. Nada tiene significado. Desde esa visión, el vocerío se
tornará en silencio y el silencio nos inundará de paz.
Está todo dicho. Silencio. Paz.
Reflexión: ¿Qué te aporta el silencio?
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